Cuidado con tu botella de agua reutilizable, ¿cada cuánto hay que lavarla y cómo?

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

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Las botellas de agua acumulan bacterias y hongos, por lo que deben limpiarse adecuadamente con frecuencia.
Las botellas de agua acumulan bacterias y hongos, por lo que deben limpiarse adecuadamente con frecuencia. La Voz de la Salud | iStock

La mayoría de las botellas de agua reutilizables están llenas de bacterias y otros microorganismos contaminantes

31 mar 2023 . Actualizado a las 09:57 h.

Las botellas reutilizables para llevar agua se han popularizado enormemente en los últimos años y no es casualidad. Se trata de una alternativa práctica y sostenible que permite mantenernos hidratados a lo largo del día sin comprar botellas plásticas de un solo uso y sin recurrir a bebidas azucaradas o artificialmente endulzadas.

Ya sea en el gimnasio, dando un paseo, en el trabajo o en cualquiera de nuestras actividades, llevar una botella de agua reutilizable de vidrio, plástico o acero es una buena idea y cada vez más personas lo hacen. La botella de agua nos acompaña durante toda la jornada y, cuando nos vamos a dormir, se queda a nuestro lado en la mesita de noche. En todo este recorrido, puede que estemos pasando por alto un punto crucial. Es posible que nos estemos olvidando de lavarla. Pero ¿cuál es la forma correcta de hacerlo? Te lo contamos hoy.

Frecuencia

Aunque a simple vista la botella que acabamos de recargar con agua del grifo parezca limpia, lo más probable es que esté colonizada por bacterias. En estudios realizados en botellas plásticas reutilizadas se ha encontrado contaminación bacteriana en un 90 % de los casos. Entre los patógenos más frecuentes estaban la conocida escherichia coli y la staphylococcus aureus, una bacteria presente en la nariz de muchas personas sanas. Por esta razón, se recomienda lavar las botellas después de cada uso o, como mínimo, una vez al día, con el mismo jabón lavavajillas que utilizamos para los platos.

Hay que tener en cuenta que, cuanto más tiempo pasemos sin lavar nuestra botella, habrá más probabilidades de que los microbios que normalmente se adhieren a su superficie se multipliquen.

Como la botella se traslada constantemente con nosotros y va adquiriendo suciedad, la veamos o no, es ideal sumar también un lavado semanal en profundidad. Estamos hablando del tipo de lavado en el que introducimos un cepillo y frotamos la cara interna de la botella con él.

Sea de silicona, de cerdas similares a las del cepillo para el váter o de esponja, así podremos asegurarnos de que no crezcan hongos en su interior. Pero atención: el cepillo también debe lavarse con cierta frecuencia, introduciéndolo en agua hirviendo y debe reemplazarse cuando se vea deteriorado.

Hay que tener en cuenta que, si nuestra botella tiene un infusor o una pajita adosada a la tapa, estos elementos también han de lavarse por dentro y por fuera con un cepillo para limpiar pajitas. Y sí, lo mismo vale para las tapas de rosca, que pueden acumular minerales y bacterias entre sus relieves. Recordemos que, como observan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), hasta un 96 % de los estropajos y un 91 % de las bayetas se encuentran en unas condiciones higiénicas deficientes. 

Cómo lavar la botella

El jabón líquido lavavajillas que usamos comúnmente es adecuado, por supuesto, para higienizar las botellas de agua, pero conviene siempre inspeccionarlas bien para detectar la presencia de moho. Si este se encuentra en el recipiente, lo más aconsejable sería lavarlo con lejía y aclararlo de manera abundante para que no queden restos de esta sustancia. Desinfectante por excelencia, la lejía es eficaz contra el 99,9 % de los gérmenes. Su virtud es que, además de desinfectar, aprovecha el efecto de arrastre, es decir que si se aplica frotando, ayuda a retirar los microbios que puedan estar adheridos a las superficies.

Lo que no se recomienda es el uso de productos de limpieza que no estén hechos para entrar en contacto con vajilla o elementos de cocina y alimentación. Es decir: desinfectantes, limpiadores de cristales, aromatizantes en espray, entre otros.

Un limpiador casero

Si hay sedimentos que no salen enjuagando la botella, la podemos limpiar usando unos 100 mililitros de vinagre de limpieza y una cucharadita de bicarbonato de sodio. Basta con introducir estos ingredientes en la botella, cerrarla con la tapa y agitarla durante uno o dos minutos. Luego, la podemos aclarar y proceder al lavado con jabón líquido.

¿Podemos lavar la botella en el lavavajillas? La respuesta es que depende. No todos los materiales son aptos para este electrodoméstico. Pero si es una botella de vidrio o de acero inoxidable, probablemente no haya ningún problema. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, en el estudio de la OCU sobre la higiene de estropajos y bayetas, se descubrió que el lavavajillas no solo no las desinfectaba sino que incrementaba el número de bacterias.

¿Es seguro beber agua del grifo?

Además de ser un derecho fundamental, en España, el agua de grifo está regulada por la ley. Más de veinte órdenes, directivas y reales decretos establecen criterios sanitarios para el agua de consumo humano y especifican hasta cómo debe ser la reglamentación técnica para suministrar agua potable en un edificio. De hecho, las actividades que forman parte del proceso de potabilización del agua están tan reguladas que el agua de grifo tiene que cumplir unos criterios normativos mucho más estrictos que la versión embotellada que puede adquirirse en el supermercado.

Sin embargo, una característica del agua es su capacidad de disolver distintas sustancias, lo que la hace vulnerable a alteraciones en su calidad. Así, uno de los agentes que más han contaminado el agua a lo largo de la historia ha sido el plomo, que estaba presente en las tuberías hasta mediados del siglo XX. Hoy, y desde el año 1975, está prohibido utilizar plomo en la conducción de agua potable, aunque algunos edificios con este tipo de instalaciones subsisten.

En la actualidad, las sustancias que más frecuentemente forman parte del agua que sale del grifo son minerales como el calcio, el magnesio, o el potasio. En muchos sitios, tanto el agua de grifo como la embotellada presentan concentraciones apreciables de elementos como estos, así como aluminio o sulfatos. En las zonas donde hay mucha carga de minerales en el agua, fenómeno que se conoce como agua dura, puede acumularse cal en las tuberías, por ejemplo. Pero en ningún caso representa esto un riesgo para la salud.

Lo que sí está claro es que beber agua a lo largo del día es fundamental. De hecho, aunque no aporta calorías, se la considera en la actualidad como un nutriente, teniendo en cuenta que el agua es el medio en el que tienen lugar muchas reacciones químicas necesarias para los procesos que lleva a cabo el organismo. Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomiendan beber 2 litros de agua al día para las mujeres, y 2,5 en el caso de los hombres. 

 

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.