No todos los psicólogos son iguales: guía para elegir al psicoterapeuta ideal según tu problema

Lois Balado Tomé
Lois Balado LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Muchos españoles acuden al psicólogo por primera vez sin conocer qué tipo de enfoque practica el terapeuta en cuestión.
Muchos españoles acuden al psicólogo por primera vez sin conocer qué tipo de enfoque practica el terapeuta en cuestión. La Voz de la Salud

¿Sufres ansiedad, depresión o problemas familiares? No se nos ocurriría acudir a un dermatólogo por una patología en el corazón; existen diferentes corrientes dentro de la psicología que debes conocer en base a cómo quieras resolver tus problemas

02 ene 2023 . Actualizado a las 18:42 h.

A nadie se le ocurriría ir a una frutería y pedir a la persona que está detrás del mostrador medio kilo de merluza. Si tenemos un problema en la piel, sabemos que debemos ser atendidos por un dermatólogo y no por un cardiólogo. Cae de cajón. Sin embargo, la mayoría de españoles acuden a un psicólogo sin conocer nada del profesional que les va a atender más allá de saber que está colegiado y tiene la carrera. En el año 2023, somos más conscientes de la importancia de cuidar nuestra salud mental, de los beneficios de ir a terapia, pero muchas veces seguimos pidiéndole peras al olmo. Ese psicólogo del que tan bien nos ha hablado nuestro compañero de trabajo, ¿es el más adecuado para mi problema? ¿Qué tipos de terapia psicológica hay y en qué se diferencian unas de otras? En este artículo trataremos de orientarte para que no te equivoques a la hora de elegir uno u otro profesional.

Existen diferentes corrientes en la psicología, aunque prácticamente todos los terapeutas suelen englobarse en una de estas cuatro: el psicoanálisis, la terapia cognitivo-conductual, la terapia humanista y la terapia sistémica. Todas ellas son diferentes y están orientadas a diferentes tipos de pacientes, por lo que trataremos de trazar qué modo de trabajar se ajusta más al perfil de cada persona. No obstante, es muy importante destacar que nada garantiza tanto el éxito de una psicoterapia como la relación que se forja entre psicólogo y paciente. «Lo que mejor predice el cambio de la persona es la relación y la vinculación con su terapeuta. En eso están de acuerdo todos los estudios. Hay maneras de trabajar mejor evaluadas que otras, pero la la variable más importante es la relación terapeuta-paciente».

Las cuatro grandes corrientes psicológicas

  • Psicoanálisis
  • Terapia cognitivo-conductual
  • Terapia humanista
  • Terapia sistémica

Antes de empezar, un par de consejos. Informarte sobre cómo trabaja tu terapeuta puede prevenir futuras frustraciones. Mucha gente no encuentra en su primera visita lo que esperaba y renuncia a la psicoterapia bajo el pretexto de «esto no es para mí», algo frustrante tanto para el paciente como para el terapeuta. Puede que no hayas acertado por no acudir lo suficientemente informado. Por otro lado, si en la primera sesión tu psicólogo no te informa de cómo va a trabajar, no sientas vergüenza en preguntar por cuál es su modelo de terapia. Es una pregunta más que pertinente y, en ningún caso, inapropiada para una primera consulta. 

El psicoanálisis, el origen de todo; ¿a qué persona le conviene este tipo de terapia?

Si tratásemos de recopilar todos los clichés sobre la psicología, en la lista posiblemente aparecerían un diván (con capitoné) o un psicólogo fumando en pipa mientras toma notas sobre lo que el paciente, tumbado, le va contando. Además, casi con toda seguridad, ese terapeuta (que quizás tenga una larga barba) practique el psicoanálisis. Se trata de una caricatura, pero si asociamos este tipo de imágenes a la psicología es debido al psicoanálisis y a su creador: Sigmund Freud. Pero más allá de tópicos, ¿qué es el psicoanálisis?

Esta fotografía, sacada de una biblioteca de imágenes, contiene muchos de los clichés sobre una terapia psicológica.
Esta fotografía, sacada de una biblioteca de imágenes, contiene muchos de los clichés sobre una terapia psicológica. iStock

«El psicoanálisis es la primera psicoterapia que hubo como tal, con un protocolo y un marco teórico. Es la más antigua, la primera, y, actualmente, todavía se utiliza», explica Anna Romeu, psicóloga, terapeuta y presidenta de la Sección de Emergencias del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC). No obstante, y pese al cliché dominante en el imaginario colectivo, el psicoanálisis no es ni mucho menos la corriente mayoritaria en España. «En algunos países, como por ejemplo Argentina o Estados Unidos, es muy famosa», especifica la psicóloga. Pero, ¿cuáles son los fundamentos del psicoanálisis?

«Según esta teoría, toda nuestra sintomatología, todo lo que nos pasa en el momento actual, tiene un origen en la infancia. Y normalmente de origen traumático. Siempre hay un trauma inicial y algún conflicto en la relación con el padre o con la madre, según esta teoría de Freud. El psicoanálisis establece una narración que explica que los primeros movimientos de la psique se producen ya durante la infancia». Así pues, la solución de los síntomas, según el psicoanálisis, pasa por encontrar y solucionar el trauma inicial. «El psicoanálisis establece un marco muy importante en la historia de la psicología. Es el origen, el fundamento de las psicoterapias que han llegado a continuación» asegura Romeu.

El psicoanálisis forma parte de las terapias psicológicas con enfoque psicodinámico 

Críticas al psicoanálisis

Esa es la teoría, pero en el año 2023 el psicoanálisis arrastra una legión de críticos. Por varios motivos. El primero es que esta corriente nació cuando nuestro conocimiento del cerebro era muy limitado. Es cierto que se ha adaptado a los nuevos conocimientos, pero en una medida mucho menor que otras corrientes. «Se le critica haberse quedado un poco obsoleta, que los conceptos que utiliza no se aplican muy bien a los conocimientos que posteriormente hemos adquirido sobre neuropsicología, funcionamiento del cerebro, etc.», puntualiza la miembro del COPC.

Del mismo modo, otro de los problemas que ofrece el psicoanálisis es su incapacidad de demostrar eficacia con el actual método científico. Así lo explica la terapeuta catalana: «El psicoanálisis tiene un hándicap muy grande y es que no se puede demostrar su eficacia científicamente. No hay estudios. Es un método muy de interiorismo, muy difícil de probar su eficacia con el método científico que tenemos en la actualidad. El psicoanálisis se justifica a sí mismo. Es decir, quien lo niega es porque, en teoría, está haciendo un ejercicio de resistencia. Así queda todo explicado. Si la teoría no funciona, se justifica con la resistencia al modelo o al cambio. No entra dentro de los estándares científicos de la actualidad».

Del mismo modo, el psicoanálisis es una técnica de psicoterapia lenta. Por definición, necesitará empezar a explorar por la infancia aunque el motivo de consulta sea un trastorno de ansiedad generalizada. Del mismo, Anna Romeu comenta que, si bien la teoría del psicoanálisis se basa en que si se resuelve el trauma se resuelven los síntomas actuales, «eso ya está demostrado que no es así». «Conociendo el origen del trauma, que sí es cierto que sabemos que el trauma está detrás de muchos problemas psicológicos, conociéndolo, verbalizándolo o afrontándolo no se resuelve la sintomatología que viene detrás. Ese es el gran hándicap del psicoanálisis», opina.

Para qué tipo de paciente se recomienda el psicoanálisis

El psicoanálisis puede ser una terapia muy recomendable para aquellas personas a las que les guste profundizar, que tengan un funcionamiento muy profundo y elaborado de las cosas, que le den muchas vueltas a todo y que vinculen todos los aspectos de su vida. Es un tipo de terapia más 'intelectual', ya que requiere un nivel de habilidades cognitivas altas. No la recomendaríamos a aquellos que necesiten resolver sus problemas de manera rápida.

Terapia cognitivo-conductual: de los perros de Pavlov a las terapias de tercera generación. ¿Quién puede beneficiarse de ella?

«Tengo un problema y quiero solucionarlo», bajo esta práctica premisa trabaja la corriente cognitivo-conductual de la psicología. «Le llamamos también terapia orientada al problema. Eso significa que, cuando tu vas a un psicólogo cognitivo-conductual, te preguntará qué te pasa actualmente, cuál es el problema y trabajará para solucionarlo. Si después salen otras cosas y quieres trabajarlo, pues luego lo haremos, pero nos vamos a centrar en tu motivo de consulta y en tu problema, en lo que quieras cambiar ahora. Por eso decimos que es la más práctica y la más rápida», comenta Anna Romeu que practica este tipo de terapia.

Podríamos considerar que la terapia cognitivo-conductual trabaja de manera inversa al psicoanálisis. De la parte al todo. Si nuestra psique fuese un iceberg, los terapeutas cognitivo-conductuales empiezan rascando por la punta y se encuentran con el problema cuando el buceador (el psicoanalista) está todavía sumergiéndose para llegar a la base. Esto no es mejor ni peor, simplemente planteamientos distintos que pueden ajustarse más o menos a lo que cada persona busca. En cualquier caso, sí es cierto que, históricamente, la terapia cognitivo-conductual nace como una respuesta al psicoanálisis por parte de aquellos que buscaban métodos más probados científicamente. «Si miramos la historia de la psicología, el psicoanálisis fue el primer método con un protocolo y un marco teórico muy importante. Este ha sido un proceso que ha ido variando a lo largo de los años. Ante esto, apareció primero la psicología conductual, simplemente analizando estímulo-conducta, y después se incorporó el componente cognitivo. Cada persona tiene una conducta, hay un sistema cognitivo que es distinto para cada uno. Su origen está en la década de los años 20 y 30 del siglo XX. Muchos psicólogos se encontraban incómodos dentro del psicoanálisis y empezaron a buscar un modelo mucho más científico y que les diera resultados más inmediatos. Así apareció la primera corriente conductual», relata Anna. Probablemente, muchos conozcan el conductismo por el experimento de Pavlov y sus perros

 «A principios del siglo XX, había científicos que necesitaban probar que había modelos que funcionaban y por ahí surgió el conductismo. Son muy famosos los perros de Pavlov. Buscaban realizar experimentos científicos que demostraban la validez de lo que ellos decían. Fueron avanzando hasta la actualidad, que ya tenemos las llamadas terapias de tercera generación. Se empezó con el conductismo, luego se incorporó la parte cognitiva y ahora estamos en las terapias de tercera generación que son ya mucho más avanzadas, con muchas más herramientas y validez científica. Son terapias que funcionan muy bien. Pero repito, no se ha demostrado que nada funcione mejor que una buena relación entre terapeuta y paciente», insiste Romeu.

Ahora mismo, el abanico de posibilidades dentro de la terapia cognitivo-conductual es inmenso. Sandra Cudeiro, psicóloga clínica y vocal de la Sección de Psicoloxía e Saúde del  Colegio Oficial Psicoloxía de Galicia (COPG), explica algunos de los enfoques que hoy se pueden encontrar en esta corriente: «Hoy, entre las terapias de tercera generación, nos encontramos con, por ejemplo, las terapias contextuales, las terapias de aceptación y compromiso o la terapia dialéctico-conductual que se utiliza con evidencia científica para trastornos de personalidad». La profesional explica la evolución que se ha dado en este tipo de psicoterapia y cómo tratan de resolver problemas tan comunes en las sociedades actuales como la ansiedad, uno de los principales motivos de consulta. «La forma de trabajar inicialmente se centraban en los pensamientos, creencias; luego ya se incluyeron emociones; ahora, las terapias de tercera generación tienen en cuenta al individuo en el contexto. Por ejemplo, la metodología ya no consiste tanto en cómo evitar la ansiedad, sino en cómo llevarnos mejor con ella», apunta.

Para qué tipo de paciente se recomienda la terapia cognitivo-conductual

Son terapias cognitivo-conductuales son mucho más breves, más prácticas, orientadas al problema actual y que ofrecen un margen de maniobra muy grande. Puedes tratar simplemente el problema por el que venga esa persona a consulta o ampliarlo a cualquier otro que salga. Son aplicables a casi cualquier persona que no necesite dar muchas vueltas o profundizar sobre su problema. Para otras personas esta terapia puede quedarse corta.

Terapia humanista: introspección, pero mirando al presente. ¿A quién le viene bien?

Si bien el psicoanálisis se caracteriza por buscar las raíces de nuestro problema desde la infancia, la corriente humanista de la psicología también busca profundizar en nuestra personalidad. No obstante, mientras el psicoanálisis mira el pasado, los psicólogos humanistas miran al presente. «Para realizar una terapia humanista no es necesario tener un problema psicológico o un conflicto. Cualquier persona que tenga ganas de reflexionar sobre sí misma, puede acudir una terapia humanista. Si quieres buscar significado, mirar hacia dentro, hacia tu mundo interior, puede funcionar muy bien. Si no tienes ansiedad, pero si te sientes vacío, si tienes momentos de dificultad y la explicación científica hormonal del funcionamiento del cerebro no te satisface, si no lo explicas todo con la biología, es muy adecuada para ti la teoría humanística», explica la miembro del colegio de psicólogos catalán.

Para qué tipo de paciente se recomienda la terapia cognitivo-conductual

Una terapia humanista puede ser la adecuada para esas personas que necesiten más introspección, más mirar hacia dentro; no necesariamente sobre su pasado, porque ahí tenemos el psicoanálisis, sino sobre su presente. Para aquellos que necesiten esa gran introspección, dar respuesta a grandes preguntas como ¿cómo estoy ahora?, ¿dónde estoy?, o ¿cuál es mi significado en este momento en la vida? puede ser muy útil. Sobre todo si necesitas trascender de la biología para explicar los fenómenos que te ocurren.

Terapia sistémica, involucrar a tus personas cercanas para dar respuesta a un problema

Como su propio nombre indica, la terapia sistémica trabaja nuestros sistemas. Es decir, los ecosistemas en los que un paciente se relaciona día a día. «Son terapias que entienden al individuo dentro de su sistema familiar y de su grupo de amigos; muchas se enfocan hacia la terapia familiar, tratando de entender a la persona teniendo en cuenta su interacción con el resto de gente involucrfada en su círculo más pequeño», desgrana Cudeiro. Es decir, el psicólogo, además de trabajar con el paciente, necesitará hablar con los padres, hermanos, pareja o hijos. Con todo el sistema que se mueve a su alrededor, porque explica el funcionamiento de cada persona en relación a quien está a su alrededor. Muchas terapias de pareja, por ejemplo, forman parte de esta corriente sistémica.

 Ahora bien, aquellos pacientes que opten por este tipo de terapia deberán estar preparadas para que el terapeuta pueda incluir a esas personas que están a su alrededor. ¿Implica esto que el secreto profesional está en riesgo?, ¿el psicólogo le va a contar mis problemas a mi madre, mi pareja o cualquier otro amigo? «En ese sentido, no es limitante. Todo lo que tú le cuentes a tu terapeuta a solas, no se lo va a transmitir al resto de tu sistema. Se llegan a acuerdos, se guarda la confidencialidad; no se trata de abrirse en canal y poner en conocimiento de toda la gente que te rodea lo que te está pasando», aclara Anna Romeu.

Muchas terapias de pareja trabajan con este enfoque sistémico, pero eso no quiere decir que cualquier terapia de pareja sea sistémica. Existen terapias de pareja con un enfoque cognitivo-conductual. También debe aclararse que, pese a lo que nos llega a través de la cultura popular, en las terapias de pareja también se hacen sesiones individuales. 

Para qué tipo de paciente se recomienda la terapia sistémica

Se recomienda este tipo de terapia cuando los problemas son relacionales. Funciona muy bien para la terapia de pareja, también para las terapias familiares. Generalmente, si los pacientes son niños o adolescentes, serán necesarios conocimientos de terapia sistémica. Es ideal para personas que tengan un entorno que les presente dificultades.

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.