Cómo medir la fiebre: ¿qué termómetro utilizar y cuál es el más fiable?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

La Voz de la Salud

Contrariamente a lo que se suele pensar, la temperatura de la axila es la menos exacta

14 feb 2023 . Actualizado a las 18:12 h.

La fiebre es uno de los motivos de consulta más frecuentes en pediatría y genera una gran preocupación entre los padres. Sin embargo, no debería de asustar, ya que no es más que un mecanismo de defensa del organismo frente a infecciones. El objetivo por lo tanto no es rebajarla, sino el alivio del posible malestar que la suele acompañar. Pero pasa eso, lo primero es medirla correctamente. Existen muchos dispositivos, ¿pero qué termómetro es mejor?, ¿cómo deben utilizarse?

La temperatura corporal varía de una persona a otra; incluso según el momento del día. «Sigue un ritmo circadiano, esto significa que existen momentos donde la temperatura corporal será ligeramente más elevada. Este aumento suele aparecer entre las 16.00 y las 20.00 horas para posteriormente descender hasta aproximadamente las 6.00 horas», explica la doctora Beatriz Torres, miembro del grupo de trabajo de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). 

Según apuntan desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) las zonas más comunes para medir la temperatura en la práctica clínica son el recto, la boca y la axila, mientras que los padres o cuidadores en casa pueden medírsela a los pequeños en el oído o en la frente. Si bien cada uno de estos sitios tiene su propio rango de valores normales y particularidades. 

Termómetros disponibles en el mercado 

Los termómetros clínicos, que son los que se utilizan para medir la temperatura corporal en humanos, los podemos clasificar principalmente en: termómetros táctiles o que precisan contacto y termómetros remotos (de infrarrojos o pistola) que se pueden utilizar en la frente, la arteria temporal y en el oído. En cuanto a los termómetros táctiles, se pueden usar tanto en la boca, como en la axila o el recto. Llevan en la punta un sensor y una pantalla digital donde realizaremos la lectura. Además, la mayoría de ellos avisan al terminar la lectura con un sonido y algunos incluso cuentan con una función de memoria para controlar las últimas mediciones.

Según el tipo de dispositivo, podría llevarse a cabo un tipo de termometría. Es decir, con un termómetro digital o de aleación de galio se puede medir la temperatura rectal, oral o axilar; con un termómetro infrarrojo, la membrana timpánica (a través del oído) o la frente (ya sea con contacto o no). 

¿Cuándo se consideraría que una persona tiene fiebre o si simplemente se trata de febrícula?

La fiebre es el aumento de la temperatura corporal por encima de los 38ºC. Cuando se encuentra entre los 38,5 y 39,4, se denomina fiebre moderada. Entre los 39,5 y 40,4 se considera fiebre alta, y si supera los 40,5º C, fiebre muy alta. El peligro podría llegar por encima de los 41ºC, cuando se cataloga como hiperpirexia y aumentan las posibilidades de sufrir convulsiones febriles. Si se sitúa entre los 37º y los 37,8 ºC, es febrícula. 

¿Existen algunos termómetros más fiables que otros?

Hace unos meses, los termómetros sin contacto se convirtieron en unos de los grandes protagonistas de la pandemia. «Para evitar riesgos de contagio, mantener la distancia de seguridad entre el enfermo y el cuidador y agilizar las medidas de temperaturas empezamos a utilizar medidores a distancia. Para utilizar este tipo de termómetros, además de fijarnos en la técnica de medida y buscar que cumplen los requisitos de calidad, es importante fijarse también en la zona del cuerpo que se usa para la toma de la temperatura», relata Paula Briones, vocal de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña.

«Estos termómetros también llevan un sensor que permite tomar la temperatura corporal con gran precisión si se mantiene el sensor de dos a cinco centímetros del centro de la frente», explica la farmacéutica. Su principal ventaja está clara: son unos dispositivos mucho más higiénicos que los de contacto.

No obstante, Briones considera que su principal inconveniente es que pueden dar lecturas incorrectas: «También la luz solar directa, si el sensor no está lo suficientemente limpio, si la piel contiene restos de sudor o maquillaje y, a veces, la lectura se puede ver influenciada por propia temperatura ambiental». Por eso recalca mantener una distancia oportuna. Además, son menos económicos y por lo tanto, no son accesibles para todo el mundo. 

Briones considera que los termómetros menos exactos son «los llamados 'de chupete' y las cintas en la frente». También existen aplicaciones para teléfonos móviles que permiten el seguimiento de la fiebre, pero en ausencia de un estudio adecuado, la Aepap no recomienda su uso.

¿Dónde deberíamos medirnos la temperatura? 

«Las temperaturas rectales son las más exactas», afirma Briones. «A continuación están las frontales, luego las orales y timpánicas si hacemos la toma adecuadamente y finalmente la temperatura en la axila. Esta última es la menos exacta aunque sea la más habitual», añade. 

Así lo confirma también la propia Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, que remarca que la medición de la temperatura rectal ha sido considerada el estándar de referencia. De esta forma, la mayoría de los estudios que establecen el riesgo de infecciones graves en niños con fiebre se han basado en esta. Si bien es cierto que también se muestra que este tipo de medición tarda en reflejar los cambios de la temperatura central. Los resultados pueden estar influidos por la profundidad del lugar de la toma, por las condiciones que afecten al flujo de sangre en el recto y por la presencia de heces. Aunque es infrecuente, también hay que tener en cuenta el riesgo de perforación rectal. 

Cada zona de medida tiene sus peculiaridades a la hora de medir la temperatura: «La temperatura en la zona oral normal para un adulto suele ser de 36ºC; en caso de los niños oscila entre 36.4 y 37,4 ºC; la rectal suele ser más elevada, en niños entre 36 y 37.7 ºC; en las axilas, las temperaturas oscilan entre 35.9 y 36.7 ºC, son más bajas porque no colocamos los termómetros dentro del cuerpo. En los oídos, la temperatura normal en adultos es más o menos 37.5 ºC». 

Cómo se debe medir la temperatura de la axila 

Aunque se trate de la menos precisa, es una de las más fáciles de medir y por lo tanto, también una de las utilizadas.

En primer lugar, la axila debe de estar seca. «El tiempo para mantener el termómetro tiene que ser unos 10 minutos, ya que a la hora de colocarlo, levantamos el brazo y se produce una caída de temperatura, así que ese tiempo es el adecuado para una buena medición. Siempre en contacto con la piel, no con la ropa. La punta sensora del termómetro tiene que permanecer en la axila y el brazo estará bajado y presionando contra el cuerpo», explica Briones.

Ventajas y desventajas de cada uno

«Debido a la gran variedad de dispositivos que existen, a la hora de comprar una u otro debemos escoger el que mejor se adapte a la persona que lo vaya a manejar. Cada uno tiene sus características de precisión, rapidez de toma, resistencia al agua o tipo de lectura», señala Briones. 

En cuanto a algunas ventajas y desventajas, los analógicos de galio que sustituyeron a los antiguos de mercurio «son quizás los más económicos y los más precisos. Se pueden emplear en distintas zonas como la oral, la rectal o axilar, pero como inconveniente está que para bajar la columna de aleación hay que realizar un movimiento a veces demasiado brusco, que junto con la lectura en pequeño, no los hacen los más cómodos y prácticos». Además, no deben usarse los de vidrio en menores de 5 años. 

Briones comenta que los de infrarrojos, que se suelen utilizar para cribados, no se recomiendan en menores de seis en el oído y «no suelen ser excesivamente precisos».

Los más extendidos en cuanto a uso y también los más fáciles de utilizar son los digitales. «Se pueden emplear desde bebés de cualquier edad y nos sirven para las distintas zonas de medida porque pueden tener puntas flexibles, más indicadas para la zona rectal en los pediátricos, o rígidas». 

No obstante, la farmacéutica remarca una serie de pautas para realizar una correcta toma de la temperatura: 

  • No utilizar el mismo termómetro para hacer tomas orales y rectales
  • Lavarse las manos antes de tocar el termómetro con agua tibia y jabón
  • Realizar la medida de la temperatura pasadas seis horas tras la toma de algún antitérmico y más de diez minutos si se ha ingerido bebidas frías o calientes en la zona oral
  • Si has tomado un baño, hecho ejercicio o comida, esperar al menos treinta minutos
  • No exponer la piel a focos de calor o frío (como estufas o aire acondicionado)
  • El termómetro estará en la habitación al menos treinta minutos antes para evitar errores. Si es digital y la temperatura ambiente es superior a 35 ºC se debe sumergir en agua fría antes de medir.
  • Adquirir los termómetros en establecimientos sanitarios y que cumplan con la normativa europea correspondiente

Cuándo empezar a intervenir si existe fiebre y cómo hacerlo

«Como regla general cuando la subida de la temperatura es bien tolerada no es necesario intervenir. Es recomendable empezar a tratar la fiebre por encima de los 38 ºC, especialmente en el caso de personas que sufran diabetes, insuficiencia renal, cardíaca o personas especialmente vulnerables», asegura la doctora Torres. 

En cuanto a vías para reducir la fiebre, las hay de dos tipos. Por un lado, la farmacológica «para controlar los síntomas, siendo de elección, de no existir contraindicación médica, el paracetamol. Se trata de un medicamento antipirético, además de tener un efecto sobre el control del dolor». No obstante, la doctora también recalca la existencia de medios físicos para reducir la fiebre, como los baños con agua templada, paños de agua fría o desnudar al enfermo. «En definitiva, no siempre debemos recurrir a la toma de fármacos para bajar la temperatura, de hecho, hay que recordar que se trata de una defensa natural del organismo», concluye la doctora. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.