Repasamos los remedios caseros más populares contra la gripe y el resfriado: estos son los cuatro que funcionan

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Tradicionalmente, alimentos como la cebolla y la miel se han utilizado como remedios caseros para los estados gripales, pero ¿funcionan realmente?
Tradicionalmente, alimentos como la cebolla y la miel se han utilizado como remedios caseros para los estados gripales, pero ¿funcionan realmente? La Voz de la Salud | iStock

Desde la sopa de pollo hasta la infusión de equinácea, examinamos lo que la sabiduría popular recomienda para tratar los cuadros gripales

13 dic 2022 . Actualizado a las 14:47 h.

Un resfriado o una gripe son los clásicos problemas que se ven en la clínica en esta época del año y siempre lo han sido. Es por eso que los consejos de abuela y las recetas tradicionales también abundan: desde el típico consomé de pollo hasta infusiones de plantas específicas, eso sí, acompañadas de una buena cucharada de miel para aliviar el malestar de la garganta, y unas gotas de zumo de limón para reforzar nuestros niveles de vitamina C. Ahora bien, ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Cuáles son los remedios que funcionan y cuáles, en cambio, son solo un mito? Separamos la paja del trigo y analizamos qué es lo que debemos y no debemos hacer cuando atacan los virus del otoño e invierno.

Ante todo, debemos tener en cuenta que las mejores medidas contra las infecciones respiratorias son las preventivas, y en este sentido, «el principal consejo para evitar el resfriado común es una adecuada higiene de manos, pero, además, ventilar bien las habitaciones del domicilio, lavar la ropa de cama con más frecuencia, utilizar correctamente pañuelos desechables, evitar las acumulaciones de gente en zonas poco ventiladas y mantener un nivel de hidratación de la garganta adecuado y una correcta higiene nasal», explica María del Campo, vicesecretaria de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.

Ajo

El ajo, al que tradicionalmente se le atribuye una larga lista de propiedades beneficiosas para la salud, se ha popularizado aún más en los últimos tiempos con la viralización de un vídeo en el que María Pombo come un diente de ajo crudo mordiéndolo como si se tratara de una fruta. En el vídeo, que la influencer compartió a través de sus historias de Instagram, se sugiere que tomarlo puede ser beneficioso para combatir los «síntomas de resfriado o cualquier malestar».

Y es cierto que el ajo tiene numerosos compuestos que pueden ser interesantes desde un punto de vista inmunitario. «El ajo tiene propiedades antisépticas. Tiene unos sulfuros que van a hacer que sea beneficioso para un montón de cosas. Tiene potasio, magnesio, algunas vitaminas del grupo B, alicinas. Estas sustancias químicas son beneficiosas y son fitoquímicos. Tiene betacarotenos, ácido clorogénico, selenio», enumera la doctora Guadalupe Blay, responsable del grupo de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Sin embargo, faltan evidencias claras de que comer ajo o incluso tomarlo en infusión tenga efectos notorios en la salud. Aunque se han realizado estudios al respecto, no han contado con suficientes participantes ni han tenido una duración suficiente como para que las conclusiones sean sólidas.

De todos modos, podríamos pensar que, al tratarse de un alimento tan extendido y popular, consumirlo podrá no ser una cura milagrosa, pero tampoco nos va a hacer daño. ¿Es eso cierto? Como todo lo que hace a nutrición, en realidad, depende. No todas las personas reaccionan de la misma manera frente al ajo, sobre todo en estado crudo. «Siempre hay que tener cuidado con el ajo en las personas que toman anticoagulantes porque pueden intensificar el efecto y pueden aparecer hemorragias», señala en este sentido la doctora Blay.

¿Funciona? La evidencia es controvertida.

Cebolla

La cebolla es otro alimento que se suele utilizar por su capacidad de aliviar la tos. Aunque no va a combatir los virus que puedan estar atacando al organismo, sí tiene ayuda con los síntomas, ya que contiene sustancias mucolíticas que favorecen la expectoración y que se liberan al aire cuando la cebolla es cortada. «La costumbre de ponerles a los niños por la noche, cuando tosen o tienen congestión nasal, una cebolla cerca de la cama, con un poquito de azúcar y de agua, es buena, porque así desprende más vapores en sus reacciones químicas con el aire. Crea unos vapores que ayudan a respirar mejor. Es como un analgésico para la garganta, hidrata las mucosas. También se hacen infusiones muy buenas. Es coger una cebolla, hervirla en un cacito, añadirle miel y limón. Eso va a evitar la irritación y el picor que produce la tos», apunta Blay.

¿Funciona? Sí, para la tos.

Sopa de pollo

Esta es una de las recetas más tradicionalmente utilizadas para ayudar a las personas enfermas a recuperarse, sobre todo si hablamos de enfermedades de las vías respiratorias altas. Este remedio casero es tan conocido, que ha inspirado el título de uno de los libros de autoayuda más vendidos de la historia, Sopa de pollo para el alma. ¿Por qué la sopa de pollo es tan popular como remedio?

Aunque un plato de sopa no constituye una cura, hay validez en relación con su consumo durante los estados gripales y el alivio que proporciona. «Hasta en estudios que se hicieron en la Universidad de Nebraska destacan la sopa de pollo con verduras. Al estar caliente hace que los cilios dentro de la nariz y la zona peribucal estén a mayor temperatura y eso también nos protege ante algunos microbios», explica Blay.

¿Funciona? Sí, a nivel local, por su temperatura, da cierto alivio.

Infusiones

Las infusiones pueden ser útiles para aportar una sensación de confort y bienestar, aunque es poco lo que ha sido probado en términos de su eficacia para tratar enfermedades como la gripe o el resfriado. Las infusiones tienen, sin embargo, efectos beneficiosos similares a los que se pueden conseguir tomando una sopa: administrar una bebida caliente puede brindar alivio a nivel local en la garganta y las vías respiratorias inflamadas.

Si uno busca en internet infusiones para la gripe, son numerosas las opciones que se puede encontrar, desde la canela hasta el tomillo, aunque no todas son, claramente, igual de útiles. Entre las opciones destacadas, Blay menciona dos. «Hay algún estudio del propóleo, que tiene propiedades antivirales y antiinflamatorias para la garganta», apunta. El jengibre destaca asimismo por la solidez de las evidencias científicas que lo avalan; sin embargo, en algunas personas puede favorecer la aparición de síntomas a nivel digestivo como el reflujo gástrico o la acidez, debido a su efecto relajante del esófago.

La equinácea, mientras tanto, aunque es muy popular, no contaría con evidencia a favor. «En una revisión Cochrane no se encontró diferencias respecto al placebo», señala al respecto María del Campo.

Lo que sí es útil es acompañar esa infusión con una cucharada de miel. «Lo fundamental y más importante es la hidratación. El beber líquidos. Dentro de los líquidos, puede ser bueno tomar infusiones de cualquier tipo y añadirles un poquito de miel. La miel va a venir muy bien porque suaviza la garganta y es un poco antiinflamatoria. Es muy buena para molestias e inflamación en la garganta», concluye Blay.

¿Funcionan? El jengibre y el propóleo, sí, contra la tos. Y no olvides tomarlos con miel.

Vahos

Los vahos de eucalipto son un remedio típico en estos casos. Según la sabiduría popular, ayudan a respirar mejor, aliviando la congestión nasal y permitiendo que se disuelvan los mocos. Estos efectos se pueden apreciar de manera instantánea. Son recomendables en la mayoría de casos de sinusitis, resfriado o gripe e incluso ayudan cuando hay tapones de cera en los oídos. Pero están contraindicados en personas con inflamaciones gastrointestinales o de las vías biliares, y tampoco se recomienda en embarazadas o personas con insuficiencia hepática.

¿Cómo podemos aprovechar el eucalipto? «Se utiliza en vapores. Se pone un vaporizador o con agua caliente se desprende vapor del eucalipto, y nos ayuda a respirar mejor. No a expectorar. Descongestiona las fosas nasales», explica Blay. Se recomienda hacer este procedimiento durante 10 a 20 minutos, dos veces al día, mientras duren los síntomas.

¿Funcionan? Sí. 

Vitaminas

En las farmacias podemos encontrar, sobre todo en esta época del año, una gran variedad de preparados, píldoras, cápsulas, polvos y tabletas efervescentes que contienen minerales y vitaminas. Estos productos prometen reforzar nuestras defensas y ayudarnos a combatir las infecciones. Pero en realidad, salvo que tengamos un déficit, no hace falta tomarlos. «Si yo, nutricionalmente, como comida sana y equilibrada, si sigo una dieta mediterránea, no necesito tomarme ningún suplemento. Ninguno. Otra cosa es que si no me alimento correctamente tenga déficit de algún nutriente o pierda alguno. El hierro, por ejemplo», asegura Blay.

«Desde hace años se ha comentado que la vitamina C previene y cura el resfriado común. Sin embargo, la evidencia disponible señala que, aunque la toma regular de vitamina C redujo significativamente la duración de los síntomas, este efecto y el impacto en días es poco relevante por lo que en población general no está indicado suplementar con vitamina C», señala del Campo.

El consejo sigue siendo introducir la vitamina C a través de la dieta. «Alimentos como el kiwi, la naranja, el pimiento, todos esos nos van a venir bien. Otro tipo de suplementos de zinc, magnesio y demás no son necesarios», aclara Blay. La doctora señala que los antioxidantes que contienen estos alimentos, si bien son beneficiosos para nuestra salud general, no tienen un rol demasiado importante a la hora de recuperarnos de una enfermedad respiratoria, ya que, como señala Blay, «no hay realmente una oxidación en las células por un catarro».

«La administración de zinc los primeros días del inicio de los síntomas podría reducir tanto la duración como la gravedad de los síntomas en adultos, aunque el impacto en días es poco relevante y la evidencia, inconsistente, por lo que no está indicado. Además, su uso se relaciona con daño gastrointestinal y mal sabor de boca», aporta del Campo.

La vitamina D sí que es importante, y en una época del año en la que nos exponemos menos al sol, puede llegar a haber un déficit. En este sentido, los expertos recomiendan estar al sol durante diez o quince minutos al día, preferentemente por la mañana, para así potenciar las defensas y mejorar incluso la calidad del sueño, algo que puede a su vez ayudar a fortalecer nuestro sistema inmunitario.

¿Funcionan? No, excepto si hay deficiencias. 

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.