La canadiense Samantha Lotus se hizo viral en TikTok tras ser criticada por un vídeo en el que afirma que «en realidad, no necesitas gafas ni lentillas»
14 sep 2023 . Actualizado a las 17:26 h.«¿Qué es lo único que tu óptico no quiere que sepas? Que en realidad no necesitas gafas ni lentillas». Así comienza uno de los vídeos que más se han viralizado en redes sociales en los últimos tiempos. La influencer canadiense Samantha Lotus, que se identifica en su sitio web como «Coach Holística, Especialista en Optimización Humana y Mentora de Negocios», habla a cámara con toda la seguridad en sí misma que puede tener una persona que está convencida de sus palabras.
Sin embargo, lo que postula es categóricamente falso: la idea de que los defectos de la visión se pueden tratar con meditación, afirmaciones diarias y, aunque en este vídeo aún no lo expresa abiertamente, aceites esenciales que ella misma vende. Porque ahí está la trampa: se trata todo de una estrategia diseñada para lucrarse a nivel comercial. Pero a su paso viral, este vídeo ha dejado un rastro de confusión, bulos y usuarios que, ocultos detrás del teclado y la pantalla, afirman que tras haber aplicado este método han conseguido mejorar «significativamente» su visión.
El vídeo fue eliminado de la cuenta de Lotus en Instagram, pero no sin antes haber sido criticado por usuarios en distintas plataformas.
Negacionistas de las gafas
«Puede que te hayan dicho que necesitas gafas, pero de hecho, esa es una mentira. Hay motivos mentales, emocionales, físicos y hasta espirituales por los que no ves bien y estoy aquí para decirte que eso se puede curar», dice Lotus en el vídeo, que cuenta con más de 63.000 reproducciones en Instagram y ha recibido más de un millar de likes. En la descripción del vídeo, escribe que «poder ver de verdad es posible. Todo comienza con una posibilidad, seguida de una decisión integrada con acciones alineadas», y afirma que «estas son prácticas y métodos respaldados por la ciencia y algunos de ellos son bastante simples».
¿Qué significa esto? Para averiguarlo, la influencer nos invita a realizar su masterclass de «Sanación de la visión» en línea. Un evento tiene una tarifa de $11 dólares canadienses para el acceso y una duración de dos horas. En la clase, Lotus, que no cuenta con titulación de profesional sanitario, aclara que no se desarrollarán contenidos sobre el funcionamiento del ojo humano, sino que los objetivos del encuentro serán «holísticos, educacionales y de empoderamiento». Y aquí es donde comienza la pseudociencia.
Lotus asegura que los problemas de visión derivados de defectos refractarios (como la miopía o el astigmatismo, causas frecuentes del uso de gafas para ver en una gran parte de la población), las cataratas, el glaucoma o incluso el desprendimiento de retina son «solo diagnósticos» y que las verdaderas causas de estos problemas derivan de emociones sin procesar y de una falta de confianza en uno mismo. También ofrece como «explicación» para estas patologías una necesidad de esconderse del mundo detrás de las gafas, que funcionarían, según esta idea, como una «barrera protectora».
Las «soluciones» que propone incluyen prácticas espirituales y pseudocientíficas que no tienen ninguna relación con la salud ocular. Entre estas propuestas se encuentra la de repetir «afirmaciones oculares», como «Mis ojos son sanos y ven con claridad», «visualizaciones» («Visualiza que tus ojos son sanos, vibrantes y funcionan perfectamente»), «trabajo con chakras» y «terapia del alma» («Medita acerca de tu alma y pide guía espiritual y protección en tu camino»).
Tras explicar que la visión puede verse alterada por no estar suficientemente conectados con nuestro «niño interior» y recomendar medidas como las limpiezas de hígado y evitar el uso de luz artificial, Samantha Lotus pasa al bloque final de la clase, en el que se dedica a exaltar las bondades de los productos que ella misma comercializa: aceites esenciales y suplementos de dudosa efectividad que, por cierto, también ayudan con la caída del cabello.
Los riesgos de caer en estos bulos
«Nuestros ojos y nuestra visión no se libran de los timadores que, aprovechándose del desconocimiento sobre las patologías que nos afectan, y también del miedo a perder la vista, quieren sacar tajada y vendernos productos, tratamientos o terapias naturales que no necesitamos y que, por supuesto, no funcionan. Además, muchas de ellas resultan perjudiciales, no solo porque pueden causar efectos nocivos en nuestra visión u ojos, sino porque las personas que se acogen a estos tratamientos alternativos abandonan, en su lugar, aquellos que sí funcionan», observa la bióloga y doctora en Neurociencias Conchi Lillo, autora del libro ¡Abre los ojos! (Next Door Publishers, 2023).
En este sentido, quienes están en mayor riesgo son los niños pequeños, que si bien no son el objetivo directo de individuos como Samantha Lotus, sí que están incluidos en la filosofía que ella propone: en su masterclass recomienda una serie de medidas con las que asegura que se puede evitar que los niños necesiten gafas.
Esto está lejos de ser real. De hecho, como explica la oftalmóloga Rosario Touriño, de la Sociedad Gallega de Oftalmología «el riesgo más importante al no utilizar gafas para corregir estos defectos sobre todo está presente cuando somos niños. Desde que nacemos hasta los 10 o 12 años aproximadamente, se produce el desarrollo visual. Hasta los cuatro años, ese desarrollo está más acentuado y luego continúa más progresivamente hasta los diez o doce años, dependiendo del niño. En esta etapa, todo factor que impida una correcta visión va a hacer que el ojo no se desarrolle y es entonces cuando se produce un ojo vago».
«Imaginemos que un niño es miope o tiene mucho astigmatismo. Si no le corriges la visión mientras es pequeñito, poniéndole unas gafas a los doce años ya no se va a corregir. Porque el desarrollo visual ya se produjo. Entonces, hay que utilizar las gafas cuando son necesarias», subraya Touriño.
¿Y en adultos? El problema no es tanto poner en riesgo la visión a futuro, sino ponernos en riesgo en el presente por no ver. «A los veinte años, el desarrollo visual ya se produjo. Si no usas tus gafas, lo que te va a pasar es que no vas a ver. Puedes tener un accidente, puedes no ver un letrero, por eso no puedes conducir sin gafas si las necesitas», advierte Touriño.
«No hay un método natural que corrija problemas visuales como la miopía o la hipermetropía. Carece de sentido. Esos problemas son de refracción; es decir, en el caso de la miopía, el ojo es más largo de lo normal y, entonces, la imagen de proyecta delante de la retina, no en ella. La hipermetropía se produce, por el contrario, porque el ojo es más pequeño de lo normal y, entonces, la imagen se proyecta detrás de la retina. La única forma de corregirlo es con lentes, lentillas o con una operación correctora», aclara Lillo.
En este sentido, las expertas aconsejan desconfiar de todo influencer que venda suplementos para reforzar o mejorar la visión. «La retina necesita vitamina A y antioxidantes, pero no nos tenemos que volver locos. Si eres una persona que come sano y variado, no te va a hacer falta ninguna vitamina porque no vas a tener carencias. Lo normal es que no haga falta ningún aporte vitamínico. Las vitaminas tampoco te van a hacer que veas mejor. No por tomarlas vas a ser menos miope. Los defectos refractivos no funcionan así», señala Touriño.