Daniel Goleman, psicólogo de Harvard: «Lo que indica quién va a destacar sobre el resto es la inteligencia emocional»
SALUD MENTAL
El experto explica cómo la inteligecia emocional ayuda a alcanzar lo que él denomina un «estado óptimo» en el que los factores externos no pueden afectarnos de manera negativa y somos más productivos
16 feb 2024 . Actualizado a las 13:45 h.Mundialmente conocido por su libro Inteligenica emocional, éxito mundial publicado hace 25 años con más de cinco millones de ejemplares vendidos, el psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard Daniel Goleman es uno de los autores más importantes en esta temática. La inteligencia emocional es, para él, una variable mucho más determinante para la trayectoria vital de una persona que otros tipos de inteligencia. «Lo que muestran los datos es que si bien el cociente intelectual puede predecir a qué profesiones puede acceder una persona, una vez llegue ahí, será igual de inteligente que el resto. Por lo tanto, lo que indica quién va a destacar o quién puede convertirse en un líder es la inteligencia emocional», señala.
Pero ¿qué es la inteligencia emocional? ¿De qué manera, exactamente, nos ayuda a alcanzar nuestro máximo potencial en la vida? Estas son algunas de las preguntas que Goleman explora en Óptimo (Kairós, 2024), el nuevo libro que coescribió junto al doctor en psicología de la Universidad de Yale Cary Cherniss. En esas páginas, los expertos explican que existe un estado óptimo al que todos podemos llegar para hacer que todos nuestros días se parezcan un poco más al mejor de nuestra vida, en términos de bienestar y de rendimiento.
Qué es la inteligencia emocional
La empatía, la capacidad de escucha y el conocimiento de las emociones son algunos de los aspectos que constituyen este tipo de inteligencia, una herramienta que puede ser entrenada para mejorar la trayectoria de nuestras relaciones personales y laborales, el rendimiento académico y deportivo y, en definitiva, la calidad de nuestra vida.
En pocas palabras, la inteligencia emocional consiste, precisamente, en «ser inteligentes acerca de nuestras emociones», describe Goleman. Esto implica, en primer lugar, saber reconocerlas en nosotros mismos y en los demás. En segundo lugar, saber gestionarlas de manera adecuada. Y por último, el tercer componente de la inteligencia emocional es la empatía, la capacidad de ejercer la compasión.
Tras décadas dedicado al estudio de la inteligencia emocional, el experto ha desarrollado un nuevo enfoque para aplicarla a los entornos laborales. Basándose en estudios de metaanálisis que señalan a la inteligencia emocional como un «predictor significativo» del rendimiento, propone intervenciones basadas en aumentar la inteligencia emocional de los trabajadores para reforzar su compromiso y dedicación al equipo del que forman parte y a la tarea que han de realizar, sea cual sea. Estas intervenciones buscan alcanzar lo que Goleman y Cherniss han denominado el estado óptimo.
Estado óptimo y salud emocional
Para Goleman, el estado óptimo «es esa sensación de que estamos en nuestro mejor momento. Disfrutamos de lo que hacemos, nos sentimos implicados, estamos absortos en nuestra actividad, podemos resolver problemas y encarar desafíos creativos de manera exitosa y fácil. Nos sentimos conectados con la gente de la que estamos rodeados. Es, en definitiva, un buen día».
Esto se diferencia del estado de flujo, una sensación a menudo experimentada por deportistas de élite durante sus entrenamientos y competencias. «El flujo es esa ocasión extraordinaria en la que te superas a ti mismo. Pero pretender que eso se vuelva cotidiano es una expectativa poco realista, porque es algo que simplemente sucede, no es algo que nosotros decidimos hacer. Lo que creemos es que puedes incrementar la cantidad de buenos días, de días productivos, en otras palabras, óptimos, de manera intencional», señala Goleman.
¿Por qué es importante desarrollar la inteligencia emocional para llegar al estado óptimo? El experto lo explica a partir de datos recogidos en investigaciones sobre el tema. «Hallamos que los altos niveles de inteligencia emocional en líderes, jefes o ejecutivos creaban unas circunstancias que hacían que un día óptimo fuera más probable para todos. Un buen líder tiene inteligencia emocional: es autoconsciente, empático, gestiona sus emociones de manera saludable y gestiona sus relaciones de forma efectiva. Es inspirador y motivador», describe el psicólogo.
Al mismo tiempo, la inteligencia emocional nos ayuda a mejorar la resistencia a la frustración y nos vuelve más fuertes frente a la adversidad. En este sentido, señala Goleman, se trata de una herramienta en la que podemos trabajar a nivel interno para que los factores exteriores no nos afecten de manera negativa. «Hay una distinción importante entre las cosas que no puedes cambiar y las que sí. Nuestra realidad puede no cambiar, pero nuestros sentimientos subjetivos dependen de nosotros. El estado óptimo te pone a ti en el mejor estado interno para afrontar esa adversidad», resume.
Pasos para llegar al estado óptimo
Lo primero que hay que saber es que el estado óptimo es similar a la meditación y, en ese sentido, importa menos «hacerlo bien» que persistir en el intento. De hecho, meditar es uno de los caminos que Goleman recomienda para alcanzar este estado. El psicólogo propone empezar concentrándose en la respiración.
«En realidad, podemos concentrarnos en cualquier constante neutra que nos acompañe, pero la respiración es un buen sitio para empezar. El primer paso es inspirar y espirar. El segundo es notar la pausa entre inspiración y espiración. El siguiente paso es volver a empezar. Esto es algo que se puede hace por la mañana, por ejemplo, antes de ir a trabajar. Yo recomiendo empezar con cinco minutos y luego ir aumentando progresivamente», propone el experto.
Se trata de una herramienta eficaz para ejercitar la autoconsciencia. A partir de aquí, se pueden trabajar otros aspectos, como la concentración, que es crucial para el estado óptimo. «Cuanto más nos concentramos en lo que estamos haciendo, más nos implicamos y más nos satisface. El proceso cerebral que facilita la concentración nos calma, estamos menos disgustados y eso fomenta la resiliencia. El estado óptimo no es pasivo ni indiferente, es un estado en el que las cosas nos importan y mucho», señala Goleman.
El gran obstáculo en este sentido está en nuestro bolsillo y nos acompaña todo el día, a toda hora. Hablamos del teléfono móvil. «Los móviles son nuestro mejor amigo, pero también nuestro peor enemigo en términos de distracción. Tienen todas las cosas que nos seducen y que nos distraen», dice el psicólogo.
El móvil influye porque lo que hacemos con él tiene una carga emocional. Por eso, entrenar nuestra inteligencia emocional es clave para evitar este problema. «No es solo la distracción externa, sino los pensamientos emocionalmente cargados que sobrevienen cuando usas el móvil. Aprender a prestar atención, a concentrarse a pesar de lo que esté pasando por tu mente, es una verdadera forma de llegar al estado óptimo. Lo que nos muestra la investigación es que la mayor distracción a la que nos enfrentamos es nuestro propio estado emocional: estar pensando en aquella cosa que te dijo alguien, en por qué no te respondieron el correo, qué significa eso. Nuestra mente es nuestra mayor distracción», explica.
Si estos pensamientos nos causan un agobio constante, puede ser necesario buscar ayuda profesional. «Darnos cuenta de que nuestro diálogo interno nos está afectando negativamente suele ser un signo de problemas psicológicos. Es muy importante esa consciencia emocional, porque tal y como está estructurado nuestro cerebro, cada pensamiento lleva asociada una emoción y hay una psicoterapia llamada cognitivo conductual que puede ayudarnos a gestionar las emociones perturbadoras cuestionando el pensamiento que llevan asociado», recomienda Goleman.