Todo lo que se sabe sobre los casos de hepatitis en niños con origen desconocido

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

El brote de hepatitis infantil con origen desconocido tiene dos posibles casos en Galicia, y tres más en España.
El brote de hepatitis infantil con origen desconocido tiene dos posibles casos en Galicia, y tres más en España. La Voz de la Salud | iStock

Afecta a más de 70 menores en Reino Unido, y a cinco en España, dos de ellos en Galicia. ¿Cuáles son los síntomas de esa enfermedad?, ¿se puede relacionar con el covid-19?

29 abr 2022 . Actualizado a las 18:17 h.

La detección de varios casos de hepatitis con origen desconocido en Europa sigue haciendo saltar las alarmas. El Centro Europeo de Prevención de Enfermedades (ECDC) compartió el 26 de abril su último balance. Ya son 190 casos en niños procedentes de varios países, 166 de la Unión Europea y Reino Unido. El país anglosajón notificó 111 casos (81 en Inglaterra, 14 en Escocia, 11 en Gales y 5 en Irlanda del Norte). Además, otros once han registrado casos: Austria (2), Bélgica (2), Dinamarca (6), Francia (2), Irlanda (5), Italia (17), Alemania (1), Países Bajos (4), Noruega (2), Polonia (1), Rumanía (1). Del total en Europa, 50 han resultado positivo para adenovirus y quince han requerido trasplante hepático.

España lanzó su último informe el vienres, 29 de abril, en el que confirmaba que desde el 1 de enero del 2022 hasta el día en el que se publicó este documento, 22 casos están en investigación: 16 de ellos con edad igual o menor de diez años y sin vínculo epidemiológico entre ellos. 

La directora del ECDC explicó que hay varias investigaciones en marcha para determinar la causa del brote. Sin haber todavía respuestas concluyentes, el adenovirus F41 es la primera opción. 

Estos datos llegan después de que el Ministerio de Sanidad hiciese llegar a las comunidades autónomas una alerta sanitaria internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), después de detectar varios episodios en la población infantil de Reino Unido. Por ello, Sanidad ha pedido a las comunidades y a las sociedades científicas de Pediatría y gerencias de hospitales que realicen «observación y búsqueda activa» para poder así identificar los posibles casos desde el pasado mes de enero. 

¿Qué es la hepatitis?

La hepatitis es una enfermedad caracterizada por la inflamación del hígado. Este órgano, que se sitúa debajo del pulmón derecho, funciona a modo de laboratorio central del organismo. Se encarga de depurar y producir muchas sustancias, como los factores de coagulación, además de ser una pieza fundamental en la digestión de los alimentos debido a la fabricación de la bilis, así como en su posterior asimilación. 

Precisamente, la inflamación del hígado deriva en que no pueda realizar sus funciones de manera correcta y que por lo tanto pueda manifestarse en diferentes grados: desde síntomas como malestar general o náuseas, hasta la posibilidad de tener que recibir un trasplante. Se considerará una hepatitis aguda cuando la inflamación haya aparecido recientemente, mientras que si persiste durante más de seis meses pasará a llamarse hepatitis crónica.

¿Cuál es la causa de la hepatitis? 

La inflamación del hígado puede deberse a múltiples causas: «Se puede producir por infecciones, víricas o bacterianas, puede ser por toxicidades como alcohol, fármacos, setas e incluso drogas, o también de origen autoinmune o genético. Es decir hay múltiples enfermedades que pueden inflamar este órgano y por tanto causar una hepatitis», explica Roi Ribera, doctor especializado en nefrología y aparato digestivo.

Incluso el virus de Epstein-Barr, responsable de la mononucleosis, puede esconderse detrás de una hepatitis: «Es una de las patologías que con más frecuencia provocan la inflamación del hígado, aunque también afecta a más cosas como el bazo, amígdalas, entre otras», señala Ribera.

 ¿Qué tipos de hepatitis víricas hay?

En España, la causa de hepatitis crónica más común es el hígado graso. Sin embargo, el origen más habitual de las hepatitis agudas (que afectan, en este caso, a los pacientes diagnosticados en España y Reino Unido) son los virus hepatotropos. Existen cinco cepas: A, B, C, D y E. Todas diferentes entre sí.

Los grupos B y C se transmiten por la sangre y debido a relaciones sexuales, «mediante mucosas que se pueden juntar y se produce intercambio sanguíneo», señala Roi Ribera, «además, son las que tienen más posibilidades de cronificarse y eventualmente acabar en cirrosis, sobre todo la C». La hepatitis D, imita la vía de transmisión de las dos anteriores, pero con una particularidad: «Requiere la presencia de la B. Es decir, en pacientes infectados con la B, se pueden sobreinfectar con la D», explica el especialista en aparato digestivo.

En este sentido existen dos modos de convivencia entre una cepa y otra: «Si la persona está infectada por la B, pero cursa inactiva, al contraer la D se llama sobreinfección. En cambio, si las dos están activas hablamos de coinfección». En este último supuesto, el peligro aumenta: «El riesgo de insuficiencia hepática severa es mayor». 

Por su parte, la transmisión de los virus A y E se produce vía fecal-oral. O lo que es lo mismo, tiene lugar a través del agua o alimentos contaminados. Podría ocurrir, por ejemplo, si los virus excretados por las heces llegasen al suministro hídrico, o si un niño pequeño tocase sus heces y se llevase las manos a la boca. 

¿Cuáles son los síntomas de las hepatitis víricas?

Los signos de alerta varían según el tipo de hepatitis, y por lo tanto, el virus que la causa. «La A y la E son autolimitadas. Es decir, se incuban en el período de un mes y después aparecen los síntomas hasta que se cura», explica Roi Ribera. Los signos en ambos casos son más llamativos: «Ictericia (coloración amarilla de piel y mucosas), síndrome pseudogripal como estar muy cansado, o tener mialgias o cefaleas», resume el doctor, que añade: «En definitiva, es una especia de infección similar a las gripes». También puede ser frecuente la coluria (color oscuro de la orina), acolia (deposiciones con escasa pigmetación) y picor cutáneo. 

La hepatitis B, C y por lo tanto D (ya que requiere la presencia de la primera) son «más peligrosas»: «Pueden tener síntomas muy leves. Por lo que el paciente pasará un período pseudogripal o incluso, asintomático, y al realizarse una análisis años después aparecerán alteradas las enzimas hepáticas. Entonces, al buscarlos sí encontraremos esos virus», señala el digestivo. En cualquier caso, de manifestarse los síntomas pueden ser similares entre unas cepas y otras.

¿Cuál es el tratamiento?

En la actualidad, existen vacunas seguras y eficaces para prevenir la infección con el virus de la hepatitis B que, a su vez, protegen el desarrollo del tipo D. Es más, de aplicarse en el momento del parto «reducen enormemente el riesgo de transmisión de la madre al niño», apunta la OMS. Por el contrario, no existe farmacología específica para las hepatitis B y E. 

En cuanto al virus de la hepatitis C, que puede provocar una infección aguda y crónica, no hay vacunas para actuar como prevención. En cambio, los medicamentos antivirales pueden curar más del 95 % de los casos.

Por último, el virus de la hepatitis A, que es más común en países de ingresos bajos y medianos debido a los problemas de acceso a fuentes de agua y alimentación no contaminada, cuenta con una vacuna para evitarla. Desde la entidad internacional señalan que «la mayor parte de episodios son leves, por los que las personas se recuperan plenamente y desarrollan inmunidad frente a futuras infecciones». 

¿Cómo se puede detectar una hepatitis?

Para la detección de la hepatitis es necesario un análisis de sangre. «El paciente tiene algún tipo de síntomas, y al hacerse la analítica se observan alteradas las enzimas hepáticas, o las transaminasas, donde va incluida la bilirrubina», apunta Roi Ribera. Sin embargo, lo que marcará la gravedad no será el grado de elevación de transaminasas, «sino que empiecen a alterarse los parámetros de coagulación o que aparezcan síntomas neurológicos, lo que se conoce como una encefalopatía hepática». Signo de ello será que los pacientes estarán aturdidos o adormilados. Cuando esto ocurre, «el afectado es derivado a una uci», y la posibilidad de trasplante está sobre la mesa. 

¿Son estos tipos de hepatitis los que afectan a los casos de España y Reino Unido? 

La respuesta es que no. La hepatitis que afecta a los menores notificados tiene por el momento un origen desconocido, de ahí que se inste a investigar los casos. Sin embargo, la inflamación del hígado sin un motivo aparente no se sale de lo habitual: «Cada año, ocurre muchas veces. En ocasiones, algún adulto viene con la analítica hepática alterada sin una razón que lo explique. Y de repente, mejora. Es decir, no avanza porque la enfermedad se autolimita», explica Roi Ribera. 

El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades reconocía que «los virus comunes que pueden causar la hepatitis no se han detectado en ninguno de los casos». Es más, algunos de los niños hospitalizados dieron positivo en SARS-CoV-2 y adenovirus. De ahí que ambas opciones se estén investigando como el origen. «En realidad, hay muchísimos virus que pueden inflamar el hígado. Incluso, con el propio covid era frecuente ver alteraciones en las analíticas que sugerían una hepatitis leve», apunta Roi Ribera, doctor especializado en aparato digestivo.

Lo mismo ocurre con los adenovirus. Un grupo de familia de virus, bastante comunes, que con frecuencia están detrás de enfermedades livianas, de las que la mayoría de afectados se recuperan sin complicaciones. Habitualmente causan cuadros respiratorios, vómitos y diarreas. «Esto no quiere decir que los adenovirus no puedan producir un cuadro de hepatitis, porque dentro del cuadro clínico  podría haber afectación hepática», señala Antonio Antela, coordinador de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS).

Eso sí, añade: «No es habitual que esta afectación sea sin manifestación respiratoria al mismo tiempo, y a la vez que sea tan grave como para producir hospitalizaciones e incluso trasplantes hepáticos». 

Por lo que para el doctor existe la posibilidad de que se trate «de un nuevo virus no conocido hasta el momento». Precisamente, considera que, por el hecho de que solo se haya dado entre niños, «el contacto estrecho sea una vía de transmisión importante». 

Antonio Antela destaca que estos episodios parecen responder a un cuadro vírico. «Que se hayan detectado en tres países y solo en uno de ellos, el Reino Unido, sea con un número elevado de casos, quizás indique el inicio de una epidemia más importante», explica el doctor. Así las cosas, el profesional habla de «incertidumbre» con los datos que se disponen acerca de múltiples factores: «En primer lugar, si realmente es una enfermedad vírica, lo cual parece que sí. Segundo, probablemente sea un virus hasta ahora no conocido y no sabemos de qué se trata. Y en tercer lugar, parece que no tiene relación con el covid-19 pues se habría manifestado antes en una pandemia de más de dos años».

Con esto en mente, el coordinador de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Chus destaca que queda «conocer la magnitud del problema», pues una vez se lanzan las alertas pueden aparecer más casos. Por ello, otorga un papel fundamental a la pediatría, quienes deben prestar atención a la aparición de nuevos casos. 

Por el momento, las autoridades sanitarias no han confirmado ninguna causa concreta. Es más, la ECDC valoraba también como desencadenante otras infecciones o causas ambientales.

¿Qué son los adenovirus?

Son un grupo de familia de virus, bastante comunes, que con frecuencia están detrás de enfermedades livianas, de las que la mayoría de afectados se recuperan sin complicaciones. Habitualmente causan cuadros respiratorios, vómitos y diarreas. «Esto no quiere decir que adenovirus no pueda producir un cuadro de hepatitis, porque dentro del cuadro clínico que producen podría haber afectación hepática», señala Antonio Antela. Eso sí, añade: «No es habitual que esta afectación sea sin manifestación respiratoria al mismo tiempo, y a la vez que sea tan grave como para producir hospitalizaciones e incluso trasplantes hepáticos». 

¿Cómo se contagian los adenovirus?

Los líquidos de las vías respiratorias pueden contener el virus. Este se contagia cuando una persona entra en contacto con otro individuo, o un objeto contaminado. «Se produce por transmisión aérea, de hecho son los virus característicos del otoño y del invierno, los cuales provocan sobre todo infecciones respiratorias», apunta el doctor Antela. Según la agencia sanitaria del Reino Unido, la mejor forma de prevenir su expansión es mediante una buena higiene de manos, sobre todo en niños, más propensos a llevarse cosas a la boca. También es importante tomar precauciones con la tos y estornudos. 

¿Qué otras causas barajan desde Europa?

El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades considera que el origen más probable sea «un agente infeccioso». Eso sí, mantiene que «por el momento se desconoce la causa exacta» de la hepatitis, por ello continúa abierta la posibilidad de que pueda deberse a «una posible exposición tóxica». Así, el organismo europeo aseguraba: «Las investigaciones toxicológicas están en curso, pero se considera más probable una etiología infecciosa dado el cuadro epidemiológico y las características clínicas de los casos». Por su parte, la OMS apuntaba que aunque el adenovirus es una de las hipótesis como causa subyacente, «no explica la gravedad del cuadro clínico», a lo que añaden: «La infección por el adenovirus de tipo 41, el tipo de adenovirus implicado, no se había relacionado anteriormente con este tipo de presentación clínica».

¿Qué síntomas presentaban los niños con hepatitis de origen desconocido?

La clínica de los casos identificados corresponden a hepatitis aguda con enzimas hepáticas bastante elevadas. Muchos de los menores presentan síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, diarrea y vómitos. Estos precedieron a la aparición de la enfermedad. Gran parte de los episodios no tuvieron fiebre. 

¿Las vacunas pueden haber causado la hepatitis?

No. La agencia sanitaria de Reino Unido descarta que el origen de los casos de hepatitis sea la vacuna contra el covid-19. «Pues ninguno de los afectados había sido vacunado», precisa el organismo. La ECDC también se ha sumado a esta teoría. 

La misma situación se repite en España, ya que los pacientes son menores de 6 años, en los que la inmunización todavía no ha sido aplicada al no existir un fármaco aprobado. 

Lucía Cancela
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Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.