Daniel Pérez Fentes, urólogo: «Ante la aparición de sangre en la orina, acudan inmediatamente a su médico»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Daniel Pérez Fentes es Coordinador Nacional del Grupo Uro-Oncológico de la Asociación Española de Urología y trabaja en el Servicio de Urología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.
Daniel Pérez Fentes es Coordinador Nacional del Grupo Uro-Oncológico de la Asociación Española de Urología y trabaja en el Servicio de Urología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.

El experto señala que menos de la mitad de los pacientes convocados para el cribado piloto de cáncer de próstata en Ferrol han acudido y señala que esto se debe a que «no consideran que sea importante hacerse revisiones»

04 abr 2025 . Actualizado a las 16:14 h.

La concienciación acerca del cáncer llega, muchas veces, de la mano de campañas de cribado y prevención. En el caso de los tumores genitourinarios, entre los que se encuentra el cáncer de próstata, de gran incidencia en la población masculina, esta conciencia todavía no lleva a los pacientes a consultar o a participar de los cribados de forma tan masiva como sí ocurre, por ejemplo, con los del cáncer de mama. El doctor Daniel Pérez Fentes, urólogo en el Servicio de Urología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela y Coordinador Nacional del Grupo Uro-Oncológico de la Asociación Española de Urología, analiza el panorama actual de este tipo de tumores en el marco de la XXXVIII Reunión Nacional del Grupo de Urología Oncológica (GUO), que se está celebrando estos días en Gijón.

—¿Cómo describiría el panorama de los cánceres genitourinarios en Galicia actualmente?

—En Galicia, todos estos tumores, sean de riñón, vejiga, próstata o testículo, que son los más frecuentes, siguen una tendencia muy similar a la del resto del país y se observa que cada vez diagnosticamos más tumores. La incidencia es cada vez mayor, por un lado, porque la población ha envejecido progresivamente y la edad es un factor que favorece la aparición de este tipo de tumores. Y por otro lado, porque cada vez hacemos más pruebas de imagen, sea ecografía, TAC o resonancia, que nos ayudan a diagnosticar incidentalmente. Esto significa que muchas veces no buscamos los tumores a propósito, sino que los diagnosticamos porque los identificamos al realizar pruebas por otros motivos, en escenarios localizados y cuando aún son totalmente curables. Este es el panorama actual y se prevé que la incidencia continúe aumentando en los años que vienen. De hecho, en los servicios de urología, más de la mitad de nuestra labor asistencial se dedica al diagnóstico y tratamiento de tumores genitourinarios y esto va a ir a más.

—Menciona la edad como un gran factor de riesgo para sufrir este tipo de tumores. ¿Existen otros que podríamos llegar a evitar?

—Sí. La edad es clave no solo en este tipo de tumores, sino en todos. Pero en los tumores genitourinarios, hay diferencias. Por ejemplo, el cáncer vesical está creciendo muchísimo en incidencia y un factor de riesgo muy importante en este caso es el tabaquismo. El fumar no impacta tanto en el riesgo de cáncer de próstata ni de testículo, pero sí en el de vejiga y de uretra. El estilo de vida influye de forma considerable y cesar el hábito tabáquico podría contribuir a reducir la incidencia de los tumores de vejiga, que muchas veces aparecen con una enfermedad muy agresiva. Ahora tenemos tratamientos muy novedosos, no solo quirúrgicos, sino médicos que permiten aumentar la supervivencia, pero desgraciadamente no son curables cuando se diagnostican en etapa avanzada.

—¿Qué recomendaciones daría para prevenir tumores genitourinarios en general?

—Un estilo de vida cardiosaludable, con dieta mediterránea y sin esos tóxicos que se asocian a todo tipo de patologías, es muy importante.

—Sabemos, por ejemplo, que el cribado piloto para el cáncer de próstata que se inició en el 2024 en Ferrol es a partir de los 50 años. ¿Cuándo se debería empezar a consultar para detectar tempranamente estos tumores?

—Aquí hay que distinguir el tipo de tumor del que hablemos. El más prevalente es el de próstata, sobre el que se están estudiando estos programas de cribado y esta es una pregunta muy relevante, pero es una cuestión debatida. Porque en el caso del cáncer de próstata, no se trata de hacer cribados masivos a toda la población sin criterio. Eso no es eficiente. No hay ningún sistema sanitario que pueda soportar hacer una determinación de PSA y una estrategia de cribado a todos esos pacientes, y tampoco es lo que tendría más utilidad. En este sentido, lo que se está estudiando desde Europa, en un proyecto del que forma parte Ferrol, es diseñar estrategias más inteligentes y personalizadas. Realizar un cribado basado en el riesgo individual, teniendo en cuenta qué edad tiene el paciente, qué antecedentes familiares posee, y cuáles son sus niveles de PSA, que es el antígeno que medimos en sangre.

—¿Cuál es el objetivo con esas estrategias?

—Este cribado inteligente puede mejorar la detección precoz y reducir la mortalidad, porque al final lo que necesitamos es diagnosticar aquellos cánceres que son potencialmente letales para el paciente. No nos interesa detectar absolutamente todos los cánceres, porque sabemos que hay muchos que son indolentes y que no van a matar al paciente ni a provocarle ningún problema. Entonces, se busca evitar el sobrediagnóstico y el sobretratamiento para ofrecer beneficios a los pacientes que sí necesitan esos tratamientos.

—¿Quiénes deberían controlarse?

—El consenso es que a partir de los 50 años debemos empezar a revisar la próstata con una visita al urólogo, un tacto rectal y un análisis de los niveles de PSA. En algunos pacientes después habrá que hacer una resonancia y establecer un cribado individual. Si tenemos antecedentes familiares, recomendamos empezar a partir de los 40 o 45 a controlarse. Todo esto es para el cáncer de próstata. En el resto de cánceres no hay una estrategia de cribado, pero, volviendo al de vejiga, que es el segundo más importante y además es letal cuando se diagnostica tarde, hay que incidir en que los pacientes, ante la aparición de sangre en la orina, acudan inmediatamente a su médico de familia para que los deriven a los servicios de urología y realicen un diagnóstico rápido. La presencia de sangre en la orina no siempre indica que hay un cáncer, pero puede estar vinculado a ello y el diagnóstico cuanto antes mejor, porque lo vamos a poder diagnosticar en escenarios localizados donde la curación es posible.

—¿Este síntoma de la sangre en la orina indica gravedad?

—No necesariamente. Puede aparecer incluso en enfermedad muy localizada, de pequeño tamaño y buen pronóstico, pero es un signo muy claramente asociado a tumores del tracto urinario, sea uretra, vejiga o riñón. La presencia de sangre en orina, conocida como hematuria, tanto en la analítica como en el hecho de que el propio paciente la vea, porque orina rojo o rosado, con o sin coágulos, es un síntoma para consulta de urología.

—Volviendo al cribado piloto en cáncer de próstata, han participado un 40 % de las personas convocadas. ¿Esta participación se considera baja?

—Yo diría que está dentro de lo esperable. Hay mucha evidencia científica sobre programas de cribado y siempre sucede lo mismo. De todas las ofertas que haces de cribado, hay una participación que siempre es la mitad o menos.

—¿A qué se debe?

—A algo muy sencillo que tenemos que trabajar desde las sociedades científicas, desde los medios de comunicación y desde las administraciones. No hay conciencia de la importancia de la salud del varón. Así como los programas de detección de cáncer de mama tienen una participación muy alta, porque las mujeres están concienciadas, con el cáncer de próstata por tabú, por desconocimiento, por vergüenza o simplemente por no tener esa conciencia sobre la salud, no consideran que sea importante hacerse revisiones, mientras que sus parejas mujeres sí lo consideran, sobre todo en las generaciones a las que esta enfermedad está afectando ahora mismo, aunque quizás esto no suceda en unos años con la gente que hoy es joven. De hecho, casi todos estos varones acuden a cribados empujados o animados por sus mujeres.

—¿Por qué no hay conciencia sobre esto?

—No existen grandes asociaciones de pacientes con cáncer de próstata, por ejemplo. No existe esa conciencia social que existe en cáncer de mama. Esta es una cuestión social y educacional. Los varones entre la sexta y séptima década de la vida no tienen esa filosofía que sí tienen sus parejas y por eso ese 40 % de participación en cribados es algo esperable. No por esperable nos parece bien. Nos gustaría tener un 80 o 90 % de participación en estas estrategias, pero desgraciadamente esto es lo que observamos a nivel social. En la consulta de urología, muchas veces el varón es el paciente pero la que habla es su pareja, sucede en población ya un poquito mayor pero donde la mujer tiene la misma edad y sin embargo ella se expresa y es la que habla por boca del paciente.

—¿Cómo han avanzado en los últimos años los tratamientos en tumores genitourinarios?

—Hay que distinguir el tratamiento de la enfermedad localizada del tratamiento de la avanzada. En los dos escenarios ha habido grandes avances. En el tratamiento de la enfermedad localizada vamos a hablar de próstata pero podríamos hablar de riñón y de vejiga, sería lo mismo. La aparición de la cirugía laparoscópica y, más recientemente, la robótica nos permite hacer tratamientos quirúrgicos mucho más precisos. En el caso del tumor renal, no hace falta extirpar todo el riñón sino que somos capaces de conseguir una muy buena preservación del riñón eliminando el tumor de forma completa y con muy pocas complicaciones. En la próstata podemos hacer cirugías que no limiten la calidad de vida del paciente o las secuelas en términos de incontinencia o de pérdida de la función eréctil. Y las opciones de oncología radioterápica compiten en términos de curación con la cirugía en escenarios localizados. Son tratamientos cada vez más efectivos, más rápidos y menos tóxicos. En enfermedad avanzada, hemos podido aumentar de forma considerable la supervivencia con nuevos fármaco que tienen muy poca toxicidad, orales e intravenosos. Estos medicamentos en algunos casos casi cronifican la patología. También se está evolucionando mucho en tratamientos combinados con inmunoterapia.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.