Jesús García Mata, especialista en cáncer de mama: «La curación del cáncer depende de saber por dónde podemos atacar a la célula para que no se haga viajera»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Jesús García Mata es Jefe de Oncología del CHUO.

El Jefe de Oncología del CHUO explica que cada vez se conocen mejor las características tumorales y eso permite saber qué diana en las células es más interesante inhibir

21 sep 2022 . Actualizado a las 13:28 h.

El cáncer de mama metastásico es un mal presente en el 90 % de las muertes por este tipo de cáncer. Cinco de cada cien pacientes presentan metástasis en el momento del diagnóstico, y 30 de cada cien evolucionarán a ello, a pesar de la detección precoz. Sin embargo, en los últimos 20 años pocas enfermedades oncológicas han mejorado tanto su pronóstico, aunque el impacto en la vida de quienes lo sufren sigue ahí. Hablamos con el doctor Jesús García Mata, Jefe del Servicio de Oncología del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), especializado en el tratamiento del cáncer de mama.

—¿Qué es el cáncer de mama metastásico?

—Es la presencia de afectación en diferentes órganos más allá de la mama. Es un cáncer que se inicia en la mama, pero las células tumorales aprenden primero a infiltrar, después a invadir los tejidos, a moverse entre ellos, y al final aprenden a meterse en los vasos sanguíneos, a viajar a otros sitios y hacer el proceso contrario. Salir del vaso sanguíneo, moverse entre los tejidos, invadir, infiltrar y crear asentamientos secundarios. Esto es una metástasis. Puede aparecer en el hígado, en los huesos, en los pulmones, en los ganglios, en el cerebro o en cualquier órgano. 

—Es bastante habitual que el cáncer de mama metastatice en los huesos, ¿de dónde sale esta relación?

—Correcto. Es uno de los sitios más frecuentes, y es verdad que no todos los tumores tienen la misma apetencia por dar metástasis en los mismos órganos, pero también es verdad que algunos de los tumores más frecuentes, como el cáncer de mama, de pulmón, producen metástasis óseas con bastante frecuencia. Hay muchas teorías al respecto. Algunas son mecánicas, y explican que la sangre pasa más por ahí y así se quedan las células. Otras son un poco más románticas, y dicen que determinados cánceres encuentran en determinados órganos un nicho donde se desenvuelven mejor. En definitiva, la causa no la sabemos del todo. 

—¿Por qué ocurre? Quiero decir, ¿hay algún eslabón que todavía quede por conquistar en el terreno de la metástasis?

—Para empezar, lo que mata a los pacientes con cáncer en la mayoría de las ocasiones son las metástasis. Si los cánceres no metastatizaran, las posibilidades de curación sería inmensas con intervención o tratamientos locales. Los cánceres metastatizan porque las células tumorales son absolutamente supervivientes y egoístas, ellas lo que pretenden siempre es aprovecharse de lo que tienen alrededor para prevalecer y proliferar. Son capaces de adaptar todo lo de alrededor para conseguir el objetivo de crecer más, invadir más, y por último son unas células que aprenden a ser viajeras. Son capaces de introducirse en el torrente sanguíneo, cosa que es muy difícil, para una célula que no sea la propia es un medio muy agresivo en el que no pueden sobrevivir y se destruyen. Las células tumorales sí lo consiguen, porque aprenden y desarrollan sus capacidades para resistir al torrente sanguíneo. Muchas veces viajan incorporadas en agregados de plaquetas, engañando a las propias células, y utilizándolas como método de transporte. Y después son capaces de volver a hacer el proceso contrario. De pararse en un sitio, pegarse al vaso sanguíneo, abrirlo, meterse en ese tejido y volver a infiltrarlo. Para infiltrar un tejido tienen que ser capaces de moverse, y esto lo hacen destruyendo las células de alrededor y luchando contra las barreras naturales que tenemos. Estas barreras, que están en los tejidos, se llaman los tejidos de sostén. Todos estos procesos son biológicamente complejísimos. La curación del cáncer, o por lo menos, ser eficaces en la lucha, depende en gran medida de saber por dónde podemos atacar a la célula para que no se haga viajera. Conseguir desentrañar por qué las células se metastatizan. Ahí reside la gran lucha una vez que el cáncer se ha desarrollado. La otra gran lucha es la prevención. 

—Según la SEOM, el cáncer de mama es el más frecuente en la mujer española. ¿Qué factores de riesgo se cumplen en nosotras para que tenga tanta incidencia?

—En primer lugar, sucede así porque el 99 % de los cánceres de mama se dan en las mujeres. Después,  la mama es un tejido glandular. Las células tienen capacidad de proliferar, eso es algo que llevan escrito en su código genético. No nos olvidemos que las mamas es el atributo de la hembras mamíferas para que, si llega el momento de la lactancia, dar de lactar a una criatura. Esto significa que tiene que tener capacidad de proliferar y crecer, sino no podrían adaptarse al embarazo, y posteriormente a la lactancia. Dejando estas dos cosas de lado, hay muchos factores que pueden tener influencia en que se desarrolle un cáncer de mama. Muchos tienen relación con el ambiente hormonal, sobre todo, por la impacto de los estrógenos que se desenvuelven en la vida de una mujer. Son hormonas femeninas, muy importantes para regular determinados procesos, pero el ambiente estrogénico es inductor de la proliferación de la glándula mamaria en el tejido mamario. Por eso, utilizar tratamiento hormonal exógeno sustitutivo de las mujeres en la menopausia es un factor de riesgo, y en muchas de ellas no se aconseja utilizarlo. También están las mujeres que nunca han tenido embarazos o hijos, porque durante el embarazo predomina la progesterona sobre el estrógeno y eso es protector para la mama. O bien mujeres que tienen un período fértil muy grande, con lo cual durante muchos años está sometida al ambiente hormonal. De igual forma influye la edad en la que se tiene el primer hijo. Cuando tienes niños más joven se considera que puede ser protector, frente a cuando tienes hijos a una edad más tardía como ocurre ahora. Cada uno de estos factores por sí solo influye un poco, no hay necesidad de asustar a la gente. Pero si se juntan dos o tres se puede explicar que la mujer tenga mayor riesgo. Y ya por tora parte, hay otros factores relacionados con el tipo de fisionomía de la mujer. Las que tienen exceso de peso tienen más riesgo porque la grasa de debajo de la piel es una fuente de producción de estrógenos. Como ocurre con otros tumores, se ha visto que la falta de ejercicio físico o la ingesta de alcohol suponga mayor riesgo. 

—Precisamente, usted lo comentaba. El cáncer de mama también aparece en hombres, aunque su porcentaje sea pequeño. Sin embargo, la AECC señala que estos casos también aumentan, ¿existe alguna razón?

—Aumenta como aumenta en las mujeres. Es un tipo de cáncer, como otros muchos, cuyas cifras se están incrementando gravemente. También es verdad que estamos aumentando la curación, y por eso la supervivencia porcentualmente es mayor. Además hay que tener en cuenta que más allá de los factores que dije antes, la carga genética es responsable, aunque porcentualmente no se considere demasiado, del 5, 6 o 7 % de los casos. 

—Muchas veces se habla de la prevención que está en nuestra mano como los hábitos saludables, ¿hasta qué punto puede funcionar?

—Es difícil cuantificarlo, ocurre igual que con los factores de riesgo. Sabemos que hay muchos que pueden incidir, y cada uno de una manera cuantitativamente pequeña, pero si se juntan varios influyen de una manera más clara. Lo mismo ocurre con los hábitos de vida saludable. Hace tiempo que se sabe que la alimentación influye en el riesgo de desarrollar cáncer de mama, también pasa con el sedentarismo o con el consumo de alcohol. Si contamos con todos, se considera que se podría evitar un porcentaje importante de cánceres de mama y de otros tumores. A esto le llamamos prevención primaria. Evita el riesgo y evitarás el desarrollo del cáncer, y son cosas que podemos hacer cada uno de nosotros. Después está la prevención secundaria, que sin encontrar ningún factor, eliminamos la certeza de que se vaya a desarrollar el tumor intentando detectarlo lo antes posible. Funciona muy bien con las campañas insertadas en todos los sistemas de salud de los países desarrollados. Permiten que detectemos el cáncer en fases más precoces, y hace que las posibilidades de curaciones sean mayores, y además, que la necesidad de tratamientos agresivos menor, lo cual es un gran beneficio. 

—En eso también se avanza, ¿no?

—Sí, ahora estamos intentando incorporar la posibilidad de la detección precoz en afinar en cada mujer según tenga mayor o menor riesgo. Se están realizando estudios para ver si por la determinación de algunos genes en la sangre, y al juntarlos con la mamografía, se puede obtener una escala de riesgo que te permite ajustar el tipo de prueba diagnóstica para obtener una detección precoz. De hecho, posiblemente iniciaremos un estudio al respecto, con otros hospitales y con el doctor Carracedo de la facultad de Santiago. Así las cosas, la mala noticia es que tenemos cáncer de mama que afecta a muchas mujeres y que causa un enorme sufrimiento, pero la buena es que cada vez lo detectamos más pronto, llegamos a más mujeres, hay menos secuelas y más supervivencia. 

—Usted ha participado en el reciente estudio con el fármaco Kisqali, el cual se ha visto que añade un año más de supervivencia global para una población con cáncer de mama avanzado. ¿Qué impacto tiene esto? 

—Cada vez conocemos mejor las características de las células tumorales, y eso nos permite saber qué diana en las células es más interesante intentar inhibir o cortar para que la lucha contra el cáncer sea más eficaz. Una de las vías celulares, que desde hace tiempo se conocían pero que ha adquirido relevancia, es una especie de maquinaria celular que es la relación entre las ciclinas y sus enzimas, que hace que la célula esté continuamente en proceso de activación, replicándose, dando lugar a más células hijas. Precisamente, el cáncer es peligroso porque las célula tumorales adquieren una característica que se llama inmortalidad replicativa, en cambio las células de nuestro cuerpo están preparadas para que a partir de cierto momento dejen de dividirse más y se mueran, o para que cuando están alteradas, los mecanismos de control determinen que no se pueden seguir dividiendo. Las células tumorales no. Las células tumorales, por definición, están alteradas y siguen dividiéndose. Hace pocos años que hay un grupo de fármacos que inhiben esta maquinaria celular y supusieron un gran paso en la lucha contra el cáncer de mama, de momento en la fase metastásica, aunque ya se están empezando a introducir también en las fases más precoces. En este punto, se han ido investigando diferentes medicamentos. Todos ellos han demostrado un gran beneficio de supervivencia, y ha supuesto un hito en los últimos años. Sobre uno de ellos que se llama Kisqali, se han presentado estos días en el Congreso de París, los datos de sus estudios en cáncer de mama metastásico, y confirmaron que aquellas pacientes que recibieron el medicamento conseguían un beneficio de supervivencia de en torno a un año, con respecto a las que no lo recibían. Esto es un hito, porque estamos hablando de cáncer de mama metastásico, y aumentar la supervivencia un año es muchísimo.

—Por seguir en la línea de actualidad científica, acaban de presentar un análisis de sangre que detecta 50 tipos de cáncer sin síntomas, ¿abre una esperanza?

—Si, claro. En el manejo del cáncer tenemos dos grandes problemas: por un lado, conocimiento. En ello vamos avanzando pero nos falta mucho por descubrir. Por otro, cómo obtener información de las células. Hasta hace pocos años, esto último solamente lo podíamos conseguir con biopsias físicas, es decir, cortar un trozo de tumor y analizarlo. Eso es muy complicado en algunos casos porque puede ser agresivo para las pacientes y no se puede repetir continuamente, pero se ha visto que en la sangre es posible encontrar restos celulares. A veces células enteras tumorales que producen metástasis, y en otras ocasiones, podemos detectar pequeños restos celulares tumorales. Sirve todo, material genético, del ADN, que es donde reside la capacidad de las células tumorales de progresar. Si detectas eso y conoces ese resto de ADN y su función, puedes saber si un paciente tiene más riesgo de desarrollar el tumor; si ya lo ha desarrollado y todavía no tiene suficiente tamaño y por lo tanto síntomas para detectarlo en la clínica;  si una vez que lo has tratado y aparecen esos restos hay más peligro de que vuelva; o bien cuando lo estás tratando saber si se modifica alguna característica y así adaptar el tratamiento. Esto es lo que llamamos biopsia líquida. Es líquida porque es un fluido, que normalmente es la sangre, pero también puede ser la saliva, u otros fluidos corporales. Todo esto nos abre muchas posibilidades. 

Lucía Cancela
Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.