Miedo a envejecer: «No podemos obsesionarnos con borrar las arrugas»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

«Una arruga es el resultado de la contracción del músculo que hay inmediatamente debajo de la piel», explican los expertos.
«Una arruga es el resultado de la contracción del músculo que hay inmediatamente debajo de la piel», explican los expertos. La Voz de la Salud

Los expertos en medicina estética recuerdan la importancia que tiene gestionar las expectativas antes de someterse a un tratamiento

03 feb 2023 . Actualizado a las 17:07 h.

La juventud es el anhelo irrecuperable. Esa etapa de la vida que, se haga lo que se haga, nunca volverá. Sin embargo, la era de la imagen actual pone difícil pasar página, haciendo que a unos les cueste más que a otros. Las redes sociales no han hecho más que empeorarlo y no solo los jóvenes salen perjudicados. Los filtros no filtran (si se nos permite el juego de palabras) por edades. Están disponibles para todos y quien caiga en sus redes, puede dejarse llevar y pasar los límites de lo que se considera saludable. 

Los tratamientos de medicina estética están en auge. Permiten corregir y tratar rasgos faciales y corporales con los que uno puede no sentirse a gusto. Y entre el amplio abanico de opciones se cuelan aquellos que luchan contra el envejecimiento. ¿Qué dicen los datos oficiales? Según el Estudio de dimensionamiento e impacto socioeconómico de la Medicina Estética en España elaborado por la Sociedad Española de Medicina Estética, «los españoles buscan una belleza natural y temporal en la que no se persigan excesivos cambios y que estos no sean definitivos». Las soluciones antiaging se cuelan entre las más solicitadas. Del total de pacientes, el 71,8 % fueron mujeres, y casi un 11 % solicitó medidas contra el paso de los años. Por su parte, los hombres supusieron un 28,2 %, y un 8 % de ellos se sometió a un tratamiento de este tipo. 

¿Qué son las arrugas?

Las arrugas se sitúan, en este sentido, como uno de los enemigos principales. Son la viva imagen del paso del tiempo aunque no siempre tengan su origen en la edad: «Una arruga es el resultado de la contracción del músculo que hay inmediatamente debajo de la piel», explica la doctora Natividad Cano, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (Gedet) de la Academia Española de Dermatología y Venereología. Una depresión en la piel que puede ser dinámica o estática. «En esencia, su aparición se debe a dos motivos fundamentales. En primer lugar, por movimientos repetitivos que llevamos a cabo una y otra vez durante mucho tiempo, que son las conocidas arrugas de expresión», explica la doctora Petra Vega, médico estético y miembro de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). En otras palabras, la acción del músculo tira y tira de la piel hasta «que logra hundir la zona en la que se forma esa arruga de expresión», detalla Vega. En el catálogo de ejemplos, los más conocidos son las patas de gallo o el código de barras. 

La edad también hace mella y pasa factura a la piel en forma de arruga. Esta es su otra causa: «La piel contiene una serie de sustancias, como el ácido hialurónico, el colágeno o la elastina, que continuamente van reponiendo van reponiendo su estado. Sin embargo, con el paso del tiempo, también se deterioran  y ya no son capaces de volver a regenerarla con toda su tersura», añade Petra Vega. Así surge la arruga por edad o por gravedad, aunque en este último caso también se habla de pliegue. 

Las mujeres tienen, por regla general, una mayor cantidad que los hombres «porque habitualmente solemos tener menos grasa», detalla la doctora Cano. El reparto no se produce por igual en toda la estructura facial: «Aparecerán más en la frente y en toda la zona perioral (tercio inferior) porque son las zonas que más movemos de manera natural», añade la miembro de la Gedet.

Por mucho que solo se considere un problema estético, para la doctora Cano la arruga va mucho más allá: «Envejece a la persona, acompleja o provoca laxitud. Por eso hay que tratar de prevenirla, precisa. No tanto con el fin de eliminarlas para siempre, «sino para favorecer el buen envejecimiento, que este ocurra de forma natural, con respeto y lentamente», señala la experta. Diego Antelo, psicólogo, aplaude el autocuidado: «Que las personas encuentren una necesidad de cuidado está muy bien, pues la imagen corporal es importante para sentirse a gusto con uno mismo, tener autoestima o estar más animado a salir y que nos vean», detalla. 

Con todo, los tratamientos estéticos también tienen sus límites. Detrás de la mejora, puede encontrarse la obsesión. Discernir entre lo visible y lo no visible se vuelve complicado. Aparece la no tolerancia a la arruga, a que lo mínimo se convierta en lo máximo y querer eliminar por completo su existencia con un abuso, nada recomendable, de los procedimientos de medicina estética. 

La dismorfofobia, también conocida como trastorno dismórfico corporal, consiste en una preocupación excesiva por defectos o imperfecciones físicos que son imperceptibles para otras personas. Este trastorno causa un enorme malestar en quien lo padece, limitan la vida de esa persona, pues deriva en comportamientos repetitivos alrededor de su apariencia física. Por ejemplo, mirarse continuamente al espejo para comprobar esa imperfección. La cara es una de las preocupaciones más comunes.

Petra Vega reconoce una falta de tolerancia y un incremento de la obsesión por las arrugas: «Es uno de los retos pedagógicos a los que nos enfrentamos los profesionales de nuestro sector», señala. Todo tratamiento tiene su límite: «Habrá algunas arrugas que podamos eliminar por completo como las incipientes de expresión, pero al mismo tiempo, habrá otras que si las eliminásemos deformaríamos la cara», explica. La mejora está casi asegurada en todas ellas, sin embargo, insiste en la necesidad de tener un buen manejo de la expectativas: «No podemos obsesionarnos con borrarlas», señala. A este respecto también se pronuncia el psicólogo Diego Antelo: «En la actualidad se recurre a los tratamientos estéticos con asiduidad y muchas veces pueden no conseguirse los resultados que se buscaban porque, al final, por mucho que se haga una intervención, la piel es un órgano que se sigue deteriorando con el paso del tiempo», precisa. 

Existen casos en los que la solución pedida por el paciente no se corresponde con la realidad de la medicina. «Imaginemos que una persona ha adelgazado mucho. Tiene arrugas de todo tipo, pero especialmente, predomina la flacidez de la piel con arrugas debido a una mala calidad de esta», ejemplifica la experta de la SEME. 

Como es lógico, no todo será posible: «Si quisiésemos hacer desaparecer todas esas marcas, lo que haríamos, por decirlo de alguna forma, sería inflar la cara y al final el aspecto solo sería antinatural», detalla. Por eso, para Vega es imprescindible explicar al paciente cuál es el origen de la arruga, la posibilidad que le ofrece la medicina estética y el límite que se pone en consulta. 

Antelo anima a ver la juventud como una etapa más. Una vez superada, «no vuelve y es así como debe suceder». Si bien reconoce que verse bien por fuera es necesario, lo que más cuenta es «sentirse joven por dentro». De ahí que lo principal, antes de ningún tratamiento, «sea trabajar la aceptación que le corresponda a cada momento de la vida». 

La Sociedad de Medicina Estética recuerda que la finalidad última de su especialidad es la construcción y reconstrucción de un equilibrio físico y mental. Por eso, elaboró un decálogo en el que explica los criterios que todo paciente debería seguir antes de someterse a un tratamiento. Entre ellos, insisten en la importancia de una amplia base de formación y educación en el tema y rechazan los resultados rápidos e inmediatos. «Debe tener cuidado con quién promete demasiado y tener confianza en el consejo del profesional experto, aunque no sea lo que usted quiere oír. No insistir en “algo más”», precisaban en el documento publicado en el 2016. De igual forma, invitan a la reflexión, ya que ir al médico estetico no es un paseo inocuo, y además recomiendan no apuntar a modelos inalcanzables: «Hay que ser realista, las figuras mediáticas famosas y modelos muchas veces no son “reales”, ya que actualmente existen miles de trucos», concluyen desde la comunidad de expertos.

El público más vulnerable siguen siendo los jóvenes, grupo de población en el que Antelo encuentra un mayor problema: «Hay personas de corta edad que no tienen la necesidad de realizarse ningún tratamiento y, aun así, lo hacen porque muchas veces no están conformes consigo mismos», detalla el terapeuta, que añade: «No se dan cuenta de que la imperfección no está en su rostro, estáuno en la aceptación de cómo somos. Uno no necesita refugiarse en modelos de perfección idealizados que pueda ver en redes sociales», precisa el experto en salud mental. 

La no tolerancia a la arruga puede relacionarse con la falta de autoestima: «Está generando una rivalidad y un deseo de estar perfectos y mantener una piel joven durante más tiempo de lo que se considera lo normal», apunta Antelo. 

¿Dónde se debe dibujar el límite? Se hablará de un problema «cuando la persona revise muchísimo su cara, o se mire muchas veces al espejo, haga mucha autocrítica de cómo se ve, cuando deje de salir o quedar con gente y si empieza a hacer atribuciones falsas de su belleza», describe el psicólogo. Si esto ocurriese, la situación podría apuntar hacia una obsesión muy marcada. 

Sin cambios faciales, al menos de momento

Por el tipo de ingredientes que se aplican en la medicina estética, no puede considerarse que los efectos vayan a ser permanentes. «Los productos que empleamos son reabsorbibles y con el tiempo, la cara vuelve a su estado», explica Vega. Eso sí, esto no siempre ocurre. La especialista destaca dos excepciones en las que la medicina estética podrá alargarse más de lo deseado: «En primer lugar, si en algún momento de su vida se pusieron un producto permanente porque se habrá originado un cambio para siempre. Y en segundo, si esa persona abusa de los tratamientos de forma continua o si el médico les administra una cantidad fuera de la ficha técnica», precisa la tesorera de la SEME. Esto tiene su explicación. Se recomienda inyectar los viales de relleno de ácido hialurónico, por ejemplo, en una cantidad determinada descrita en la ficha técnica. «Si alguien no sigue esta indicación, no damos tiempo a la cara para que vaya degradando cada producto y volviendo a su lugar. Lo que estamos haciendo es inflar y en ese caso, tal vez no sea para siempre, pero desde luego acompañará al paciente durante mucho tiempo», advierte la experta. 

Pese al carácter biodegradable de los productos, ¿puede decirse que se eliminen por completo? «Los laboratorios, en base a sus ensayos, nos dicen que sí, pero es algo que en este momento no podemos saber al 100 %», aclara Petra Vega. La profesional también habla de la importancia que tiene la relación entre el tiempo de aplicación y la dosis: «Hay que dejar un período muy marcado entre tratamientos», precisa. La responsabilidad en este campo es más que necesaria. De hecho, es muy importante que cada persona tenga (y guarde) la ficha técnica del producto que se le haya inyectado. 

Mujer de 50 años

Si bien la edad media de acceso a la medicina estética ha pasado de los 35 a los 20 años, no ocurre lo mismo con los tratamientos de arrugas, sobre todo (y como es lógico) en aquellas relacionadas con la edad. ¿Qué tipo de paciente es el que acude a consulta? «En las arrugas de expresión, predominan las mujeres, aunque tampoco se producen grandes diferencias», responde Petra Vega, que añade: «Los hombres también se preocupan mucho por ellas», detalla. 

La mayoría de personas suele iniciarse una vez cumplidos los 50. Sin embargo, poner en marcha algún tratamiento con carácter preventivo tendría más sutilidad: «Cuanto antes empieces a tratar las arrugas de expresión, mejor será el efecto obtenido. Si el músculo está creando esa marca, al principio se va a poder quitar muy bien con un neuromodulador, pero a partir de una edad, resultará más difícil conseguirlo porque será casi como un tatuaje», expone Vega. 

Todo lo contrario ocurre con la edad, que en este caso solo se puede actuar una vez la arruga haya aparecido. «Hay que intervenir cuando se empieza a notar más marcada», explica la experta de la SEME. En este caso, el público mayoritario sí es la población femenina que comienza «a partir de los 50». 

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.