Dermatitis de contacto: estos cosméticos con fragancia suelen ser los culpables

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Los cosméticos que utilizamos a diario pueden ocasionar reacciones alérgicas en la piel con el uso prolongado.
Los cosméticos que utilizamos a diario pueden ocasionar reacciones alérgicas en la piel con el uso prolongado. LA VOZ DE LA SALUD

Las fragancias peligrosas no siempre aparecen con su nombre específico en la etiqueta de los productos

01 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El cuidado de la piel es una de las principales preocupaciones estéticas para personas de todas las edades. Acné o arrugas, grasa o seca, para todos los casos existen limpiadores, cremas y mascarillas que mejoran el aspecto de la piel y la hacen ver luminosa y fresca. Pero a veces, los mismos productos que utilizamos para embellecer y cuidar nuestra piel pueden convertirse en sus peores enemigos. En particular, los cosméticos que llevan fragancias en su composición pueden ser los responsables, con el uso prolongado, de uno de los problemas dermatológicos más frecuentes, la dermatitis de contacto.

La dermatitis de contacto es una afección que ocasiona un enrojecimiento, inflamación y dolor de la piel tras el contacto directo con un producto o una sustancia. No se trata de un proceso infeccioso, sino de una reacción inflamatoria de la piel ante el estímulo provocado por la sustancia. En muchos casos, estas dermatitis tienen su origen en mecanismos inmunológicos.

Causas de la dermatitis de contacto

«Entre las dermatitis de contacto, que ocurren tras entrar en contacto con distintos componentes, tenemos las irritativas, que vemos mucho a partir del covid por el incremento de la higiene de manos y el uso frecuente de los geles hidroalcohólicos. Y luego, tenemos las dermatitis de contacto alérgicas, en las que hay una reacción alérgica en la piel a alguna de las sustancias que entran en contacto con ella. Existe una batería de componentes que, de manera frecuente, originan reacciones en la piel. Aquí incluimos tanto conservantes como fragancias que se añaden a prácticamente todos los productos de uso diario, de higiene personal o de limpieza del hogar, con los que contactamos día tras día. Los productos cosméticos y de belleza también contienen muchísimos aditivos a los cuales se puede desarrollar una alergia», explica la dermatóloga María José Sánchez Pujol, del Grupo Español de Investigación en Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). 

En concreto, el trabajo realizado por el Grupo de Investigación en Dermatitis de Contacto halló que muchos químicos aromáticos pueden dar reacciones. «Muchos productos de limpieza contienen ingredientes que no huelen tan bien, y se requiere perfumarlos. Por otro lado, para que el uso sea más agradable y poder dirigirlos a un público, se añaden fragancias específicas que asociamos con distintos segmentos. Sabemos que no huele igual un producto para bebés que uno para mujeres o uno para hombres. Estas fragancias pueden darnos problemas. Si se sobrepasan ciertas concentraciones, pueden dar lugar a reacciones en la piel. El uso de productos perfumados puede no suponer un problema para el público general, pero los individuos predispuestos a desarrollar dermatitis, las personas con piel atópica, piel más sensible o dañada, del uso repetitivo podrían volverse alérgicos», señala Sánchez. Las fragancias también están presentes en productos como medicamentos tópicos, productos industriales y de aromaterapia, y en algunos alimentos o especias.

«La dermatitis de contacto alérgica por fragancias es la segunda forma de dermatitis alérgica de contacto más frecuente en nuestro medio, después de la alergia a metales», apunta la dermatóloga. Cabe aclarar que, en esto, el origen de la fragancia no será un indicador que nos permita saber si esta podría producirnos una alergia. Es decir: los productos denominados naturales o certificados como BIO no son garantía de seguridad. «De hecho, los ingredientes que dan alergia son, en muchos casos, naturales. Que el ingrediente sea un aceite esencial o que el producto ponga "vegano" no lo convierte en algo seguro. Incluso, algunos aceites naturales pueden dar más reacción. Solamente podemos guiarnos por productos que especifiquen en el etiquetado: "libre de fragancias", porque en estos productos los componentes potencialmente alérgenos no estarían contenidos», afirma Sánchez.

El problema aparece cuando los consumidores no tienen forma de saber exactamente qué ingredientes contiene la fórmula de un producto. Aunque hay algunas regulaciones, este caso es más frecuente de lo que podríamos pensar. «Hay fragancias que son de declaración obligatoria a partir de una concentración, pero si la concentración es menor, no es necesario que se declare en el etiquetado. Incluso, se permite poner "fragrance" pero sin especificar qué componentes son, y eso dificulta mucho a personas que son alérgicas a una fragancia en concreto el poder comprar productos perfumados que no contengan su alérgeno», observa la dermatóloga.

Las dermatitis por contacto alérgica también pueden aparecer por el uso de otros productos que no vayan aplicados directamente sobre la piel, aunque esto es mucho menos frecuente. «Detergentes para la ropa o productos de limpieza podrían tener ese efecto en personas cuya alergia sea muy elevada. Los ingredientes alérgenos están presentes en muchísimas cosas del día a día, pero si uno hace las tareas de limpieza con guantes, teóricamente estaría protegido. Y en cuanto a suavizantes para la ropa, existen algunos sin ingredientes alergénicos, pero de todos modos es muy difícil demostrar que estos productos puedan ser la causa única de esos problemas en la piel, ya que no se aplican directamente sobre ella», explica Sánchez.

«La frecuencia de alergia a fragancias es menor en niños y aumenta con la edad. Esto podría explicarse por una exposición más prolongada a lo largo de la vida a estos compuestos. La mayoría de estudios coinciden en que las mujeres están más sensibilizadas a fragancias que los hombres, probablemente por un mayor contacto con productos cosméticos y domésticos», señala Sánchez. Al mismo tiempo, las personas con enfermedades previas de la piel, como dermatitis atópica, eccema irritativo o úlceras en las piernas, son más susceptibles a la sensibilización, ya que su barrera cutánea ya se encuentra alterada.

Síntomas

«La dermatitis de contacto alérgica es una reacción de hipersensibilidad retardada que se desencadena cuando la piel entra en contacto con una sustancia química frente a la cual el sujeto se ha sensibilizado antes. Las respuestas cutáneas a la dermatitis de contacto alérgica dependen de la sustancia química particular, la duración y la naturaleza del contacto, y de la predisposición individual de la persona. En la mayoría de ocasiones se manifiestan como lesiones de color rojizo de bordes bien definidos correspondientes a la zona de contacto, acompañadas de ampollas o vesículas en los cuadros agudos, o bien de descamación en cuadros de larga duración», explica Sánchez.

Las lesiones de la dermatitis de contacto alérgica aparecen en las áreas de aplicación de los productos y se manifiestan en forma de un eccema. «Según el grado de sensibilización, la intensidad de las lesiones varía desde cuadros moderados a graves, incluso con extensión a distancia», observa la especialista.

Localización frecuente de las lesiones

  • Manos (por el uso de cosméticos y productos de uso doméstico y laboral)
  • Rostro (por la aplicación directa de productos perfumados, o bien siendo alcanzada por vía aerotransportada)
  • Cuello (tras la aplicación de perfumes)
  • Axilas (por el uso de desodorantes)
  • Piernas (por la aplicación de medicamentos tópicos en pacientes con úlceras vasculares que se sensibilizan a las fragancias que contienen estos productos)

Cómo se produce la dermatitis por contacto

«Como cualquier alergia, se requiere que el individuo tenga predisposición a desarrollarla, y luego el contacto con la sustancia. Lógicamente, un contacto más repetido puede favorecerlo. Es igual que las alergias alimentarias: a lo mejor el paciente nunca ha tenido problemas y puede, de un momento a otro, desarrollarlas. Está claro que el uso repetido puede provocarlas. Y sobre todo, si se utiliza para curar una úlcera o una herida una crema con fragancia, es mucho más posible que se generen alergias», explica Sánchez.

Lo que ocurre es que los alérgenos capaces de producir dermatitis de contacto son proteínas que pueden atravesar la capa externa de nuestra piel cuando son aplicados de manera directa sobre esta. Los alérgenos deben unirse a proteínas transportadoras presentes en la piel en un proceso denominado haptenización para poder ser reconocidos por nuestro sistema inmune.

La dermatitis alérgica de contacto surge entonces como resultado de dos etapas. En una primera fase de sensibilización, se da el primer contacto con la sustancia y el sistema inmunitario genera linfocitos T específicos que reaccionan con el alérgeno unido a proteínas transportadoras de la piel. En la segunda fase, la elicitación, se desencadena una respuesta de hipersensibilidad que da lugar a las lesiones y los síntomas.

Los principales culpables

Las fragancias son la causa más frecuente de alergia a cosméticos, por delante de los conservantes. Los perfumes comerciales y colonias son los productos con la concentración más alta en fragancias: un solo perfume puede contener de 10 a 300 fragancias distintas. Pero las fragancias también están presentes en la mayoría de champús, acondicionadores, jabones, desodorantes, toallitas húmedas, aceites corporales, cremas hidratantes, o productos de maquillaje.

Las fuentes que más frecuentemente se asocian con alergia a fragancias son los desodorantes, incluso por delante de las colonias y perfumes. «Esto podría explicarse ya que la axila es una zona sometida a oclusión y con la presencia de folículos pilosos que permiten la entrada de alérgenos con facilidad», explica la dermatóloga.

También se pueden encontrar fragancias en ingredientes de productos de higiene oral, como dentífricos o colutorios. «Hay que tener en cuenta los cosméticos calificados y comercializados como inoloros, ya que incluso los "libres de fragancias" pueden contener perfumes que enmascaren olores desagradables de otras sustancias del producto», apunta Sánchez.

Las sustancias que más frecuentemente ocasionan esta dermatitis son:

  • Fragancias
  • Parafenilendiamina (PPDA, presente en diversos tintes)
  • Conservantes (especialmente la metilisotiazolinona, la metilcloroisotiazolina, el formaldehído y los liberadores de formol)
  • Acrilatos

Diagnóstico

A partir de la localización de eccemas en zonas de la piel en las que se apliquen cosméticos con alta concentración de fragancias como cremas, colonias, perfumes o desodorantes, los dermatólogos pueden sospechar de una dermatitis por contacto. Ante esta sospecha, se evaluará la historia clínica y podrán realizarse pruebas epicutáneas que permitan identificar el alérgeno responsable. Estas pruebas implican la aplicación de distintos alérgenos en forma de parches que se colocan sobre la espalda para evaluar la respuesta de la piel.

Tratamiento y prevención: dos caras de una moneda

Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento se basa en dos pilares fundamentales. «Los eccemas que ocurren los tratamos con corticoides y otros antiinflamatorios en crema, y luego lo más importante es dar instrucciones de evitación para poder encontrar productos que no contengan estos alérgenos y que los pacientes puedan usar en su día a día. Porque, si encontramos la causa, el paciente se puede curar», explica Sánchez.

En este sentido, la especialista subraya la dificultad que supone para los pacientes el poder encontrar cosméticos que sean libres de las sustancias que les provocan reacciones. Esta dificultad tiene que ver con el mayor coste de estos productos, que se consiguen mayormente en farmacias, pero también con el etiquetado.

Por un lado, existen en la Unión Europea 26 fragancias de declaración obligatoria, pero esta obligación solo entra en vigor cuando la concentración de la sustancia es superior a 10 partes por millón en productos sin aclarado, o a 100 partes por millón en productos con aclarado. Por otro lado, «el resto de aceites esenciales y otros compuestos químicos empleados como fragancias en los distintos productos cosméticos y de higiene, no deben aparecer de manera obligatoria en el etiquetado», explica Sánchez. Por lo tanto, muchas veces, las sustancias potencialmente nocivas están presentes en los productos que utilizamos sin que podamos detectarlas. Con el uso prolongado a lo largo de años, esto puede convertirse en un problema. Esto impacta, entonces, no solamente en la posibilidad de tratar a los pacientes que ya han desarrollado una dermatitis por contacto, sino también en la posibilidad de evitar que otras personas la desarrollen, en la prevención.

El problema es, también, que las fragancias son ingredientes totalmente ubicuos en la composición de los productos que utilizamos a diario. De hecho, Sánchez cita un estudio de 206 productos cosméticos comercializados (champús, acondicionadores, gel y toallitas), excluyendo perfumes y colonias, que detectó la presencia de fragancias en el etiquetado del 90 % de ellos. «Para identificar las fragancias en los cosméticos debemos leer la composición en el etiquetado de los productos. Como norma general adicional, se debe evitar adquirir productos sin etiqueta o con etiquetado incompleto donde no se explique su contenido, y no se debe confiar en aquellos productos con perfume denominado hipoalergénico», aconseja.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.