Los rostros del aumento de cáncer en jóvenes: «Me dieron un pronóstico de vida de cinco años y ya van diez»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

A la izquierda, Pepe Monge, diagnosticado con mieloma múltiple; a la derecha, su oncólogo, Joaquín Martínez.
A la izquierda, Pepe Monge, diagnosticado con mieloma múltiple; a la derecha, su oncólogo, Joaquín Martínez.

Aunque lo habitual es que se diagnostique a edades más avanzadas, a Pepe Monge le confirmaron que tenía mieloma múltiple con 48 años. Forma parte de la fundación CRIS contra el cáncer y uno de sus objetivos es conseguir financiación para la investigación

09 jun 2024 . Actualizado a las 17:03 h.

El mayor estudio sobre el aumento de la incidencia de cáncer en jóvenes menores de 50 años, publicado en la revista BMJ Oncology, concluía que entre 1990 y 2019 la incidencia mundial de cáncer de aparición temprana aumentó un 79,1 %. La investigación también analiza qué cánceres son los que más se diagnostican en esta franja de la población, al igual que compara los más diagnosticados en esos años. Los cánceres hematológicos, ocupan en las dos fechas el quinto puesto. 

Pepe Monge forma parte de ese porcentaje. Tiene 58 años y hace diez su vida dio un vuelco de 180 grados. A través de un análisis de sangre en un reconocimiento médico rutinario, su médico se percató de unos niveles altos de unas proteínas. «No tenía ningún síntoma, pero decidí ir al internista y a partir de ahí, fueron tirando», recuerda.

A pesar de que el mieloma múltiple suele ser diagnosticado a partir de los 60 años, a él la noticia le llegó con 48. «Cuando me lo dijo, pensé que no iba conmigo, que el doctor le estaba hablando a otra persona». Era (y es) una persona deportista, «no tenía ningún hábito negativo que, por así decirlo, pudiese haber afectado. Fue devastador. Nadie está preparado para que te digan que tienes cáncer y que además, no es curable. Junto a ese diagnóstico hay un pronóstico de supervivencia global que era de cinco años, pero ya van diez». 

El mieloma múltiple es el segundo cáncer de la sangre más frecuente en nuestro medio. Cada año se diagnostican de 2.500 a 3.000 casos nuevos en España. 

La activación del mieloma 

La noticia fue como un jarro de agua fría, pero Pepe hizo de tripas corazón y no le dijo nada a su familia. «Fue un mes de agosto y me fui de vacaciones por mi hija. Antes de contarlo necesitaba asimilarlo y aceptarlo yo mismo». Investigó sobre sus posibilidades de tratamiento. «En Madrid hacían referencia al Hospital 12 de Octubre. En septiembre pedí cita con el jefe de servicio de Hematología y director de la Unidad CRIS de Hematología, Joaquín Martínez. Me explicó un poco cuál era mi situación. Era asintomático en ese momento, pero de alto riesgo de progresión. Con lo cual, en un plazo corto de tiempo el cáncer acabaría dando la cara. Por eso me propuso entrar en un ensayo clínico, encajaba en el perfil».

Pepe aceptó, pero cuando le estaban realizando pruebas, «en una de ellas vieron que el cáncer ya se había activado porque aparecieron unas pequeñas lesiones líquidas en el cráneo», explica. No pudo participar en el ensayo y recibió «el tratamiento estándar para mi perfil, que en ese momento ya era de paciente con mieloma». Primero quimioterapia y después se sometió a un trasplante de médula.

El mieloma múltiple asintomático es una condición precancerosa que altera ciertas proteínas en la sangre o aumenta las células plasmáticas en la médula ósea, pero no causa síntomas de la enfermedad. El riesgo de progresión no es uniforme. 

Una montaña rusa emocional

«El mieloma se caracteriza porque el paciente tiene que hacer frente a muchos dolores. Yo no me enteré de la enfermedad. Estoy en contacto con pacientes con mieloma y yo no sufrí fracturas óseas, daño renal, problemas en el sistema inmunológico, etcétera», señala. 

Con todo, reconoce que lo peor es a nivel emocional: «Es una montaña rusa y esa fue mi mayor batalla». Una de sus preocupaciones era no poder ver crecer a su hija que, cuando le diagnosticaron, tenía 15 años. «No sabía ni si la iba a ver graduarse en el instituto. No solo he podido vivir eso, también cómo presentaba su trabajo de fin de grado. No estoy al cien por cien, pero casi. Y nunca lo hubiera imaginado», confiesa. 

Al poco tiempo de recibir el trasplante volvió trabajar y a una de sus grandes pasiones: el deporte. Ahora mismo corre medias maratones junto a un compañero único, su oncólogo. «Tenemos la misma edad, sabía que él también corría y le propuse cuando supe todo esto que me gustaría hacer retos para recaudar fondos y visibilizar la importancia de la investigación en el cáncer», cuenta. En este tiempo ha corrido varias medias maratones y ha subido al Kilimanjaro con la fundación CRIS contra el cáncer, una organización independiente y sin ánimo de lucro internacional fundada en 2010 que trabaja para impulsar y fomentar la investigación contra este enfermedad.  

Se ha preguntado en muchas ocasiones «por qué a mí», pero sabe que lo más probable es que nunca sepa la respuesta. «Dentro de lo que cabe, estoy en primera línea de tratamiento después de diez años porque no he recaído. Sé que no siempre es así». Y lanza un mensaje: «Le debo mucho a todos esos pacientes que en su día formaron parte de ensayos clínicos; han permitido llegar a tratamientos que me permiten esta calidad de vida. Siempre estaré en deuda con ellos».

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.