Elvis Presley y el largo catálogo de más de diez enfermedades que influyeron en su muerte

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La Voz de la Salud

El próximo 16 de agosto se cumplirán 45 años de su desaparición y su causa sigue sujeta a muchas versiones e interpretaciones. ¿Sabías que su corazón pesaba el doble de lo normal?

30 jun 2022 . Actualizado a las 10:36 h.

El eterno rey del rock vuelve a la gran pantalla de la mano de Elvis, una película de drama biográfica sobre las memorias del cantante. Y en consecuencia, también se vuelve a hablar de muchas de las incógnitas que rodean su vida. Su voz se apagó por completo el 16 de agosto de 1977, con 42 años. Pero, ¿estaba su salud tan tocada?, ¿cuáles son las causas de su muerte?

Falleció en su casa de Memphis, donde convivía con su novia de aquella época: Ginger Alden, con la que estuvo a punto de casarse. En sus memorias, publicadas en 2014, cuenta que el cantante necesitaba calmantes y que estos se los administraba una enfermera que vivía en una caravana detrás de su casa. Al parecer, antes de irse a dormir, le dijo a su novia que se iba al baño a leer. Pero nunca volvió a la cama. Ginger se despertó al día siguiente y se dio cuenta de que Elvis no estaba con ella. Cuando llegó al baño se encontró al cantante arrodillado en el suelo con las manos debajo de la cara.

Según la autopsia inicial, la causa de la muerte fue una mezcla de medicamentos que le provocó una arritmia cardíaca. No es de extrañar teniendo en cuenta todos los fármacos que tomaba. Según confirmaba la biógrafa Sally Hoedel, que publicó Elvis:destined to die young (Elvis: destinado a morir joven, en español), padecía enfermedades en nueve de los doce sistemas corporales que tenemos. 

Todo empezó a complicarse en su vida cuatro años antes de su muerte, en 1973, fecha en la que se divorció. Se dice que a partir de ese momento, empezó a enfermar de una manera más frecuente. De hecho, en ese mismo año, ingresó en el hospital en estado semicomatoso por un consumo excesivo de Demerol, un fuerte medicamento analgésico que pertenece a la familia de los opioides. A pesar de eso, Presley siguió con sus giras ante millones de personas.

«El estilo de vida de Elvis era médicamente atroz. A partir de los últimos años de su adolescencia, los hábitos de Elvis consistían en una dieta alta en grasas y carbohidratos, sueño inadecuado y policonsumo de drogas como anfetaminas, opioides y sedantes», se explica en uno de los informes posteriores a su muerte. En su autopsia, se encontraron diez medicamentos distintos, y entre ellos, el metabolito de diazepam (Valium), la metacualona, el fenobarbital, el etlorvinol y el etinamato. Se llegó a saber que en solo los primeros meses de 1977, el rey del rock tenía prescritas más de 10.000 dosis de sedantes, anfetaminas y estupefacientes. 

Hipertensión y cardiomegalia

Pero Forrest Tennant, el médico forense que participó como principal testigo de la defensa en el caso contra el doctor Nichopoulos en 1981 —que se ocupó de la salud de Elvis desde el 1967, si bien quedó exculpado de su fallecimiento—, decidió desvelar las técnicas forenses actuales para repasar, de nuevo, la autopsia. Sus conclusiones, se publicaron en Practical Pain Management en el 2013, siendo revisadas en el 2017.  «Un hallazgo importante fue la gravedad de la enfermedad cardíaca y cardiovascular de Elvis Presley. Aunque estaba bajo tratamiento por hipertensión, el Dr. Nick —así es como se le conocía al doctor Nichopoulos— y otros médicos que vieron a Elvis cuando estuvo hospitalizado, no sabían que su corazón tenía aproximadamente el doble del tamaño normal (520 g) y que tenía aterosclerosis significativa en sus vasos coronarios, aorta y arterias cerebrales», declara. 

De esta forma, a través de la autopsia que se realizó al cantante se descubrió que padecía cardiomegalia, es decir, que su corazón se encontraba dilatado o agrandado. Pesaba más de 520 gramos, cuando la media entre los hombres se sitúa entre 250 y 350 gramos. Además, a esto hay que añadirle que el propio Elvis pesaba 130 kilos en el momento de su muerte, ya que padecía obesidad. Pero también migrañas, dolores de espalda, vértigo y prostatitis.

«También se descubrió que tenía una deficiencia de antitripsina, que es una condición genética rara que causa enfisema. El examen microscópico de sus pulmones reveló "un raro infiltrado inflamatorio linfoide intersticial, particularmente debajo del epitelio de los bronquios"», añade. 

En el enfisema, las paredes internas de los sacos de aire de los pulmones, es decir, los alveolos, se dañan, provocando que de vez en cuando, se rompan. Así, se crea un espacio de aire más grande en lugar de pequeños sacos y se reduce la superficie de las zonas disponibles para el intercambio de los gases. 

Trastorno inflamatorio autoinmune

«Curiosamente, los patólogos lo examinaron para detectar deficiencias inmunitarias y descubrieron que Elvis tenía hipogammaglobulinemia, un trastorno del sistema inmunitario del cuerpo, como lo indican los niveles reducidos de inmunoglobulina A (I g A) e I g G. Los estudios de formación de rosetas revelaron un número reducido de T células y células B (linfocitos)», asegura Forest Tennant en el informe. 

Según las conclusiones de Tennant, donde se combinan los hallazgos de la autopsia con el historial médico de anomalías multiorgánicas durante diez años, Elvis padecía un trastorno inflamatorio autoinmune. Y para confirmar sus sospechas, el médico forense recalca que Elvis ya padecía eosinofilia y proteína C reactiva elevada. 

De esta forma, aunque se conocía que Elvis padecía problemas en diferentes órganos del cuerpo, como el hígado, el corazón, el colon y los ojos —por un glaucoma—, en realidad lo que estaba sucediendo según Tennant es que se estaría desarrollando un trastorno inflamatorio autoinmune progresivo. 

La versión de Tennant concuerda así con la de la periodista e historiadora Sally, que considera que las afecciones del cantante, más allá de los excesos, podrían haber partido de problemas genéticos heredados de los abuelos maternos, que eran primos hermanos. Además, señala que muchos miembros de la familia por parte de su madre murieron antes de tiempo, a los 42 años, incluidos tres de sus tíos.

De hecho, tanto el artista como su madre, Gladys, quien también falleció joven, a los 46 años, «tuvieron un período similar de cuatro años de salud degenerativa, y eso es importante, porque ella no tomó la misma medicación que él», afirmaba la biógrafa a través del medio británico especializado en música NME, tal como recoge Efe. 

Sorprendentemente, ahora también se habla de un episodio que habría podido cambiar la vida del cantante. Tennant enfatiza que «el factor más subestimado en el declive de la salud y la muerte prematura de Elvis Presley fue el traumatismo craneal repetido. Ahora se reconoce que los traumatismos craneales múltiples pueden causar un trastorno inflamatorio autoinmune que puede atacar cualquier órgano en el cuerpo. Algunos de los síntomas postraumáticos incluyen pérdida de memoria, rasgos obsesivo-compulsivos y comportamiento irracional o ilógico. Y él demostró muchos de estos comportamientos en diferentes momentos». El médico forense relata varios hechos que tuvieron lugar a lo largo de la vida del cantante, siendo el más grave uno que se produjo en Bel Air, Los Ángeles, en 1967 justo antes de filmar Clambake. 

Ya por último, cabe destacar una de las hipótesis que se mantuvo abierta durante un tiempo. Presley había mostrado alguna reacción leve a la codeína y algunos análisis apuntaron que pudo interferir en su muerte porque la ingirió en una visita al dentista justo el día antes. Con todo, independientemente del misterio médico que envuelve su muerte y de su largo historial clínico, lo cierto es que aunque la vida del rey del rock se apagó en 1977, la leyenda que dejó sigue muy presente.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.