Anabel Gonzalez, psiquiatra: «Vivimos en una sociedad en la que el "nunca es suficiente" está demasiado presente»

Uxía Rodríguez Diez
UXÍA RODRÍGUEZ LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

La psiquiatra Anabel Gonzalez
La psiquiatra Anabel Gonzalez

La especialista asegura que «la solución del miedo no es la calma, es la seguridad»

07 jun 2023 . Actualizado a las 18:36 h.

«A veces el miedo es muy evidente, notamos cómo nos impide pensar con claridad, cómo nos paraliza. Otras veces se esconde debajo de muchos disfraces: obsesiones que no nos podemos quitar de la cabeza, problemas físicos que parecen no relacionarse con nada, enfado o tristeza que nos dominan, aislamiento o dificultades para conectar con los demás», así comienza ¿Por dónde se sale? (Planeta 2023), el último libro de la psiquiatra Anabel Gonzalez, que parte de ese sentimiento y termina hablando de seguridad y reflexión. La experta del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) es especialista en EMDR, una terapia orientada al trauma y, en los últimos años, también se ha dedicado al área de regulación de las emociones.

—¿Por dónde se sale? Es el título de su libro y nuestra primera pregunta. ¿Por dónde se sale?

—Podríamos decir que se sale por arriba y por dentro. Digo por arriba porque ocurre como con un laberinto que, al verlo desde arriba, vemos mejor esa salida que cuando estamos metidos dentro. Por eso, aprender a reflexionar es una de las salidas. Y se sale por dentro porque tenemos que pararnos a pensar sobre lo que sentimos o lo que nos decimos. 

 —¿Qué es el miedo?

El miedo es una emoción básica que llevamos en el software más elemental de nuestro sistema nervioso para que detectemos los peligros y poder reaccionar pronto y rápido.  Empieza a complicarse cuando el miedo se nos queda atascado, cuando no se desactiva nunca o cuando nos paraliza. Ahí es donde el miedo comienza a complicarnos la existencia. 

—Miedo, ansiedad y pánico, ¿cómo diferenciarlos?

—El miedo es la reacción básica inicial y no tiene por qué tener complicación, llega cuando hay un peligro y se va pasando poco a poco hasta recuperar la sensación de seguridad. La ansiedad es ese miedo cuando se queda puesto y tiene que ver, sobre todo, con el miedo al futuro, con lo que podría pasar. Es como nuestro cerebro intentando prevenir que nos pueda ocurrir algo e irnos siempre a la peor situación de todas. Ahí se da una angustia terrible por cosas que no llegan a pasar nunca. La gente que vive con ansiedad dedica muchas horas de su vida a preocuparse por problemas que nunca llegarán. El pánico aparece cuando la ansiedad es tan intensa que ya nos desconecta de la capacidad de pensar, hablamos de situaciones más extremas. 

—¿Somos una sociedad cada vez más miedosa, cada vez más ansiosa?

—Más miedosa depende de a qué. Hay cosas a las que les tendríamos que tener más miedo. Por ejemplo, que los niños estén tan metidos en las redes sociales es algo que nos debería dar más miedo y deberíamos hacer algo. Pero creo que es cierto que la pandemia ha hecho estragos y se están notando ahora más que nunca. Hay veces que, cuando nos pasa algo, no sentimos miedo, pero cuando el peligro se va aparece ese bajón. También hay factores más endémicos al estilo de vida, a esa presión actual, a ese “nunca es suficiente”, porque vivimos en una sociedad en la que esa frase está demasiado presente. Nos solemos meter mucha presión para llegar a algo que al final no nos va a valer porque siempre hay algo más. La alta exigencia es un factor que promueve la ansiedad. 

—Dices que para muchas personas la mayor fuente de angustia es el futuro, ¿Cómo podemos cambiar eso? 

—Lo que trato de explicar es que la solución a la ansiedad no está en trabajar la ansiedad, sino en aumentar la seguridad. Claro que podemos hacer cosas para controlar la ansiedad y hay técnicas y herramientas, pero lo importante es tener los recursos y sentirme seguro. 

—Habla mucho de la seguridad, ¿qué es y cómo saber si somos personas seguras o inseguras?

—Una persona segura es una persona que duda, aunque no hasta el punto de llegar a paralizarse de las dudas. además es alguien es capaz de cambiar de idea e ir evolucionando. Una persona que siempre está con las mismas ideas, que las defiende a capa y espada, para mi no es una persona segura. Hay una confusión entre estar demasiado convencido y ser una persona segura. 

—La seguridad no es algo genético, aunque todos tenemos nuestro temperamento innato, ¿cómo podemos trabajarla?

—Tenemos que fomentar la reflexión. Replantearnos las cosas y entenderlas mejor. Hay elementos centrales como la capacidad de confiar en la gente. La capacidad de confiar nos permite relajarnos para no estar en alerta permanente. 

—Las personas tenemos habitualmente una especie de delirio de invulnerabilidad, ¿es bueno o malo?

—Yo creo que muchas veces nos ayuda. Así no vamos todo el día pensando en que nos podemos caer. Sentirnos un poquito invulnerables puede ser positivo. Eso sí, siempre es una cuestión de encontrar el equilibro. 

—Tenemos muy poca tolerancia a la incertidumbre, ¿cada vez menos?

—Varía mucho de unas personas a otras, pero cuando se recurre al control siempre es porque nos creemos que tenerlo todo controlado y previsto va a hacer que todo esté mejor. Pero eso solo hace que vivamos más agobiados y que, cuando nos surjan imprevistos, no estemos preparados, porque no tenemos práctica. Hay que improvisar, porque la vida a veces se pone muy original. Cuanta más tolerancia a la incertidumbre, mejor vamos a sentirnos.  

—La teoría del apego ocupa otro de sus capítulos. 

—Muchas veces confundimos el apego con el cariño, que el cariño está muy bien pero es otra cosa. El apego es cómo se vinculan los niños con los cuidadores que les tocan, que a veces son personas seguras, otras inseguras o contradictorias. Según el tipo de familia que te toque, de las relaciones que tengas o dejes de tener, se te va configurando la cabeza de una determinada manera. Por ejemplo, si crecemos con alguien que siempre está preocupado, tendremos la angustia muy presente. Así que los estilos de apego de cada uno son muy diferentes y el camino que tenemos que hacer dependiendo de eso también lo será. 

 —Propone volvernos más reflexivos, ¿cómo lo hacemos?

—Hay que mirarse por dentro, entender cómo funcionamos. Pero también es primordial entender a los demás y para eso hay que saber escuchar. Que muchas veces tenemos conversaciones con personas pero en el fondo son monólogos. Si vamos viendo el mundo con distintos ojos, eso nos vuelve más reflexivos y, a la vez, más seguros. 

Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.