Marina Díaz, psiquiatra: «Los jóvenes deben saber que en las redes sociales se usan filtros de belleza y se modifican las fotografías»
SALUD MENTAL
La presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental analiza el auge de la medicina estética en el grupo de población de 18 a 24 años
12 nov 2024 . Actualizado a las 16:57 h.La autoestima, la inseguridad y el deseo de un aspecto diferente juegan un papel fundamental a la hora de someterse a un procedimiento estético. Según la Sociedad Española de Medicina Estética, los pacientes más jóvenes —de 16 a 24 años— han pasado de representar el 14 % de los usuarios al 20 %. Por otra parte, y a nivel general, los cinco tratamientos más demandados en el 2023 fueron Láser IPL, empleado en la eliminación de manchas, entre otros; inyectables como ácido hialurónico; mesoterapia, destinado al abordaje de zonas con celulitis y grasa localizada; PRP, concentrado de plaquetas para el rejuvenecimiento facial y la estimulación capilar; y la toxina botulínica.
A la comunidad de especialistas, preocupa especialmente el uso que puedan hacer los más jóvenes, influenciados por un canon estético visto en las redes sociales que —alertan— no siempre se ajusta a la realidad. La doctora Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, analiza los factores intrínsecos y extrínsecos que llevan a ello.
—¿Cómo impactan las redes sociales en los jóvenes y en lo que, para ellos, es belleza?
—Influyen mucho. Primero porque los jóvenes pasan muchas horas en las redes sociales y, precisamente, en las que ellos manejan — Instagram y Tiktok— hay mucha prevalencia de contenidos que realzan los aspectos físicos y la belleza física del ser humano. Además, con influencers, toda esta exposición física se acompaña de publicidad de clínicas estéticas, tratamientos y métodos para conseguir ese aspecto ideal. Por otra parte, los jóvenes tienen que entender que no existe y que en internet se utilizan filtros, se modifican las fotografías y, al final, intentar llegar a una expectativa que o bien está distorsionada en comparación a la realidad o bien no existe.
—¿Se equipara un valor estético al éxito?
—Efectivamente. Asocian la perfección corporal con el éxito personal y con el valor personal, cuando es algo equivocado y que les conduce a sentimientos de baja autoestima, de inestabilidad emocional, a ansiedad y a enfermedades como pueden ser los trastornos de conducta alimentaria, la anorexia o la bulimia nerviosa. Al final, intentan ser lo que no son y eso les produce un vacío interior que pone en riesgo de padecer trastornos mentales.
—¿Las intervenciones que se llevan a cabo en la etapa de adulto joven se pueden basar en ideas de la etapa adolescente?
—Sí. Se va gestando en la adolescencia y cuando tienen un cierto poder económico, es decir, se incorporan al mercado laboral y tienen ingresos, los dirigen a estos retoques o modificaciones estéticas. También es verdad que se ha puesto de moda que al cumplir 18 años, muchas familias les regalen una de estas intervenciones; lo cual es demencial, porque es una edad en la que todavía ni el aspecto físico ni el individuo se han acabado de construir, así que de alguna manera, se está dando a entender que no es suficientemente válido como es. Y cuando la identidad se está construyendo hacer un regalo de estas características puede ser un riesgo para alterar la construcción de la identidad de la persona.
—En ocasiones se habla de abuso y de exceder los tiempos en las intervenciones porque, a ojos del usuario, el efecto ya no se observa. ¿Cómo juega la mente con la percepción?
—Al final, la alteración de la identidad te da una alteración de la propia percepción de la imagen. Esa alteración de la percepción de la imagen que viene de la inseguridad personal hace que al final la inseguridad siga existiendo a pesar de los retoques que te hagas. Donde hay que trabajar es en esa inseguridad; dan igual los retoques, lo que uno tiene que construir es una identidad sólida para relacionarse consigo mismo y con los demás, que nada tiene que ver con el aspecto externo.
—¿Hay más o menos problemas de autoestima a edades tempranas?
—En la etapa joven, todo el mundo es más vulnerable, pues es un momento de cambio, de elecciones, de llegar a la edad adulta y empezar a relacionarte más con tus pares y con menos cuidado de los progenitores. Pero sí que es verdad que en esta época, diferentes aspectos sociales también pueden estar contribuyendo a que esta inseguridad sea mayor. De ahí, esa mayor prevalencia que estamos viendo en jóvenes de trastornos impulsivos, alteraciones de la personalidad, trastornos de la conducta alimentaria, depresión o ansiedad.