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Además de dormir sobre un buen colchón, es fundamental contar con una buena almohada. A continuación te detallamos todo lo que debes saber para poder elegir la mejor, de acuerdo a tus gustos y necesidades

Pese a tratarse de una pieza clave para el descanso, muchas personas no le otorgan la importancia que merece a la elección de la almohada.

Y es que, de igual forma que dormir sobre una almohada de mala calidad puede originar cefaleas y molestias en el cuello o la espalda, elegir la almohada correcta puede aliviar los dolores de espalda, acabar con los ronquidos y propiciar sueños largos y reparadores.

La elección de una buena almohada es, pues, un asunto que repercute en la salud. Motivo por el que hemos querido recopilar los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de escoger la almohada que más se ajusta a tus gustos, necesidades y particularidades.

¿Cómo saber qué almohada necesito?

Dependiendo tanto de tu morfología como de la postura que adoptas al dormir te interesará más optar por una almohada más o menos gruesa y más o menos firme.

Lo esencial a la hora de elegir una almohada es que sea capaz de mantener la columna vertebral perfectamente alineada, desde el inicio de las cervicales hasta el final de la espalda.

La elección de la almohada en función de la complexión física

Tal y como apuntan los expertos en descanso, por lo general, las personas corpulentas o de hombros anchos necesitan almohadas más gruesas que las de complexión más pequeña.

Para calcular el grosor de almohada idóneo para ti, puedes medir la distancia que existe entre el extremo de un hombro a la oreja. Al resultado deberás sumarle entre dos y cuatro centímetros, en función de la dureza de la almohada.

La elección de la almohada en función de la postura al dormir

La posición que adoptas al dormir es otro aspecto fundamental a tener en cuenta a la hora de elegir una almohada.

Si duermes boca abajo, te recomendamos una almohada blanda y fina (de no más de 10 cm de grosor), ya que una dura puede dificultar tu respiración.

Si duermes boca arriba, te aconsejamos optar por una almohada con un grosor de entre 10 y 13 centímetros con una firmeza intermedia, dado que son las que mejor apoyo ofrecen a la nuca y el área cervical. Motivo por el que también son las más recomendadas para las personas que cambian mucho de postura durante las horas de sueño.

Si duermes de lado, la opción más interesante es una almohada con una firmeza media o medio - alta de no menos de 13 centímetros. Evita dormir sobre una almohada muy blanda, puesto que no recogerá bien el cuello e impedirá que la columna repose perfectamente alineada.

En el caso de que ronques como consecuencia de una apnea obstructiva o una apnea de posición, la mejor almohada para ti será una almohada que no sea demasiado alta para evitar que la cabeza quede flexionada hacia adelante y se obstruyan los conductos respiratorios.

El relleno de la almohada

Además de fijarte tanto en tu morfología como en la postura en la que duermes, te recomendamos prestar atención tanto a los materiales con los que está rellena como a su funda.

Los materiales que, por su composición y propiedades, resultan más recomendables son:

Fibra

Las almohadas de fibra suelen estar hechas con fibra de poliéster. Estas destacan por ser muy transpirables, frescas y blanditas.

Además, pueden lavarse en lavadora y secarse en secadora, lo que favorece una correcta higiene y prolonga la vida útil de la pieza.

Espuma viscoelástica

Las almohadas viscoelásticas se caracterizan por ser termosensibles o, lo que es lo mismo, por reaccionar a los cambios de temperatura corporal del durmiente.

Estas cuentan con un efecto memoria que permite adaptarse perfectamente a la forma del cuello y la nunca, diseñando un molde milimétrico de ambos que evita las zonas de presión.

Las almohadas visco son las más recomendadas para las personas que sufren problemas musculares o relacionados con la circulación sanguínea.

Látex

Las almohadas de látex pueden estar fabricadas con látex natural, látex sintético o una mezcla de ambos.

Estas destacan por brindar una perfecta sujeción de la cabeza del durmiente, por lo que son idóneas para las personas que duermen de lado y, también, para las de complexión grande.

Su núcleo de células abiertas ofrece una gran ventilación y una mayor higiene y durabilidad que las fabricadas con otros materiales.

Dadas las propiedades hipoalergénicas del látex, son las más recomendadas para las personas alérgicas.

Cada vez es más habitual ver cómo muchos fabricantes incluyen tratamientos antiácaros, antihongos e incluso antisuciedad, o bien en la estructura de la almohada, o bien en la funda.

También es cada vez más frecuente encontrar almohadas que incorporan aloe vera. Una sustancia conocida por los numerosos beneficios que tiene para la piel y que otorga una suavidad y transpirabilidad extra a la pieza.

A menudo también se encuentran almohadas que incluyen gel entre sus componentes para conseguir un efecto refrescante.

Consejos para conseguir que la almohada te permita disfrutar de un sueño reparador

Si algo ha quedado claro a lo largo de este artículo, es que cada persona es un mundo y, por tanto, tiene unas preferencias y necesidades únicas.

Es por eso por lo que se desaconseja comprar almohadas de tamaño doble y optar siempre por almohadas individuales que respondan a las particularidades propias de cada durmiente.

Tanto es así que, como suelen recordar los expertos en sueño, lo ideal sería que cada persona llevara su almohada allá donde vaya.

Lo hagas o no, te recomendamos que, por motivos de higiene, optes por lavarla un par de veces al añorenovarla cada dos o tres años, o antes, en el caso de notar dolor en las cervicales.

La relación entre sueño y bienestar ha quedado demostrada en decenas de estudios. También la importancia de contar con una buena almohada para poder disfrutar de sueños largos y reparadores. Así que, si no lo estabas haciendo, presta una especial atención a la elección de tu almohada. Tu salud está en juego.