Enfermedad cardiovascular en la mujer: ¿qué pruebas médicas ayudan a prevenirla?

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Paula Quiroga

El riesgo aumenta a partir de la menopausia debido a las alteraciones hormonales, sin embargo, la población femenina tampoco está exenta de problemas durante la edad fértil

11 may 2023 . Actualizado a las 11:11 h.

La enfermedad cardiovascular no es solo cosa de hombres. Es más, ellas mueren más por patologías del corazón que por tumores; lo contrario que sucede en los varones, en los que el cáncer se lleva el mayor porcentaje de fallecimientos. Así lo muestran los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. En el 2021, 63.291 mujeres fallecieron en España debido a alguna enfermedad cardiovascular. Una cifra que, según la Sociedad Española de Cardiología, supone una muerte cada ocho minutos. 

En este grupo de población, no solo importan los factores de riesgo clásicos (que también). Es más, la presión arterial, la alimentación, el colesterol, el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo son más prevalentes a medida que se cumplen años. En suma, los cambios hormonales que experimenta la mujer, como los factores variables de riesgo inflamatorio, pueden incrementar el riesgo de padecer una patología del corazón. Así lo explica un documento de consenso entre cardiólogos, ginecólogos y endocrinólogos europeos publicado en la revista European Heart Journal bajo el nombre Salud cardiovascular después de la transición a la menopausia, trastornos del embarazo y otras condiciones ginecológicas.

Problemas en la edad fértil

En este caso, mayor riesgo significa mayor atención. La guía divide el peligro cardiovascular en dos etapas. La primera de ellas es el momento fértil de la mujer y existen varias condiciones para estar en el punto de mira. Aquellas que presentan antecedentes de parto prematuro (es decir, que se produzca antes de la 37 semana) «parecen tener dos veces mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en la vejez», sostiene la Sociedad Española de Cardiología.

También las mujeres que hayan tenido dos o más abortos, consecutivos o no, pues se han visto relacionados con mayor riesgo de enfermedad isquémica del corazón. El documento de consenso señala que la enfermedad cardiovascular y la pérdida recurrente de embarazo comparten factores de riesgo como el tabaquismo, la obesidad o la ingesta de alcohol. A su vez, los expertos recurren a datos de pacientes daneses para explicar que las mujeres procedentes de familias con enfermedad aterosclerótica podrían estar predispuestas a sufrir pérdidas de embarazo. Esto, a su vez, aumentaría el riesgo futuro de ictus. Así, consideran que sería imprescindible que los antecedentes familiares y de embarazo formasen parte de la evaluación del riesgo cardiovascular en mujeres. 

Las pacientes de enfermedades inflamatorias autoinmunes, como la artritis reumatoidea o lupus eritematoso sistémico tendrían que estar más controladas, «pues patologías de este tipo se asocian a un aumento del riesgo cardiovascular, sobre todo, para infarto», precisa la doctora Milagros Pedreira, coordinadora del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que también añade este al grupo de población dependiente de cambios hormonales, «como son el síndrome de ovario poliquístico y el tratamiento hormonal asociado al tabaco por su potencial efecto trombótico», indica. 

En el propio embarazo también se producen otras condiciones a tener en cuenta. Una de ellas es la hipertensión, que afecta a entre el 5 y el 10 % de las mujeres en este estado. Puede ser crónica y preexistente o, por el contrario, gestacional. La primera de ellas se asocia con un mayor riesgo de preeclampsia, que aumenta por cuatro el riesgo de padecer insuficiencia cardíaca e hipertensión, y por dos, el de enfermedad isquémica del corazón, accidentes cerebrovasculares y muertes cardiovasculares. «En las mujeres, y de manera concreta, tiene una significativa relación con la aparición de ictus», detalla la doctora Pedreira. 

Otro de los grandes clásicos durante esta etapa es la diabetes gestacional, que aumenta el riesgo de futuros eventos cardiovasculares. Si bien la intolerancia a la glucosa se resuelve con frecuencia una vez la mujer da a luz, se estima que un 10 % de los casos tendrán diabetes después del parto y que, al menos, otro 20 % tendrá alteraciones del metabolismo de la glucosa en el cribado posparto. No solo esto, sino que entre el 20 y el 60 % restante padecerán la enfermedad entre cinco y diez años más tarde. 

Más allá de ser un predictor de diabetes futura, en las mujeres aumenta el riesgo cardiovascular con mayor peso que en los hombres, «las penaliza más», explica la experta de la SEC. «El tipo gestacional aumenta de forma significativa el riesgo de desarrollo de diabetes tipo 2 hasta siete veces, dos veces más para ictus y cuatro para infarto de miocardio», precisa la doctora.

Problemas cardiovasculares más frecuentes en la edad fértil

  • Antecedentes de parto prematuro.
  • Dos o más abortos consecutivos, o no.
  • Enfermedades inflamatorias autoinmunes como la artritris reumatoidea o lupus eritematoso sistémico.
  • Síndrome de ovario poliquístico o tratamiendo hormonal asociado al tabaco. 
  • Hipertensión durante el embarazo.
  • Diabetes gestacional

¿Qué se puede hacer para prevenir?

La Sociedad Española de Cardiología propone cuatro estrategias que ayudan a reducir el riesgo cardiovascular. Las dos primeras se basan en llevar un cierto control. Aquellas que hayan tenido hipertensión gestacional deben vigilar su presión arterial. 

A su vez, a las mujeres que padecieron diabetes se les recomienda realizar una prueba de tolerancia a la glucosa entre las cuatro y doce semanas después del parto, para después repetirlas entre cada uno y tres años. 

La doctora Milagros Pedreira opta por poner en primera línea de batalla un estilo de vida saludable: «Evitar el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad; mantener una dieta sana baja en grasas, rica en frutos secos, verduras,cereales, pescados, reduciendo el consumo de carnes rojas y procesadas, con el complemento de aceite de oliva virgen extra». En el estudio Predimed, se observó que el oro líquido mediterráneo «sirve para prevenir la posibilidad de eventos cardiovasculares con una disminución del 30 % en personas de alto riesgo», precisa la cardióloga. 

De igual forma, la experta recomienda también realizar una analítica general, «que muestre resultados de glucosa, colesterol total y fraccionado y determinar la tensión arterial». Esto permitirá tomar decisiones en el plano del tratamiento o prevención. 

Riesgo en la menopausia debido al descenso de los estrógenos

La etapa en la que se producen más cambios es la menopausia. La disminución de los niveles de estrógenos se relaciona con alteraciones en la función vascular. Además, los cambios hormonales también impactan en otros aspectos como la composición corporal, «con un incremento de la grasa abdominal, que es la más peligrosa», señala la SEC; con un aumento de entre un 10 y 15 % del colesterol LDL y triglicéridos, a la vez que se reduce el 'bueno'; y además, con una mayor probabilidad de desarrollar hipertensión antes los 60 años. «Se pierde el papel protector de los estrógenos, sobre todo, a nivel vascular, y más concretamente sobre el endotelio, que es la capa interna de los vasos», detalla la doctora Pedreira, en referencia a la rigidez que adquieren estas cañerías. 

Las mujeres con insuficiencia ovárica prematura, o lo que es lo mismo, la pérdida de la función ovárica antes los 40, «tienen menor esperanza de vida que aquellas con una menopausia tardía debido a enfermedades cardiovasculares y osteoporosis», señala la Sociedad Española de Cardiología. Es más, la entidad señala que cada año de menopausia temprana se relaciona con un aumento del 3 % del riesgo cardiovascular. 

No solo esto, sino que la hipertensión se considera un factor de riesgo de importancia, pues afecta con frecuencia a las mujeres en los primeros años de la posmenopausia. Su aparición puede causar diferentes síntomas, como palpitaciones, sofocos, cefaleas, dolor torácico, cansancio, dolor en los omóplatos y trastornos del sueño, que «a menudo se suelen atribuir a la menopausia», añaden. 

En suma, a partir de esta etapa también aumentan enfermedades reumáticas y endocrinas autoinmunitarias como la artritis reumática, e lupus eritematosos sistémico, el síndrome antifosfolípido, el síndrome de Sjogren o los trastornos tiroideos, los cuales a su vez, se asocian con mayor riesgo cardiovascular. 

Por último, la menopausia precoz, que es cuando aparece antes de los 45 años, «también conlleva un aumento del peligro, con un aumento del riesgo de 1.5 veces de cardiopatía isquémica y un aumento de riesgo del 2 % por cada años de precocidad de la menopausia», detalla la coordinadora de grupo de la SEC. 

Problemas que pueden aumentar el riesgo cardiovascular en la menopausia

  • Cambios hormonales que derivan en un aumento del colesterol LDL y triglicéridos.
  • Mayor probabilidad de desarrollar hipertensión. 
  • Insuficiencia ovárica prematura. 
  • Enfermedades reumáticas y endocrinas autoinmunitarias como la artritis reumática, el lupus eritematosos sistémico, el síndrome antifosfolípido, el síndrome de Sjogren o los trastornos tiroideos. 
  • Menopausia precoz. 

¿Qué se puede hacer para prevenir?

La Sociedad Española de Cardiología recomienda empezar por la básico. Tal y como señalan desde la Fundación Español del Corazón, «la mortalidad cardiovascular se da en el 50% de las mujeres a partir de los 65 años, y es desde la menopausia cuando la mujer tiene un peor pronóstico que el hombre. Esto se debe a que durante la edad fértil, la actividad estrogénica preserva la función endotelial de las arterias y disminuye el colesterol, además, reduce la viscosidad de la sangre, minimizando el riesgo de trombosis». 

Por eso, se insiste en un estilo de vida saludable, con una dieta de alta calidad nutricional, así como con la práctica de ejercicio regular. «Aportar alimentos especialmente favorables como el aceite de oliva virgen extra, las nueces y evitando los procesados y el exceso de sal», indica la doctora Pedreira. 

A su vez, la experta aconseja realizar controles de glucemia, niveles de lípidos y de presión arterial con cierta periodicidad. Por último, la Sociedad Española de Cardiología divide su posicionamiento respecto a la terapia hormonal. Si bien esta se indica en el alivio de los síntomas, «no se recomienda en mujeres con alto riesgo cardiovascular y después de eventos previos». Por el contrario, en mujeres jóvenes que se encuentren a las puertas de la menopausia, esta estrategia puede ser cardioprotectora. 

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.