Manuel Anguita, cardiólogo: «Si controlásemos la tensión arterial se evitarían un 80 % de los casos de insuficiencia cardíaca»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

El doctor Manuel Anguita es cardiólogo del Hospital Reina Sofía, de Córdoba.
El doctor Manuel Anguita es cardiólogo del Hospital Reina Sofía, de Córdoba.

El experto explica que la calidad de vida con esta patología es «peor que en la gran parte de los cánceres»

10 ene 2023 . Actualizado a las 15:26 h.

La insuficiencia cardíaca se incrementa con la edad. A medida que se suman velas a la tarta de cumpleaños. Es una de las causas más frecuentes de hospitalización en España, y su incidencia ha aumentado un 30 % en los últimos años según el estudio Recalcar. Se trata de una enfermedad que impacta en la estructura del corazón, limitando su capacidad de bombear el suficiente flujo de sangre, y por lo tanto, oxígeno y nutrientes, que el organismo necesita para funcionar. A su vez, esto provoca que la persona no pueda eliminar los desechos naturales que produce, lo que deriva en una acumulación de líquidos en distintas partes del cuerpo. Si algo tienen claro todos los especialistas, es que el mejor tratamiento es un estilo de vida saludable, que evite los conocidos factores de riesgo. El doctor Manuel Anguita, cardiólogo del Hospital Reina Sofía, de Córdoba, que ha dedicado su carrera a estudiar esta patología, analiza la raíz del problema. 

Este síndrome se caracteriza por la presencia de síntomas, como la falta de aire o la fatiga, y de signos que indican que el corazón no funciona bien. Expulsa la sangre de manera incorrecta, y esta pasa a acumularse en las piernas o en el abdomen. La insuficiencia cardíaca puede estar provocada por un múltiple abanico de enfermedades cardiovasculares, entre ellas, la cardiopatía isquémica, las miocardiopatías, las arritmias o las valvulopatías. 

—¿Por qué las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de mortalidad y segunda causa de hospitalización en España? Llevamos muchos años de convivencia. 

—De hecho, siguen aumentando, no solamente en España, sino en los países occidentales. Creo que se debe fundamentalmente a tres causas. Una de ellas es el aumento de la edad de la población. A medida que esto sucede, también se incrementan las enfermedades crónicas, y la mayor parte de las cardíacas son crónicas. En segundo lugar, que desgraciadamente existe un mal control de los factores de riesgo: de la obesidad, del sedentarismo, de la mala nutrición, del mal control de la hipercolesterolemia, de la hipertensión arterial o del tabaco. Y eso es algo que está empeorando y predispone a sufrir enfermedades cardiovasculares. Por último, en cierta forma, la mejora en el diagnóstico y tratamiento de la mayoría de enfermedades cardiovasculares, sobre todo de las agudas, hace que la mortalidad sea menor pero quedan más pacientes en situación de enfermedad cardiovascular crónica. Esas tres razones explican el fenómeno que usted indica. 

—¿Hasta qué punto se podrían evitar?

—De esto hay muchos estudios. Desde los clásicos de Framingham, de Estados Unidos, de hace ya 40 o 50 años, se sabe que controlando los factores de riesgo se evitan la inmensa mayoría de enfermedades cardiovasculares que guardan relación con ellos. Fundamentalmente, la enfermedad coronaria, la cerebrovascular, la insuficiencia cardíaca, y la fibrilación auricular. Estas son las grandes epidemias cardiovasculares de este siglo. Después, y como es lógico, hay cosas que no se pueden evitar como las cardiopatías familiares, y la enfermedad del corazón con una base genética, pero estas son una minoría. 

—¿En qué porcentaje se sitúa la insuficiencia cardíaca?

—Este es probablemente el motivo más frecuente de ingreso en la actualidad dentro de las hospitalizaciones por enfermedades del corazón. En España, representa el 25 % de todos los ingresos cardiovasculares, y es la causa más frecuente de ingresos médicos de personas de más de 65 años. Si controlásemos adecuadamente las cifras de tensión arterial se evitaría un 80 % de los casos, y controlando todos los factores de riesgo se evitarían prácticamente el 90 % de todas. 

— Usted fue el coordinador del Grupo de Insuficiencia Cardíaca de la Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud, ¿cuáles son las bases de este acuerdo?

—Al ser una de las patologías más prevalentes, establecimos tres objetivos concretos. Uno es mejorar la detección precoz, dándole el papel que precisan a los médicos de atención primaria y a los métodos de determinación de los parámetros bioquímicos, como los biomarcadores para el diagnóstico precoz para insuficiencia cardíaca, así como protocolización de consulta rápida de atención primaria a cardiología. El segundo es el reconocimiento oficial y la extensión, a todos los hospitales, de una forma nueva de gestionar la asistencia a la insuficiencia cardíaca en forma de programas y unidades específicos, mediante equipos multidisciplinares; y la tercera línea, que es un poco más concreta, hace referencia a la insuficiencia cardíaca más grave, al shock cardiogénico, que tiene una mortalidad muy alta, aunque es menos frecuente. El objetivo de esta es organizar la gestión de este shock en forma de redes de hospitales del traslado y diagnóstico de los pacientes, entre otros. 

—La insuficiencia cardíaca afecta entre el 4,7 y el 6,8 % de las personas mayores de 45 años, una cifra que crece a partir de los 75. ¿De qué forma impacta este problema en Galicia? Nuestra comunidad es de las más envejecidas. 

—Nosotros tenemos datos procedentes del estudio Recalcar, elaborado por la Sociedad Española de Cardiología, mediante un convenio con el Ministerio de Sanidad, en donde analizamos los datos de ingresos hospitalarios en todos los hospitales públicos del área del corazón. Hay pequeñas diferencias entre las comunidades autónomas en relación al número de ingresos o altas por insuficiencia cardíaca, al número de mortalidad y reingresos. Galicia está en la media nacional en todos esos indicadores. No ha cambiado mucho en los últimos años. Es una mortalidad muy alta, y que se está manteniendo estable porque no hemos sido capaces de rebajarla. En cuanto al número de ingresos por insuficiencia cardíaca, sigue aumentando en todas las comunidades autónomas, y en concreto en Galicia debido al envejecimiento de la población. 

—¿Cómo afecta esta enfermedad a la calidad de vida de los pacientes?

—La afectación a la calidad de vida de la insuficiencia cardíaca es mayor que la gran parte de los cánceres, y mayor que la que produce un infarto de miocardio. Es decir, es peor que la que producen otras enfermedades cardíacas, y la mayoría de enfermedades médicas de otros órganos. Produce una alteración muy importante. El paciente se ahoga, se cansa mucho, y puede hacer muy pocas actividades de su vida cotidiana. 

Según la Fundación Española del Corazón, la insuficiencia cardíaca, sin tratamiento, «tiene un pronóstico peor que muchos cánceres». Eso sí, la situación cambia con el tratamiento adecuado, por eso es tan importante realizar un buen seguimiento. 

—Uno de nuestros compañeros simuló cómo es vivir con ello durante 24 horas. Había detalles tan precisos como que tenía que pesarse todos los días para identificar cuándo había retención de líquidos. ¿Por qué existe esta descompensación?

—Claro. Ese es el signo básico de la insuficiencia cardíaca. Si el corazón no funciona bien, no es capaz de mantener la circulación de la sangre por todo el organismo y aumentan las presiones de la sangre dentro del sistema vascular, sale líquido del interior de los vasos, van hacia los pulmones, y eso es lo que produce el ahogo o la disnea. De igual forma, llega al hígado, produciendo un aumento de su tamaño, y hacia las extremidades inferiores, causando edemas. Ese incremento del líquido es lo que deriva en los síntomas de congestión de la insuficiencia cardíaca, y por eso a los pacientes se les recomienda que controlen muy bien el peso. Incluso a diario, porque un aumento brusco y rápido indica que se está reteniendo líquido y que se está produciendo una descompensación. 

—Uno de los problemas que hay cuando se habla de esta enfermedad y el consumo de medicamentos es la falta de adherencia, ¿por qué resulta complicado alcanzarla?

—El tema de la falta de adherencia es común a todas las enfermedades y pacientes que tienen que tomar un número muy alto de pastillas. No es debido a los efectos secundarios de los fármacos, que también los tiene, sino al hecho de tener que tomar un montón de medicaciones. Para la insuficiencia cardíaca el paciente tiene que tomar unas siete u ocho pastillas diarias, que se suman a otras medicaciones de otras patologías, porque al ser personas de una edad avanzada, el listado de medicaciones tiende a ser superior a 10 o 15 fármacos diarios. Eso a veces complica la adherencia. 

—En términos de ejercicio y alimentación, ¿qué papel juegan estos dos en la prevención de la insuficiencia?

—En la prevención es fundamental, porque precisamente la obesidad, relacionada con una inadecuada nutrición, así como el ejercicio, hacen que se desarrolle enfermedad coronaria, que a su vez es la causa más frecuente de insuficiencia cardíaca. 

—A veces da la sensación de que se empieza a hacer prevención a partir de los 40 años. ¿Cuánto de útil sería trasladar esta prevención a los niños pequeños?

—Esa es la propuesta más importante de la Estrategia de Salud Cardiovascular del Ministerio porque a esas edades es cuando hay que actuar. Será muy difícil cambiar en un adulto lo que no se consigue hacer en los niños, en cuanto a hábitos de vida. Esa es la estrategia fundamental, y dónde habría que poner los mayores esfuerzos.

Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.