Isabel Alonso Troncoso, mejor endocrinóloga de España: «Hay mucha moda en contra de la lactosa y del gluten»

ENFERMEDADES

La doctora Isabel Alonso Troncoso es la ganadora del premio Doctoralia en la especialidad de endocrinología.
La doctora Isabel Alonso Troncoso es la ganadora del premio Doctoralia en la especialidad de endocrinología.

La especialista, premiada por los Doctoralia Awards, recomienda priorizar los alimentos naturales para prevenir enfermedades tiroideas

07 feb 2022 . Actualizado a las 13:44 h.

Isabel Alonso Troncoso es endocrinóloga y especialista en nutrición con 30 años de experiencia en la Sanidad Pública. Actualmente, se dedica a tiempo completo a la asistencia clínica en su consulta privada, con una labor centrada en la consulta digital o telemática, que le permite alcanzar a pacientes que se encuentran en distintas partes del mundo para hacer un seguimiento de sus casos. Gracias a estos esfuerzos por lograr una mayor accesibilidad a las consultas y los tratamientos, Alonso ha sido galardonada con el premio Doctoralia Awards en su especialidad.

Según explica la endocrinóloga, la telemedicina está ganando terreno con respecto a la consulta presencial, no solo porque estrecha el vínculo del paciente con el médico, potenciando la confianza y reforzando la adherencia a tratamientos, sino porque permite que las personas puedan acceder a consultas aun estando en lugares geográficamente alejados. «Trabajo manteniendo el vínculo por mensajería para que cuando se inicia un tratamiento, el paciente pueda mantener una comunicación conmigo, informarme de cómo va y hacer ajustes terapéuticos sin necesidad de la consulta presencial, o entre consultas presenciales. Por otro lado, la pandemia ha supuesto abrir la posibilidad de nuevas consultas, y los posibles pacientes españoles que están por el mundo han sido para mí una sorpresa. Jóvenes que se encuentran en otros países estudiando han demandado videoconsulta desde Inglaterra, Dinamarca, Holanda, incluso Canadá. Esto les ha permitido, con las pruebas que habían realizado, tener una videoconsulta, comentar el diagnóstico y el tratamiento», relata.

- ¿Cuál es el motivo por el que más acuden a consulta las personas?

- Fundamentalmente, patologías de diabetes, tiroidea y obesidad.

- En cuanto a diabetes, ha trabajado en la investigación y el desarrollo de fármacos modernos que se están utilizando para tratarla. ¿Cómo funcionan estos medicamentos?

- El nuevo grupo terapéutico para la diabetes, que ya lleva un tiempo comercializándose, son los agonistas del receptor de GLP-1. Este grupo terapéutico ha supuesto una revolución en el tratamiento de la diabetes tipo 2, al igual que lo ha sido el grupo de los iSGLT2. Estos dos grupos, en la última década, han sido una revolución, tanto por su eficacia en el control glucémico y beneficios en el problema de obesidad que tiene el paciente con diabetes del tipo 2, como por el beneficio cardiovascular e incluso cardiorrenal que ambos grupos terapéuticos suponen. Esto ha permitido que el enfoque del tratamiento del paciente diabético no solo sea centrado en el control glucémico, que sin duda es un objetivo terapéutico, sino que también se trate el problema de sobrepeso y obesidad que, en definitiva, ha sido en gran parte causa de su diabetes. Estos nuevos fármacos están cada vez más avalados y han sido muy gratificantes para nosotros en nuestro ejercicio profesional, porque el paciente no solo percibe una mejoría analítica sino una mejoría clínica muy significativa y una reducción muy significativa en su peso, lo que sin duda revierte muchísimo en calidad de vida.

- ¿Este tratamiento reemplaza a la insulina?

- Este tratamiento ha permitido que el inicio del tratamiento insulínico del diabético tipo 2 se pueda demorar en el tiempo. Antes de iniciar tratamiento insulínico, existen ahora estas estrategias terapéuticas que permiten demorar el inicio de insulinoterapia. Incluso en algunos pacientes que estaban con insulina ha permitido reducir o incluso suspender el tratamiento insulínico. Insisto, en diabéticos tipo 2. Esto no tiene nada que ver con diabéticos tipo 1.

- Habla de tratar la obesidad en el contexto de la diabetes tipo 2. ¿Cómo se puede prevenir o tratar la obesidad por fuera de ese cuadro?

- El mejor tratamiento de la obesidad es la prevención. Sin duda, desde el entorno familiar, escolar y del gobierno, se puede hacer mucho por educar en unos correctos hábitos de alimentación y actividad física. Y luego, yo centraría la atención en las situaciones de riesgo. La mujer tiene que ser muy consciente de que el embarazo es una situación en la que tiene que hacer una dieta cuidada, por su salud y la de su hijo. Se ha visto cómo los hijos de madres obesas tienen más riesgo de diabetes y obesidad. Este mensaje hay que transmitirlo con antelación a una madre que programa una gestación, de modo que procure ganar el peso que corresponde a un embarazo. El aumento ponderal medio debe estar entre 9 y 11 kilos, no más. Todo lo demás supone un exceso y le va a costar mucho luego bajarlo.

Entonces, la mejor idea es la prevención en momentos de riesgo como la gestación, el abandono de un deporte, la pandemia por el sedentarismo que conlleva, las situaciones de estrés laboral, personal, familiar... A veces la ingesta es una vía de escape para la ansiedad y conviene anticiparse a eso. Diferenciar la ansiedad del hambre, resistirse a toda la tentación que hay en la industria alimentaria de snacks y comidas intermedias innecesarias.

Luego, una vez que hay ya esa ganancia ponderal, recordar que el trabajo en equipo que debemos hacer dietistas y nutricionistas con el endocrinólogo es un pilar necesario. El abordaje dietético, en un porcentaje importante de casos, no es suficiente y debe ir asociado a un tratamiento farmacológico de la obesidad, que lo hay y es eficaz y seguro. Existen fármacos para la obesidad, en concreto liraglutide y seraglutide, sobre los que ya tenemos mucha experiencia y que han demostrado su eficacia y su seguridad cardiovascular. Han permitido que muchos pacientes que habían hecho un abordaje exclusivamente dietético y no habían sido capaces de reducir el peso logren un éxito rotundo en la reducción ponderal. Lógicamente, este tratamiento farmacológico solo lo puede prescribir el médico, previa valoración.

- ¿Cómo se diagnostica la obesidad?

- El criterio más universal es el índice de masa corporal. El perímetro de la cintura, una mujer con una cintura mayor de 88 centímetros o un varón con una cintura mayor de 102 también es criterio para hablar de obesidad. Este es un tipo de obesidad, la obesidad central, con mucho más riesgo de enfermedades metabólicas asociadas. Y luego el porcentaje de masa grasa es otro criterio. Una persona puede tener un índice de masa corporal dentro del rango normal y sin embargo tener un porcentaje de masa grasa mayor al 30 o 35 % y un perímetro de cintura mayor de 88. Y, aun en ese normopeso, tener obesidad.

Es lo que llamamos obesidad sarcopénica: son pacientes con muy poca masa muscular, por tanto, un porcentaje alto de su peso es exceso de grasa. Ese paciente tiene inflamación y no se encuentra bien. Y hay que tratarlo aumentando masa muscular con ejercicios de fuerza y resistencia, y garantizando un adecuado aporte proteico en su dieta.

- Hablemos de la dieta. ¿Una dieta sin gluten tiene beneficios para la población general?

- En absoluto. Estoy en total desacuerdo. Actualmente, hay mucha moda en contra de la lactosa y en contra del gluten. Existen pacientes intolerantes, existen etnias, como la oriental que, por su alimentación en la primera infancia, pueden tener una mayor intolerancia a la lactosa. Pero no es así en nuestra población general. Existen pacientes puntuales con una intolerancia a la lactosa, pacientes con una enfermedad celíaca y pacientes con sensibilidad al gluten. Pero es un porcentaje minoritario de la población y en ningún caso retirar esos alimentos es una estrategia de tratamiento de patologías generales. Yo estoy totalmente en contra de esto, reconociendo y aceptando que existen patologías de enfermedad celíaca, enfermedades autoinmunes que suponen una sensibilidad al gluten.

Los cereales son parte de nuestra alimentación. Trigo, avena, centeno y cebada tienen gluten. Otra cosa son estos panes ultraprocesados, refinados, congelados... La mejor dieta es una con alimentos frescos, naturales. Pan de panadería en sus diversas variedades. Si es integral, mejor. Pero no por ser trigo es peor que el maíz. Insisto, el pan ha de ser lo más integral posible. Y si un paciente concreto, en base a una patología concreta, se considera que sí puede tener una intolerancia, a ese paciente de forma individualizada se le prescribirá una dieta, pero no de forma general para patologías como un catarro, que no necesariamente van a responder a una dieta a la que se le ha cortado el gluten.

- ¿Han aumentado las intolerancias alimentarias en los últimos años?

- Probablemente sí, pero yo creo que tiene que ver con lo ultraprocesados que están los alimentos, la cantidad de conservantes que llevan indudablemente. Estos son los disruptores endocrinos, sustancias que vienen incorporadas tanto como conservantes como por el tipo de envasado de los alimentos, que de alguna forma los distorsionan. Un alimento, cuanto más fresco, más natural, más de temporada sea, sin duda más beneficios y más calidad va a tener.

- ¿Entonces hay que evitar todo lo envasado?

- Hay que intentar recurrir a alimentos de mercado, de proximidad. Cuando un alimento no lleva etiqueta, es un alimento que es fresco y natural. Hay que priorizar frutas, verduras, carnes, pescados, y legumbres. Veo en la población joven una falta de orden, de planificar la dieta, la alimentación. Una correcta cesta de la compra requiere de dedicar un tiempo a programar los menús de la semana. Aunque uno cocine dos días, no a diario, no hay que improvisar. No es bueno recurrir a una comida totalmente basada en pastas o carne.

- ¿La alimentación tiene influencia en el hipotiroidismo o en las enfermedades tiroideas?

- No necesariamente de una forma directa. Se habla mucho de que la artritis de Hashimoto tiene que ver con la intolerancia al gluten. Es una enfermedad frecuente en mujeres, que a veces se presenta en el embarazo o posparto. Esto último es bastante típico, es la primera causa de enfermedad autoinmune. La enfermedad celíaca es otra enfermedad autoinmune y en algunos casos se asocian, pero no necesariamente. Una disbiosis intestinal puede ser causa de inflamación tiroidea y tiene que ver con una mala dieta o una microbiota alterada.

El tema de la microbiota es importante. Los probióticos y los prebióticos cada vez tienen más peso y pueden ser incluso una vía terapéutica, pueden corregir la disbiosis, que en algunos casos es origen de otras enfermedades. Puede ser una terapia complementaria para una enfermedad autoinmune de Hashimoto o a una enfermedad celíaca.

- ¿Cómo se evalúa la microbiota en una persona?

Fundamentalmente con la clínica, porque los estudios de flora intestinal, aunque existen, no están a día de hoy totalmente estandarizados. Pero una historia clínica completa, bien dirigida, en muchos casos ayuda a tener esta presunción diagnóstica y a establecer un plan de tratamiento con probióticos. Existen laboratorios muy centrados en el tema de la microbiota. Tengo una experiencia, en los últimos años, fundamentalmente positiva. Un abordaje de probióticos específicos para ciertas patologías puede ser una ayuda complementaria eficaz.

- Ha dicho que uno de los problemas más frecuentes es la enfermedad tiroidea. ¿Qué síntomas pueden indicar una patología tiroidea?

- La patología tiroidea, como la hormona tiroidea tiene una diana multiorgánica, a veces queda poco definida. Pero ante clínica de malestar general, clínica digestiva, cambio de tránsito intestinal, cambio de peso no justificado, pues hay que comentarlo con el médico y la analítica puede discriminar o descartar esos problemas. Si hay una alteración analítica, en algunos casos hay que hacer un estudio complementario tanto analítico más ampliado como un estudio ecográfico.

- ¿Cuándo se debe consultar a un endocrinólogo?

- El endocrinólogo es una especialidad cuya diana no es un único órgano. Eso nos diferencia de otras especialidades. La expresión de las enfermedades endocrinas puede ser en diferentes órganos, por tanto pueden ser enfermedades multisistémicas, como lo puede ser una diabetes tipo 1, que debe ser tratada durante toda la vida por un endocrinólogo. La diabetes tipo 2 puede ser tratada inicialmente por un médico de atención primaria siempre que el objetivo del tratamiento esté bien logrado, que esté bien controlada. Cuando un diabético tipo 2 no tiene su valor de hemoglobina glicosilada por debajo de los 6.5, debería acudir a un endocrinólogo, o cuando tiene obesidad y no consigue corregirla. Si un diabético tipo 2 persiste obeso, no está consiguiendo el objetivo de su tratamiento, que no es solo la diabetes, es también la obesidad.

Luego, las enfermedades tiroideas deben siempre al menos tener una valoración por un endocrinólogo, que le dirigirá y le dirá cómo tiene que ser el planteamiento de esa enfermedad. Al hipotiroidismo y al hipertiroidismo hay que ponerle apellido, hay que saber cuál es la causa. Si hay un nódulo tiroideo debe ser evaluado por un endocrinólogo, quien, en función de datos ecográficos, podrá decidir si hay que hacer una punción y qué tipo de tratamiento hacer.

Otras enfermedades endocrinas más específicas son el Cushing, la acromegalia. Una hipercolesterolemia no controlada, también es de tratamiento endocrinólogo, y la obesidad cuando no se consigue controlar. Y las enfermedades hipofisarias deben ser valoradas por un endocrinólogo.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.