Sonia Gaztambide: «La herencia tiene un papel importante en la diabetes y algunos padres se sienten culpables por ello»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Sonia Gaztambide es la presidenta de la Fundación de la Sociedad Española de la Diabetes (FSED).
Sonia Gaztambide es la presidenta de la Fundación de la Sociedad Española de la Diabetes (FSED).

La Presidenta de la Fundación de la Sociedad Española de la Diabetes recuerda la importancia de la alimentación y el ejercicio en la prevención de esta enfermedad

14 nov 2022 . Actualizado a las 13:49 h.

El manejo de la diabetes avanza a pasos agigantados. La calidad de vida de los pacientes, que antes se veía mermada, mejora a medida que lo hace la tecnología. Son dos factores que van de la mano. Con motivo del Día Mundial de la Diabetes hablamos con la presidenta de la Fundación de la Sociedad Española de la Diabetes (FSED), Sonia Gaztambide

La doctora es Jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Cruces en el País Vasco y profesora titular de la Universidad de la región. Pertenece al Ciber de Diabetes y al Ciber de enfermedades raras, y forma parte del Instituto de Investigación Viocruz Vizcaya. Reclama una mayor importancia de la educación como parte del tratamiento, y la creación de un perfil de profesionales que tengan formación y tiempo para ello.

—Los números de la Diabetes están creciendo. ¿Desde la Sociedad se atisba un porqué?

—Están creciendo porque es lo que pasa en todo el mundo. En Europa se estima que para el año 2045 el aumento sea de un 15 %. En España, tenemos una prevalencia de 13, 8 %, también varía por comunidades autónomas. Estas diferencias pueden ser por la obesidad, fundamentalmente, y sobre todo, por el sedentarismo. En definitiva, por los diferentes estilos de vida porque el ejercicio y la alimentación juegan un papel muy importante. 

—¿Cómo se relaciona con los números de la obesidad?

—La obesidad está aumentando en el mundo, y al crecer sus números, aumenta el riesgo de diabetes. El 90 % del tiempo que hablamos de esta enfermedad nos referimos a diabetes tipo II, que es la que aparece en gente adulta. 

La Federación Internacional de Diabetes (FID) señala que una de cada nueve personas (el 11, 1 %) padecerá diabetes globalmente en el 2030. Además, sospecha que casi un tercio de los cinco millones de afectados no están diagnosticados y viven con más riesgo de complicaciones, como por ejemplo, infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares, lesiones nerviosas o ceguera. 

—Me habla de la importancia que tiene el ejercicio en la prevención de la diabetes, ¿de qué forma se beneficia esta enfermedad?

—A mayor sedentarismo, y peor alimentación, mayor grado de obesidad. Y por lo tanto, mayor grado de diabetes. La obesidad condiciona este peligro. Cuando hay este exceso de peso, el páncreas tiene que trabajar más en la producción de la insulina. Y además, con esta patología existe cierta resistencia a la misma. Con lo cual, le resulta más complicado y acaba fallando. Es decir, puede aumentar la producción de insulina hasta un cierto punto que se agota y falla. Entonces, al fallar la producción aparece la diabetes. En función del grado puede haber una elevación mayor o menor de los niveles de glucosa en sangre. Por eso la alimentación es fundamental. No hay que comer en exceso, sino lo que cada uno necesita. Y después está el sedentarismo, que es igual de importante. Tenemos que hacer ejercicio todos los días. Existe un refrán español que resume muy bien lo que hay que hacer: menos plato, y más zapato. En definitiva, hay que moverse más. Se suele decir que como mínimo 150 minutos a la semana, pero yo suelo decir que es media hora de caminata al día, porque es más sencillo de memorizar. 

—Mantenerse activos, ¿no?

—Claro. Por ejemplo, si la gente coge el transporte público, puede bajarse una parada antes y completar el tramo caminando. Eso es algo que tendríamos que meter en nuestro esquema general de trabajo. A veces, yo me voy a casa dando un rodeo para poder incluir esa media hora de actividad. Y después, unas dos o tres veces a la semana, hay que hacer ejercicio anaeróbico para potenciar el tono en diferentes grupos musculares. Puede ser sentarse y levantarse de la silla, hacer sentadillas de toda la vida o coger un kilogramo de arroz, y subirlo y bajarlo con los brazos para hacer fuerza. A veces con cosas caseras podemos favorecer la situación, pero hay que planificarse. Eso es muy importante. 

—¿En cuál de las diabetes, tipo I y II, influye más la genética?

—En las dos, solo que de forma diferente. La diabetes tipo I aparece, generalmente, en niños y adolescentes. En gente joven menor de 30 años. Y si bien no es lo frecuente, también puede presentarse en mayores de 70 años. Este tipo suele ser de origen autoinmune. Es decir, el propio organismo, por la razón que sea, no reconoce al páncreas, y libera anticuerpos que van destruyendo la célula beta, que es la que produce la insulina. Este tipo de enfermedad tiene una parte genética, ligada al HLA, que es el sistema de reconocimiento del organismo de sustancias extrañas. Aproximadamente, se da en el 50 % de los casos. El otro tipo de diabetes que conocemos, la tipo II, está mas ligada a la obesidad aunque tiene un componente genético. Pero está más diseminado en diferentes genes. Por eso, también la llamamos poligenética. Por otra parte, está la monogénica, menos frecuente y la cual se considera una enfermedad rara. Y luego, está la gestacional, que a pesar de que desaparezca aumenta el riesgo de padecerla años después del embarazo. Es decir, las personas que hayan experimentado diabetes gestacional, tienen mayor riesgo de diabetes en años venideros. Por último, existen otros tipos ya parejos a enfermedades como la acromegalia

—La diabetes puede tener un impacto enorme en la salud cardiovascular, ¿por qué?

—Están muy ligadas. La diabetes no solo es una elevación de la glucosa. Cuando se produce una hiperglucemia por encima de valores normales de forma crónica, algo que es más habitual en la diabetes tipo II ya que algunas veces la elevación es muy leve y por lo tanto tarda en diagnosticarse, se causa una alteración en los vasos sanguíneos. Las arterias se alteran, se van engrosando, endureciendo y estrechando. Si esto sucede en el corazón, puede originar un infarto, o en los vasos cerebrales, un ictus. Por ejemplo, si ocurre en las extremidades inferiores, que son las más largas, puede llegar a producirse una gangrena. La diabetes lleva consigo complicaciones que sobre todo son vasculares. Por eso, lo importante es que en el momento de ser diagnosticado, nos obsesionamos con el máximo control no solo de la enfermedad, sino de la hipertensión, de la hipercolesterolemia, y lógicamente el tabaco

—¿Cuáles son los síntomas más comunes de la diabetes? Se dice que es silenciosa. 

—Exacto. A veces es silenciosa, por eso es muy importante la participación de Atención Primaria. Como generalmente los pacientes acuden a su consulta con cierta frecuencia, el médico ya conoce si tiene riesgos de una diabetes. O bien porque lo ve obeso, tiene el colesterol alto o es hipertenso. Es decir, si están por encima de los 40 o 45 años, y tienen obesidad, hipertensión, dislipemia, antecedentes familiares o si han tenido una diabetes gestacional, son factores que indican la necesidad de realizarle al menos una glucemia en ayunas para ver si está en riesgo de diabetes. También se le puede pedir alguna otra prueba complementaria, y si se le diagnostica la enfermedad, ya se le pone tratamiento, que es lo importante. 

—Una de las pacientes que nos contó su caso nos dijo que la educación es tremendamente importante. ¿A qué cosas debe estar atento un paciente?

—A muchas. La diabetes tipo I exige un nivel de educación mayor porque la persona se tiene que poner la insulina desde el primer momento. Tiene que aprender a inyectarse, a hacerse los controles, aunque ahora casi todos tienen un sensor de monitorización a demanda de la glucosa. Necesitan tener una educación para sacarle el máximo provecho, e incluso a veces, precisan infusores continuos de insulina. Y eso hace que necesite un grado de educación mucho mayor que en la diabetes tipo II. No es lo mismo una persona con un fármaco oral que una que se pone insulina cuatro veces al día. Los primeros necesitan sobre todo educación en el estilo de vida. Que hagan una alimentación correcta, mantengan un peso adecuado y que realice ejercicio de manera rutinaria. Pero en general la diabetes tipo II está en Atención Primaria y ahí el acceso a la educación es más irregular. Me refiero a educación programada, a cursos cada tres meses, por ejemplo. No es lo mismo que una persona vaya al médico y le diga que tiene que hacer ejercicio o llevar una dieta saludable, que que vaya a un curso en el que le expliquen cómo tiene que ser esa alimentación, ese ejercicio, y cuáles son los riesgo de no hacer las cosas bien. 

Según un estudio publicado por la Federación Internacional de Diabetes, el 26 % de los pacientes no recibieron suficiente información, ni formación, sobre su situación en el momento del diagnóstico. De hecho, el documento muestra que un 20 % no tiene formación de manera continuada en su centro de atención médica. 

—Como usted indicó, en la diabetes tipo II son muy importantes los hábitos saludables. ¿Observan culpabilidad en sus pacientes?

—En general, nosotros vemos poca diabetes tipo II de diagnóstico reciente, salvo que la persona haya estado ingresada en el hospital por otra razón, y se le descubra. En general, suelen manifestar culpabilidad en los dos tipos, no solo en la II, sino también en la tipo I. Saben que la herencia juega un papel importante, y muchas veces los padres llegan a sentirse culpables por ello. Pero esto no es cuestión de sentirse mal. Hay que quitarles esa idea de la cabeza. Lo que hay que hacer es identificar el problema y buscar soluciones. 

—Por último, ¿la cura está cerca? Por el momento es crónica. 

—No es que sea crónica, sino que es el mejor modelo de enfermedad crónica. Y además, tiene un problema añadido, y es que la gente tiene que tomar parte en el tratamiento. Es decir, a veces se tiene que subir o bajar la insulina, o tiene que tomar la decisión de comer menos o diferente, por ejemplo, tomar fruta, un yogur o un puré en lugar de unas alubias porque se acaba de poner la insulina. Sin embargo, la cura no está cerca en este momento. 

—Pero habrá alguna noticia positiva, ¿no?

—Claro. En esta enfermedad, los mayores avances vienen por parte de la tecnología. Por ejemplo, las bombas de insulina cada vez son más perfectas. Llevan un sistema integrado con un medidor de glucosa para funciona de acuerdo a una programación. Se automatiza todo. Pero la cura todavía no. A veces hay que repetir el trasplante de páncreas más adelante, y no hay tantos como para poder trasplantar a toda la población enferma. Algo que está en pañales es la creación de unas células que producen insulina y que se puedan generar en el laboratorio. 

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.