¿Qué lleva a una persona al suicidio por impulso?: «Puede desencadenarse con el consumo de alcohol»

SALUD MENTAL

El término, que se usa con poca frecuencia, hace referencia a las ideaciones de quitarse la vida que aparecen de manera repentina y sin planificación
07 jun 2025 . Actualizado a las 12:09 h.Enric Armengou, psiquiatra y voluntario en la línea de atención a la conducta suicida de la Fundación Vida y Esperanza, hablaba en este reportaje de la «carrera suicida». Una ruta que se inicia con ideas pesimistas, como el peso de la vida; que sigue discurre por el pensamiento de que «es mejor estar muerto», el cual soluciona con que «lo mejor es morir».
Un recorrido metafórico que se interrumpe, en muchos casos, con la intervención de una persona. El experto del 024 hacía referencia a la importancia de ganar margen cuando reciben una llamada: «Cuanto más tiempo consigas hablar con la persona, más probabilidades hay de que no se culmine el suicidio. La impulsividad, la desesperación, al conectar con otro que te escucha, es un elemento de prevención que se está demostrando como muy eficaz», contaba.
La imagen tradicional que todos atribuyen al suicidio es una conducta que progresa en intensidad desde la propia ideación, hasta la planificación e intento. Es una continuidad que ha servido como base en la prevención, ya que permite interrumpir la intención a tiempo. Sin embargo, no se ajusta a todas las realidades. Es el caso de los suicidios por impulso, una tipología que se caracteriza por ser repentino, en el sentido de que no transcurre mucho tiempo entre la ideación y el intento, ni ha sido objeto de extensa planificación.
Esta clasificación tiene una escasa presencia en la literatura científica. Por lo que dar una definición general es complicado. Algunos investigadores trataron de describirla y llegaron a la conclusión de que el suicidio impulsivo es aquel que sucede en menos de cinco minutos desde el inicio de la idea. Es más, teniendo en cuenta este criterio, otros estudios concluyeron que un 40 % de los suicidios son impulsivos. Con todo, todavía es complicado dar un marco temporal tan cerrado. Juan Carlos Pascual, miembro de la junta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm), reconoce que es un término al que se le da muy poco uso. «Es una conducta que suele aparecer en una situación de estado de ánimo negativo. Este riesgo aparece en personas muy impulsivas, sin que haya un cuadro depresivo o un trastorno psiquiátrico», señala el doctor.
En la ideación suicida más habitual suele haber una rumiación: «Hay una preparación cognitiva, es algo que se va pensando», apunta el experto, que añade: «La gran mayoría quedan abortadas, no se acaban contenido a pesar de que se haya pensado», indica. En cambio, en el suicidio impulsivo no se da esta evolución, carece de ideación y planificación. La emoción o la situación displacentera lleva a un gesto repentino de suicidio.
Dar un dato concreto sobre el porcentaje que supone sobre el total de los intentos es imposible, pero el profesional reconoce que en urgencias de psiquiatría ven casos que corresponden con esta impulsividad sin necesidad de que vaya de la mano con un trastorno psiquiátrico. «Lo podemos ver a raíz de un conflicto, de una discusión de pareja, de una frustración, que aparece la idea y el gesto suicida», puntualiza.
Dibujar un perfil típico es tarea imposible. Eso sí, es más habitual que se produzca en personas con rasgos de personalidad relacionados con una elevada emocionalidad, una mala gestión de las sensaciones displacenteras y mucha impulsividad. «Todo esto eleva el riesgo. Es decir, todos podemos enfadarnos con nuestra pareja, pero muy poca gente, en el contexto de una discusión, decide que no vale la pena vivir más», explica el doctor Pascual, que recuerda que el suicidio es una conducta dependiente del estado emocional. Nadie que se sienta feliz y contento piensa en el suicidio: «Sino que, cuando uno se siente fatal, viene la idea», apunta. Precisamente, es la combinación de emociones desagradables y de la impulsividad lo que puede explicar este tipo de conducta.
Mientras que el suicidio premeditado deja más tiempo a la intervención y se puede prevenir, esta tarea se complica en el más repentino. «Cuando hablamos de prevención, una de las características es tener un trastorno depresivo, tener antecedentes de psiquiatría y detectar algunos síntomas que aumentan, paulatinamente, el riesgo», señala el doctor. También son señales significativas que la persona verbalice las ganas de desaparecer, que comunique sentimientos de soledad, de aislamiento; que pierde el interés por sus aficiones, trabajo o estudios; que regale sus posesiones más preciadas, que corra riesgos innecesarios o que cierre asuntos que tenía pendientes, entre otros. Ahora bien, en el suicidio por impulso esto no tiene tiempo para evidenciarse. «Esa persona puede estar muy bien una hora antes, saliendo con su pareja a cenar y que, por ejemplo, con el consumo de alcohol o una discusión, se desencadene el gesto de suicidio», indica.
Así, predecirlo puede ser complicado, aunque existen huellas que pueden permitir que el entorno se adelante en algunos casos. «Habitualmente, una persona impulsiva, lo es en otras áreas, no solo en el intento de quitarse la vida. El consumo de tóxicos, o de alcohol, o que haya tenido episodios previos de pérdida de control, de conducta agresiva o de autolesiones», dice. Todo ello puede hacer ver que presenta un déficit en la autogestión.
Si bien nadie puede adivinar el pensamiento de otra persona, hay algunos sentimientos que son habitualmente descritos en la mayoría de individuos que tienen pensamientos suicidas y que pueden servir como señales de alerta. Se sienten incapaces de superar el dolor, de pensar claramente, de ver alternativas, de tomar decisiones, de escapar de la tristeza o de imaginar un futuro sin sufrimiento, entre otras. Ideas, todas ellas, que pueden aparecer en el día a día de cualquier persona sin necesidad de que haya una intención suicida. Precisamente, para esta, suele ser relevante la interacción con factores de riesgo.
Los últimos datos en España
Según el Observatorio del Suicidio en España, y con datos aportados por el INE, desde el 2008 es la primera vez que la caídas accidentales superan a los suicidios como causa externa de muerte. Se registraron 111 suicidios menos que en el 2022. En concreto, se produjeron 4.116, o lo que es lo mismo, algo más de once suicidios al día. De estos, un 74 % fueron hombres (3.044) y un 26 %, mujeres (1.072). España registra una media de 8,5 por cada 100.000 habitantes, cifra que superan — por orden— Asturias, Galicia, Canarias, Navarra, Andalucía, La Rioja y la Comunidad Valenciana.
024. Línea de atención a la conducta suicida.