Cesar Rodríguez, oncólogo: «Con unas medidas muy sencillas podríamos evitar el 40 % de los tumores»
ENFERMEDADES
El nuevo presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, que analiza los últimos avances en el conocimiento y tratamiento del cáncer, también busca hacer reflexionar sobre la enfermedad
16 oct 2023 . Actualizado a las 16:40 h.César Rodríguez (Salamanca, 54 años) lleva 30 años dedicado a la oncología y, desde hace unos días, es la cabeza visible de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Vivir rodeado de cáncer no es fácil, pero el panorama ha cambiado mucho en las últimas décadas. «La Oncología Médica es una especialidad en la que los vaivenes emocionales son cotidianos porque pasas de lo molecular a lo humano, de lo curable a lo paliativo y donde tenemos que estar preparados para situaciones muy cambiantes a lo largo del día. Es una especialidad dura, por un lado, pero muy satisfactoria a la hora de realizarte como profesional sanitario», asegura. Del pasado, presente y futuro del cáncer, hablamos con él. .
—Empezó su andadura como oncólogo hace tres décadas y es el nuevo presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica. ¿Cómo ha cambiado este campo en estos 30 años?
—El gran salto global sobre el cáncer tiene que ver con cómo ha cambiado el conocimiento que tenemos sobre la propia enfermedad. Es decir, yo empecé a dedicarme, justo ahora hace 30 años, a ver pacientes con cáncer, entonces era algo macroscópico para nosotros. Eso es lo que ha cambiado, el conocimiento tan profundo que tenemos en este momento de las características moleculares y del comportamiento de la biología de los cánceres. Sabemos que son muchas entidades clínico-patológicas diferentes, con comportamientos distintos, con tratamientos que van a ser muy diferentes, con pronósticos igual de cambiantes. Así, cuanto más sabemos de cada tumor, más capaces somos de identificar dianas terapéuticas y estrategias de tratamiento adaptadas a ese fin último del que tanto hablamos, que es la medicina de precisión, la medicina personalizada.
—En cuanto a tratamientos, ¿cuáles cree que han sido los principales avances?
—Creo que el gran paso lo dimos cuando empezamos a conocer dianas específicas, es decir, puntos de control de la enfermedad frente a los cuales podíamos desarrollar fármacos específicos. Es decir, cuando hace 30 años trabajábamos el cáncer, basábamos todo nuestro análisis terapéutico en utilizar medicamentos que dañaran la capacidad de proliferación de las células sin más, de manera inespecífica, clásicamente con la quimioterapia. Hacíamos un poquito también de hormonoterapia en algunos tumores, pero sabíamos muy poquito. El principal desarrollo vino por identificar lo que llamamos las nuevas terapias dianas, fundamentalmente, anticuerpos monoclonales y también moléculas como los inhibidores tirosin-quinasa, y otros muchos que se han ido desarrollando y que va dirigidos a puntos de control diferentes. El tercer gran hito de las terapias biológicas ha sido la moderna inmunoterapia, que trata de enseñar a nuestro propio sistema inmune los puntos débiles del tumor, para que sea capaz de hacerle frente. Es decir, lo que estamos haciendo es colaborar con nuestro propio organismo a la hora de identificar al tumor como una entidad extraña y que nuestro sistema inmune lo trate. Todo esto se ha ido refinando y combinando la clásica quimioterapia con los nuevos anticuerpos monoclonales somos capaces de llevar el tratamiento solo a dónde queremos que actúe, identificamos todas las áreas de tumor y somos capaces de vehicular la quimioterapia de una manera más moderna para ser más eficaces y menos tóxicos. Así, llegamos a darle a cada paciente lo que realmente necesita y le puede beneficiar y no aquello que solo le aportaba toxicidad.
—¿Qué retos quedan de cara al futuro?
—El problema de todo lo que acabamos de contar es que seguimos viendo que aparecen resistencias. Quizás uno de los grandes retos que tenemos en estos momentos es, por un lado, identificar los mecanismos de resistencia de los tumores, que hacen que pese a que cada vez diseñamos tratamientos más específicos e inicialmente eficaces, cuando los vamos utilizando, vemos que el tumor es capaz de desarrollar resistencias. Conocer mejor esas resistencias, mejorará los resultados. También tenemos que conocer mejor por qué determinados tratamientos, incluso bien diseñados frente a una diana específica que expresa el tumor, no funciona en el 100 % de los pacientes.
—El futuro pasará por eso, porque cada vez sea más personalizado el tratamiento contra el cáncer.
—Efectivamente, no es que vaya a haber un tratamiento para cada paciente, pero sí tenemos que saber identificar bien quiénes son los pacientes que se benefician de la estrategia para no emplearla en aquellos en los que no sea necesario.
—La edad está claro que es un factor de riesgo para desarrollar cáncer, pero también estamos viendo un aumento de casos en gente joven. ¿Qué tipo de tumores y por qué?
—Estamos empezando a ver un adelanto lento, pero significativo, en las edades de diagnóstico. Es decir, en determinados tipos de cáncer vemos que, en los últimos años, se están diagnosticando a edades más tempranas. Son tumores muy diversos, lo vemos tanto en cáncer de mama, como en muchos tumores digestivos, pero en otros también como en cáncer de pulmón. Las causas, como casi siempre que hablamos de cáncer, no son únicas. Sí que efectivamente, en algunos tumores, asistimos a factores relacionados con estilos de vida y factores ambientales. Los hábitos de las sociedades desarrolladas, o medianamente desarrolladas, tienen que ver con el sedentarismo, la obesidad, la dieta inadecuada, el consumo de alcohol cada vez a edades cada vez más tempranas, la incapacidad que tenemos para erradicar el consumo de tabaco. Todo esto relacionado con el estilo de vida occidental, hace que cada vez haya diagnósticos a etapas más precoces. Tampoco hay que olvidar que la exposición a la contaminación ambiental es más frecuente. Pero en esto también influye el hecho de que las técnicas de diagnóstico son cada vez más refinadas. Es una combinación.
—En cuanto a cribados, viendo el éxito por ejemplo del de cáncer de mama que ha cambiado por completo el rumbo de este tipo de tumores, ¿hacia dónde vamos y qué queda por hacer?
—Tenemos cribados muy bien establecidos, como es el cáncer de mama, aunque todavía en estos momentos existen áreas de mejora. La Unión Europea recomienda aumentar la franja de cribado, que sea desde los 45 años a, probablemente, los 75 años. Pero además, en estos cribados establecidos, tenemos que dar un segundo paso. Hay que empezar antes, pero no a toda la población. Lo que deberíamos hacer son cribados selectivos, es decir, por ejemplo, a mujeres más jóvenes, pero con factores de riesgo, ligados a la herencia, o ligados a patologías mamarias previas.
—¿Y en el resto de tumores?
—En otros, como el de cáncer de colon, aunque ya existen programas de cribado, el nivel de implementación en diferentes territorios y, sobre todo, el nivel de adherencia de la población no es el adecuado. Para esto, iniciativas como la de Galicia en la que mandan el kit a casa para que no tengas que ir al centro de salud, es un buen ejemplo de estrategia. Luego tendríamos otro tema, a qué otros tumores podemos ampliar la cartera de servicios. En este momento se habla mucho de instaurar programas de cribado en población con factores de riesgo para cáncer de pulmón. Aquí lógicamente hay que combinar la evidencia con la capacidad que tiene el sistema sanitario. Desde el punto de vista de los profesionales sanitarios, creemos que tarde o temprano el cribado de cáncer de pulmón terminará implementándose. Los cribados selectivos probablemente son el futuro, acotemos bien cuál es la población de riesgo y detectaremos un suficiente número de casos para que tenga repercusiones en términos de salud de la población.
—Si nos centramos en el estilo de vida, como oncólogo, ¿qué consejos daría a la población?
—Yo creo que el mensaje es que evitaríamos casi un 40 % de los tumores y un tercio de la mortalidad con unas medidas muy sencillas. Básicamente, dieta equilibrada con alto consumo de frutas, verduras, bajo consumo en carnes rojas, bajo consumo de calorías en exceso; ejercicio físico regular de una manera moderada o intensa; consumo de tabaco cero; consumo de alcohol minimizado porque el alcohol tiene menos estigma que el tabaco, pero es una causa del desarrollo de tumores muy establecida y que cada año es responsable de un número nada despreciable de casos de cáncer en nuestro medio; y, finalmente, evitar la exposición a factores ambientales y enfermedades infecciosas. Cinco medidas que tendrían una gran repercusión en la salud.
—La palabra cáncer sigue dando mucho miedo, ya que estamos con mensajes a la población, uno para todas esas personas que siguen temiendo escuchar esas seis letras.
—Lo primero es que el cáncer no es una enfermedad, son muchas y muy diferentes. Por tanto, el buen conocimiento de lo que es el cáncer probablemente lleve a tener menos miedo a hablar de ello. Más del 50 % de los tumores pueden tratarse y curarse de manera adecuada, pero además, muchos de ellos, aunque sean diagnosticados en enfermedad avanzada, pueden ser tratados durante períodos prolongados y hacerlos compatibles con una vida activa. Hay que derrotar al estigma que probablemente acompañaba al cáncer como enfermedad que deteriora sí o sí al paciente y que hay que mantener oculto; también determinados estigmas que culpabilizan en algunos tipos de tumor a quien lo padece, como puede ser, por ejemplo, el cáncer de pulmón en fumadores. Todo tumor debe ser normalizado desde el momento en que existen tratamientos cada vez más específicos y que permiten a los pacientes hacer una vida casi normal.
—¿Cómo es el día a día de un oncólogo?
—Pues ha cambiado mucho también, es decir, yo creo que la Oncología Médica en particular es una disciplina muy integral. En una misma jornada de trabajo, puedes estar enfrentándote a un test genómico que tienes que interpretar, puedes estar afrontando un paciente curable con estrategias de tratamiento cotidianas, pero diez minutos después puedes tener que estar hablando con uno para volcar los recursos en su calidad de vida y soporte, porque la enfermedad está llegando a su fin y no te queda más remedio que hablar de aspectos humanísticos.
—¿Habrá cura para el cáncer?
—Iremos encontrando curas para diferentes tipos de cánceres. Pero la erradicación del cáncer o la curación del cáncer de manera efectiva, probablemente sea, en este momento, un reto difícil de alcanzar porque estamos hablando de más de 200 enfermedades diferentes. El cáncer lo iremos curando de manera parcelada, iremos conociendo determinados tipos de cáncer, iremos mejorando los resultados, las cifras de supervivencia irán aumentando, las tasas de recaída irán disminuyendo y esto será un proceso.