Rosario Menéndez, neumóloga: «Si no hay una buena higiene oral, ese es un factor de riesgo para tener neumonía»
ENFERMEDADES
Analizamos junto a la experta una de las infecciones más mortales y prevalentes que hay y te contamos cómo prevenirla
15 nov 2022 . Actualizado a las 12:15 h.La neumonía es una de las infecciones más peligrosas que hay. Una enfermedad en la que el pulmón es atacado por microorganismos que pueden ser bacterias, virus o, en menor proporción, hongos. En particular, las neumonías por covid-19 han sido una de las consecuencias más graves de la pandemia en pacientes incluso de mediana edad, aunque tradicionalmente las neumonías siempre atacan más a la población infantil y los adultos mayores.
Hoy, tras más de dos años de los primeros brotes de coronavirus, la neumonía por covid-19 ha remitido, en gran medida, gracias a la vacunación y las pautas de seguridad e higiene. Pero la neumonía sigue siendo una infección aguda que, conociendo sus mecanismos, se puede prevenir. Para entender qué podemos hacer para evitarla, en el Día Mundial Contra la Neumonía, que se celebra el 12 de noviembre, hablamos con la doctora Rosario Menéndez, neumóloga y directora del programa de Investigación en Neumonía de la Sociedad Española de neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
—¿Qué síntomas puede presentar la neumonía? ¿Cuándo nos deberíamos preocupar?
—Los síntomas son, en principio, inespecíficos, pero incluyen fiebre, aunque no siempre se manifiesta en personas ancianas, tos, expectoración, eliminar esputo purulento, dolor torácico, sobre todo al respirar fuerte, y dificultad respiratoria. Fundamentalmente, hay que preocuparse cuando hay dificultad respiratoria. El sentir fatiga, el ahogarse es el síntoma de alarma, además de tener mucho dolor o una fiebre que no se reduce.
—¿Hay factores de riesgo?
—La neumonía, en lo relativo a la edad, es más frecuente en los dos extremos de la vida: en niños muy pequeños, pero, fundamentalmente, en personas muy ancianas. El incremento de riesgo va conforme a la edad. Y luego, el tener varias enfermedades concomitantes a la vez también es un factor de riesgo. Tenemos a las personas con diabetes, las personas con enfermedades cardiovasculares, con enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades renales. Y luego hay un grupo especialmente vulnerable que son las personas inmunodeprimidas. Son las que tienen las defensas bajas, bien sea porque tienen un cáncer y llevan un tratamiento de quimioterapia, o un trasplante de órgano, que lleva tratamientos inmunosupresores. Eso, que es necesario para su enfermedad, hace que también estén en mayor riesgo de tener infecciones.
—¿Actualmente la neumonía sigue siendo un problema de salud importante entre la población española?
—Antes de la pandemia, la neumonía era la primera causa de muerte por infección en el mundo. Es una patología a la que hay que tenerle respeto, porque es una infección importante. Ahora, las neumonías por covid-19 son las que se llevan el primer lugar. Por ejemplo, en España, aproximadamente, antes de la pandemia, por neumonías no covid-19 había entre 8.000 y 9.000 muertes al año. Las personas que no tienen factores de riesgo, en general, no necesitan ingresar y pueden hacer un tratamiento antibiótico fuera del hospital. El problema es cuando los pacientes tienen que ser hospitalizados.
—¿Qué diferencias tiene la neumonía causada por covid-19 con respecto a otras?
—La neumonía por covid-19 ha cambiado muchísimo desde que empezó la pandemia hasta la actualidad. Porque la vacuna ha modificado por completo el perfil del paciente. Teníamos neumonías en personas de edad media con alguna enfermedad concomitante, pero pocas. Y la mortalidad era muy alta. Ahora el único grupo de pacientes que ingresan, que son los que están graves, son los de mucha edad y con muchas patologías. La mortalidad de la neumonía por covid-19 ha bajado muchísimo. Y cambiaba un poquito con respecto a otras, pero tampoco nos podemos fiar tanto de hacer un diagnóstico de un germen solamente por una expresión patológica o por unos síntomas. Hay que confirmarlo con estudios.
La neumonía causa 2,5 millones de muertes al año en todo el mundo y es responsable del 15 % de todas las defunciones de menores de 5 años a nivel mundial, según la OMS. Sin embargo, solo el 48 % de los niños están protegidos con tres dosis de la vacuna antineumocócica conjugada (PCV).
—¿Las vacunas para la gripe nos protegen frente a las neumonías?
—Sí. Las vacunas para la gripe sirven para evitar neumonías y para evitar también exacerbaciones o descompensaciones de la enfermedad que tenga el paciente. Porque, a veces, una gripe, sin causar una neumonía, por el cuadro gripal infeccioso y el cuadro generalizado puede descompensar una enfermedad de base en una persona con diabetes, cardiopatía, EPOC. Y eso puede hacer que el paciente necesite ingresar. La vacuna no solamente reduce la aparición de la neumonía sino que también reduce el número de exacerbaciones graves.
—¿A quiénes se recomienda la vacunación antineumocócica?
—La vacuna contra el neumococo defiende frente a los serotipos. El neumococo es un microorganismo que tiene diferentes tipos que llamamos serotipos y hay vacunas que defienden frente a la mayoría de los que tenemos en España, pero no frente a todos. Y también está indicada en personas que tienen factores de riesgo: personas de más de 65 años, personas con enfermedades concomitantes, con inmunodepresión, personas que no tienen bazo, personas con implantes cocleares, porque las personas que tienen implante coclear tienen otra vía de entrada. Entonces tienen riesgo de que la infección sea más grave.
Neumococo:
Tres dosis: las 2 primeras a los 2 y 4 meses, con un refuerzo a partir de los 11 meses de edad. La vacuna recomendada en nuestro país, por el CAV-AEP, sigue siendo la de 13 serotipos, pero en breve dispondremos de una nueva generación de vacunas con más serotipos (15 y 20 serotipos) y, por tanto, con más protección.
—¿Cómo se hace el diagnóstico?
—El diagnóstico lo hacemos de sospecha con los síntomas y luego, lógicamente, también lo vemos en una imagen radiográfica. Y la confirmación final es cuando, mediante un test microbiológico, sabemos exactamente el microorganismo que la causa.
Diversos agentes infecciosos como virus, bacterias y hongos pueden causar neumonía. Los más comunes son:
- Streptococcus pneumoniae, la causa más común de neumonía bacteriana en niños
- Haemophilus influenzae de tipo b (Hib), la segunda causa más común de neumonía bacteriana
- Virus sincitial respiratorio, la causa más frecuente de neumomía vírica
- Pneumocystis jiroveci, una causa importante de neumonía en niños menores de seis meses con VIH/SIDA
Fuente: OMS
—¿Qué tratamientos se dan a estos pacientes?
—Para las bacterias utilizamos antibióticos. Para el virus de la gripe hay un antiviral específico y para el virus del covid-19 también hay otros antivirales. Hablando de las hospitalizadas, que son las más graves, en promedio esperamos que en las primeras 72 horas haya una mejoría evidente del enfermo y pueda incluso alcanzar cierta estabilidad clínica. Esas primeras 72 horas son importantes y nos pueden dar mucha información.
—¿Qué secuelas puede dejar una neumonía?
—La consecuencia que más nos preocupa es la supervivencia. Que el enfermo pueda sobrevivir el episodio agudo. Pero también puede haber complicaciones a posteriori. Hemos visto con el covid-19 la posibilidad de que deje algunas secuelas pulmonares: menor capacidad de función, algunas lesiones, sobre todo al principio, cuando no había tratamientos específicos para este virus. Con la neumonía bacteriana, también puede haber algún daño o alguna secuela pulmonar, pero, la mayor parte de las veces, no deja secuelas pulmonares. Sí que es verdad que la neumonía es una infección que puede presentar un cierto grado de complicaciones cardiovasculares durante el curso de su evolución, y esto puede generar problemas posteriores al alta, puede haber quedado un pequeño daño cardiovascular.
—¿Cómo son las tasas de supervivencia?
—Ahora la supervivencia es muy buena, porque la mortalidad de una persona que ingresa en el hospital es, aproximadamente, como mucho de un 5 %. Depende de los factores, pero esas son las cifras globales. Eso sí, entre las personas que ingresan en unidades de cuidados intensivos, la mortalidad puede llegar hasta un 20 o un 25 %.
—¿Llegamos tarde a algunos casos de neumonía?
—No lo veo exactamente así. En ocasiones hay casos muy graves, pero el caso de que el paciente llegue tarde podía pasar más al principio del covid-19. En general, en las neumonías bacterianas, la mortalidad no viene tanto por un retraso del diagnóstico sino por la gravedad del caso. Es verdad que cuando diagnosticamos una neumonía, nos interesa empezar con el tratamiento muy rápido.
La neumonía se puede transmitir por diversas vías. Principalmente, el contagio ocurre a través de la vía aérea, en gotículas producidas en tos y estornudos. También puede propagarse por medio de la sangre, sobre todo en el parto y en el período inmediatamente posterior.
—¿Podemos prevenir las neumonías?
—Sí. Tenemos varias armas, como las vacunas. Y sí que la población adulta se ha concienciado con las vacunas desde que atravesamos la pandemia del covid-19. En España, la tasa de vacunación es altísima y se ha modificado la evolución de la enfermedad de manera clarísima, porque ahora, la mayor parte de las personas que tienen la enfermedad presentan un cuadro leve, y eso significa que no van a ir al hospital y no se van a morir ni a tener complicaciones. Tenemos también otras vacunas como la de la gripe y la del neumococo, y es algo fundamental. Luego, se pueden evitar factores de riesgo controlando las enfermedades de base y, por supuesto, no teniendo hábitos tóxicos, que son el tabaco, el alcohol y las drogas. Todo esto hace disminuir las defensas del pulmón frente a las infecciones. Y algo interesante con respecto a las neumonías bacterianas en general, es la higiene oral. Porque en nuestra boca hay gérmenes y pueden llegar a proliferar en exceso. Durante la noche, sin darnos cuenta, nosotros microaspiramos pequeñas cantidades de ellas hacia los pulmones. Si no hay una buena higiene oral, ese es un factor de riesgo para tener neumonía.