Tratamientos dentales en la web: «No están diseñados de manera personalizada ni supervisados por un profesional»

EL BOTIQUÍN

Alineadores, férulas de descarga y kits blanqueadores, los más demandados en internet
06 may 2025 . Actualizado a las 14:16 h.El blanqueamiento dental, los alineadores o las limpiezas bucodentales son algunos de los tratamientos con mayor demanda en las clínicas dentales. Una demanda que, para lástima de los profesionales, no solo se produce en los establecimientos sanitarios, sino que se busca en internet. Cada vez es más mayor la oferta de productos y tratamientos en plataformas de venta online que presumen de precios más competitivos.
Un alivio, monetario, que según los expertos consultados solo compensa al principio. Reconocen que han tenido que solucionar el desastre que estos tratamientos han provocado. El doctor Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas, apunta que cada vez les llegan más personas con problemas en la boca a raíz de un uso inadecuado: «Nos encontramos con pacientes que han utilizado alineadores transparentes adquiridos en plataformas online sin el diagnóstico y la supervisión profesional y que, lejos de mejorar su sonrisa, han desarrollado problemas de mordida, movilidad dental e incluso reabsorción ósea», indica.
También, cuenta, se encuentran con otros que han utilizado kits blanqueadores, «los cuales les han provocado sensibilidad extrema, quemaduras en las encías o desmineralización del esmalte». El catálogo, nada recomendable, también se extiende a férulas de descarga, que son genéricas, y cuya mala adaptación «puede agravar el bruxismo en lugar de aliviarlo», advierte el profesional.
María del Rosario Rioboo, profesora asociada de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y coordinadora de formación avanzada para higienistas de la Sociedad Española Periodoncia (SEPA), dice que, «afortunadamente» todavía no ha tenido pacientes que hayan hecho uso de estos productos. Sin embargo, sí le han preguntado su opinión para comprarlos: «Algunos con incredulidad y otros casi convencidos de la posibilidad de ser una alternativa», señala.
La lista de peligros de este tipo de productos es larga. El fundamental, y más importante, es que no cuentan con una supervisión profesional adecuada. En España destaca la presencia de una conocida firma que, en redes sociales, promocionan el uso de sus alineadores transparentes. El procedimiento que describen en su web es el siguiente. Primero, hay una visita física a una de sus clínicas, donde se realiza una radiografía panorámica, un escáner 3D y una revisión bucodental para el diagnóstico. Después, la persona recibe su kit en casa para que se haga el tratamiento. El seguimiento se realiza a través de una aplicación, además de en una clínica.
En su plataforma, las reseñas son correctas, pero no sucede lo mismo en la lista de reclamaciones públicas que aglutina la OCU (Organización de consumidores y usuarios), en la que varios pacientes relatan el descontento con este tratamiento.
En odontología no hay soluciones universales
Para Óscar Castro, el principal problema de todos los productos que se ofrecen es que «no están diseñados de manera personalizada ni supervisados por un profesional». En odontología no existen soluciones universales y cada boca es única. Ir en contra de ello no solo se paga con más dinero —a la hora de solventar el mal uso de estas herramientas— sino con la salud. «Un alineador mal ajustado puede desplazar los dientes de forma incontrolada, una férula inadecuada puede desequilibrar la mordida y un blanqueador utilizado sin supervisión profesional puede causar daños irreparables en el esmalte», indica el presidente del Consejo General de Dentistas, quien advierte que, en ocasiones y en función de donde se adquieran, «tampoco pasan los controles de calidad y certificaciones sanitarias europeas necesarias, lo que aumenta aún más el riesgo para el usuario», explica.
La dentista y especialista de la SEPA añade que los peligros son muchos y de diferente grado: «Pueden ir desde el hecho de no hacer nada y ser simplemente un gasto innecesario y alto, a causas problemas irreversibles».
La falta de calidad está casi asegurada. En una clínica, cada producto conlleva un estudio y un objetivo. Por ejemplo, una férula de bruxismo «se confecciona con un material plástico específico y se ajusta a cada paciente», señala Rioboo. En condiciones de seguridad, previene el desgaste de los dientes y alivia la tensión muscular de la ATM en pacientes con bruxismo. Pero la solución no se queda ahí: «Tienen que ser supervisadas y ajustadas a lo largo del tiempo ya que se van desgastando», añade.
En cambio, al comprarlas por internet, la persona puede recibir una férula genérica pensando que es la correcta para su caso, cuando la realidad es otra. «A veces, se requiere una férula rígida para estabilizar la articulación temporomandibular, mientras que en otros puede ser necesario un material más flexible», responde Castro. Las que se venden por internet «suelen ser de materiales, en ocasiones, sin controles de calidad perceptivos y con un ajuste deficiente», apunta. Esto no solo las hace ineficaces, sino que pueden agravar el problema, generando más tensión en la musculatura y desgaste en los dientes, lo que se traduce en que el remedio sea peor que la enfermedad.
Ahora bien, la amplia variedad de productos disponibles no acaba aquí. En un rápido vistazo, una persona podría conseguir un limpiador dental ultrasónico de sarro por un precio que oscila entre los siete y ochenta euros. Óscar Castro recuerda que, aunque esta práctica parezca sencilla y al alcance de cualquiera, su uso sin alguien que sepa hacerlo conlleva riesgos importantes. «En una clínica, los ultrasonidos se aplican con un control preciso de presión y frecuencia, y siempre bajo irrigación para evitar sobrecalentamiento y daño en los tejidos. Un mal uso en casa puede causar abrasión en el esmalte, retracción de las encías e incluso heridas que pueden derivar en infecciones», detalla. Estos aparatos tampoco eliminan el sarro subgingival, que solo puede ser tratado con instrumental profesional.
Además, existen casos en los que los ultrasonidos no están indicados, algo que solo puede valorar un dentista. Si bien, cuenta el presidente del consejo nacional, hacerlo en una clínica dental puede no conllevar riesgos, ya que se utilizan adhesivos dentales específicos que no dañan el esmalte. Fuera de este contexto, no se hacen responsables. Por ejemplo, los kits caseros pueden contener pegamentos industriales no diseñados para el uso rural, lo que puede causar filtraciones, caries e, incluso, fracturas dentales. «Además, si el adorno no se coloca correctamente, puede alterar la mordida o acumular placa bacteriana, lo que aumenta el riesgo de infecciones y problemas gingivales», advierte.
Piedras brillantes, de la fama al dentista
Las modas estéticas también llegan a la consulta del dentista. A raíz del uso que le dan artistas conocidas como Rosalía, ponerse piedras brillantes en la dentadura es tendencia. «Este tipo de “adorno” se ha puesto de moda, lo vemos en alguna boca de famosos y, posiblemente, esto influya en la demanda». En este contexto, son muchas las webs y los centros de estética que cuentan con este servicio, el cual los dentistas no ven con buenos ojos. «La mayoría de la gente lo ve como algo que no tiene ningún riesgo pero hay que saber que esas piedras van cementadas y adheridas mediante un material que necesita que se toque y se desgaste la superficie del diente», explica la profesional de la SEPA, quien además recuerda que, en función de su posición, puede provocar problemas en la encías y en las mucosas. Así, el beneficio, más allá de la estética, es nulo.
El presidente del Consejo General de Dentistas llama a la responsabilidad y al sentido común de cada usuario. La odontología es una disciplina médica que requiere «precisión, diagnóstico y personalización»; raramente una persona sin formación podrá equiparar, en su casa y con un tratamiento adquirido a distancia, el trabajo de un experto en la materia.. «Pueden provocar daños que, en muchos casos, son difíciles de revertir o que requieren
soluciones más complejas y costosas», señala el doctor Óscar Castro, que a su vez, recuerda que la mejor inversión en salud bucodental es siempre acudir a un profesional colegiado.
Así, para el experto el error no está en comprar el producto en un sitio o en otro. De hecho, «el dentista no vende productos sanitarios en su clínica dental, sino que aplica tratamientos que en algunos casos requieren la puesta en servicio de determinados productos sanitarios», precisa. El fallo reside en que la gente no tiene claro que los tratamientos odontológicos deben ser personalizados y realizados bajo la supervisión profesional. Todo tiene un porqué: «En el caso de los alineadores y férulas de descarga, por ejemplo, es fundamental que sean fabricados a medida, teniendo en cuenta la oclusión del paciente para evitar efectos adversos». Por su parte, los blanqueadores, su aplicación y los agentes empleados dependen de la salud del esmalte y la sensibilidad de la persona.
Es más, incluso en algo tan «aparentemente sencillo» como un colutorio, la recomendación de un profesional es esencial «porque no todos los enjuagues bucales son adecuados para todas las personas, debiendo ser utilizados a la concentración y tiempo debidos», añade el presidente de la entidad a nivel nacional.