Darío Acuña: «La melatonina es más fuerte que algunos fármacos clásicos como los corticoides»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

El doctor Darío Acuña estudió Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, y ahora es el director del Instituto Internacional de Melatonina.
El doctor Darío Acuña estudió Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, y ahora es el director del Instituto Internacional de Melatonina.

Es codirector del Instituto Internacional de Melatonina, y reconoce que empezó a investigar sobre la glándula pineal pese a que «en la carrera de medicina ni me la habían mencionado»

07 ago 2022 . Actualizado a las 17:28 h.

El doctor Darío Acuña tiene la fórmula perfecta para hacernos dormir a pierna suelta. Es catedrático de Fisiología, director del Instituto Internacional de Melatonina (junto a la doctora Germaine Escames), y pionero en la investigación de esta hormona. Gallego, de Santiago de Compostela, y estudiante del colegio Peleteiro. Licenciado en Medicina por la USC, en 1975 se desplazó a la Universidad de Granada, donde decidió quedarse hasta la actualidad. «Empecé investigando sobre la glándula pineal. En la carrera ni me la habían mencionado. Siempre se decía que no servía para nada y que era un resquicio filogenético», recuerda el doctor Acuña acerca de sus inicios, y añade: «Todo lo que descubrí sobre ella me motivó para hacerlo más y más». 

—Empezamos por lo básico, ¿qué es la melatonina?

—Es una hormona que tiene dos funciones fundamentales en los organismos vivos. Una es la melatonina de origen pineal, que es una glándula que hay en el cerebro, y produce melatonina de manera rítmica, con un pico por la noche. Esta es la que regula los ritmos circadianos, ritmos endocrinos, ritmos de sueño, y otros hormonales. Después, también está la melatonina que se produce fuera de la pineal, la extrapineal. Se fabrica en todas las células de nuestro organismo a unas concentraciones mucho más elevadas. Su función es la protección celular, con actividad antioxidante y antiinflamatoria. 

—¿Se asemeja su papel al de algunas vitaminas?

—Sí, pero es bastante más potente que las vitaminas porque su capacidad antioxidante y antiinflamatoria es mayor. Más fuerte, incluso, que fármacos clásicos, como los corticoides, por poner un ejemplo. 

—¿Se reduce a medida que envejecemos?

—Sí, a partir de los 30 o 35 años empieza a bajar la producción de la melatonina, tanto la de la glándula pineal como la extrapineal. Esto significa que conforme vamos avanzando con la edad, nuestros ritmos circadianos, y en concreto el del sueño, se van alterando. Así es que empezamos a tener ciertos trastornos del sueño de muy diversos tipos. No solo esto. Además, la melatonina extrapineal, que es la que protege a las células del daño oxidativo e inflamatorio que se produce con la edad también va disminuyendo. Así, la tendencia según vamos cumpliendo años, es de entrar en una fase de estrés oxidativo, de inflamación, que es lo que nos va envejeciendo

—Suele tener muy buenas críticas en cuanto a su efecto, ¿puede causar adicción?

—No causa ni adicción, ni tolerancia. Es decir, podemos tomar melatonina durante un tiempo, y cuando la persona se encuentre bien regulada, puede dejar de tomarla sin efecto rebote. Es más, cuando tomamos la dosis adecuada, tampoco hay tolerancia, por lo que no necesitamos ir aumentándola a medida que avanza el tiempo porque deje de hacer efecto.

—¿Puede ocurrir que no sea efectiva?

—La melatonina puede no afectar. Hay un consenso internacional desde hace años en el que se indica que, ante un trastorno del sueño, el primer medicamento de elección es la melatonina. Si falla, porque en algunos pacientes no funciona bien, se comienza con el tratamiento a base de hipnóticos y otro tipo de fármacos. No obstante, y en general, sí tiene resultados.

—Pero hay personas que dicen que no sienten nada al tomarla. 

—Sí, porque puede haber un problema. Nuestro cuerpo produce esta hormona por la noche, con un pico entre las dos y las cuatro de la madrugada. Ese pico es el que sincroniza nuestros ritmos, entre ellos, el sueño. Sin embargo, hay personas que producen melatonina a las seis de la mañana, y otras a las diez de la noche. Entonces, si se la doy a la misma hora a ambos, puedo alterar su sueño en lugar de arreglarlo. Si por ejemplo, al del pico a las seis, se la doy a las diez de la noche, esa persona tendrá dos picos de melatonina, y el cuerpo se hará un lío. Por así decirlo, no sabrá a cuál hacer caso. Por ello, antes de usarla, hay que estudiar la producción endógena de melatonina y las horas en las que se crea.

—Precisamente, por ello le quería preguntar. Ahora vemos que hay melatonina hasta en los supermercados. Entiendo que tomarla sin prescripción médica no es lo correcto, ¿no?

—Hay que entender una cosa. La melatonina es un medicamento en toda la Unión Europea, y a partir de la dosis de dos miligramos necesita receta médica. Lo que sí podemos encontrar son suplementos por debajo de 1,9 miligramos, esas cantidades no requieren receta porque se consideran suplementos. Son unas dosis muy bajitas, y en alguna persona pueden ser efectivas, pero hay otras que necesitan una dosis más alta.

—¿Qué afecciones pueden aparecer cuando la melatonina no se fabrica de forma correcta?

—La melatonina, aparte de que disminuye con la edad, va favoreciendo el envejecimiento. Después, hay determinadas situaciones en las que un déficit puede deberse a un medicamento, como por ejemplo, los betabloqueantes. Entonces, con este tipo de fármacos, es lógico que se añada un suplemento de la hormona. En cualquier caso, si perdemos melatonina, surgen dos cosas. En primer lugar, una alteración de nuestros ritmos. Y ojo, porque lo podemos notar o no. No solo afecta a los ritmos de sueño, que es en lo que solemos pensar, también a los endrocrinos, metabólicos, de neurotransmisores cerebrales, y con ello, a las funciones cognitivas. Aunque estas últimas llegan de forma más lenta. De hecho, está claro que uno de los signos precoces del párkinson y del alzhéimer es la pérdida de sueño, que puede aparecer hasta veinte años antes de diagnosticar la enfermedad. Cuando existe una alteración de este tipo, se puede asociar al sueño, o también a manifestaciones cognitivas como pérdida de memoria, o de capacidad de atención. Así, si una persona joven viene a consulta y dice que no duerme bien y que, además, le cuesta prestar atención, le responderemos que se debe a la falta de sueño, y no es así. Duerme mal por un lado, y no presta atención porque a su vez hay un trastorno de neurotrransmisores cerebrales. Tenemos que diagnosticarlo, y hacer un seguimiento, ya que puede ser un índice precoz de un alzhéimer que aparecerá años después. 

—En ocasiones se le pone la etiqueta de sustancia inteligente, ¿está de acuerdo?

—No, yo no le daría ese nombre porque no hay ninguna sustancia que sea inteligente. La melatonina es una hormona que está en la sangre,  que se produce en la pineal y pasa a la sangre; tanto a la circulación pineal como al resto del organismo. Es por la noche, cuando hay un pico, que alcanza a todas las célular para sincronizar todas las funciones. Además, la extrapineal se produce en todos los órganos, pero esa no sale a la sangre, se queda dentro de las células de este tejido para protegerlas frente a los radicales libres. Pero eso no es que sea más o menos inteligente, sino que tiene su función en lugares determinados. 

—¿La obesidad y la melatonina están relacionados?

—No está nada claro en absoluto. Hubo algunos estudios que decían que podía reducir la grasa corporal, y por tanto podría ser importante frente a la obesidad. Son estudios en animales, y parecen que van en ese sentido. Sin embargo, en la especie humana, la melatonina y la obesidad tienen poco que ver, en el sentido de que podemos tomarla pero no vamos a perder grasa.

—La luz por la noche es lo peor de lo peor para esta hormona, ¿no?

—Sí. La melatonina se produce por la noche en ausencia de luz. No ocurre lo mismo por el día porque hay distintas fuentes de luz, o bien la natural, o bien la artificial del trabajo, que es blanca. Este tipo tiene un componente de luz azul que oscila entre los 460 y 480 nanómetros de longitud de onda. Esa luz azul es la que específicamente bloquea la producción de melatonina. En cambio, en el atardecer, cuando el sol empieza a ponerse, la luz blanca adquiere un tono más cálido, hasta ser anaranjada. Ahí pierde ese componente de luz azul y comenzamos a a producir melatonina. Es un proceso que se da poco a poco, y no será hasta que cuatro horas después nos entre el sueño. Nos acostamos y la melatonina sigue subiendo hasta las dos o tres de la madrugada. A partir de aquí, desciende. Por ello, todo lo que sea luz blanca por la noche hace que esta hormona se bloquee. De hecho, la Agencia Internacional del Cáncer reconoce la luz por la noche como un mecanismo responsable de la inducción de esta enfermedad, y es precisamente por su relación con el déficit de melatonina nocturna.

Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.