Pánico a los corticoides: «Un factor importante que juega en contra de la mejora del paciente»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

La cortisona es un antiinflamatorio poderoso que se utiliza para tratar diversas patologías.
La cortisona es un antiinflamatorio poderoso que se utiliza para tratar diversas patologías. La Voz de la Salud | iStock

La «corticofobia» hace que muchos pacientes se opongan a estos tratamientos pero ¿está justificada realmente?

21 may 2022 . Actualizado a las 17:08 h.

Los corticoides son fármacos de amplia aplicación. Se utilizan para tratar problemas diversos, y su efecto es potente y efectivo en la mayoría de los casos. Derivados de la cortisona, una sustancia que el organismo naturalmente sintetiza como hormona, los corticoides son poderosos antiinflamatorios y su capacidad para inhibir la acción del sistema inmunitario los hace el tratamiento de elección para muchas enfermedades autoinmunes.

Pero, al mismo tiempo, existe una reticencia por parte de los pacientes a la hora de tomar este tipo de esteroides. El temor a los efectos adversos de estos fármacos, que van desde un rostro hinchado hasta debilitación de los huesos, hace que muchas personas prefieran evitarlos. Se habla incluso de corticofobia. De hecho, un estudio publicado en el 2020 halló que un 40 % de los pacientes encuestados tenían miedo de aplicarse demasiado corticoide y un 50 % de ellos necesitaban que los médicos les dieran seguridad y tranquilidad para aplicarlos.

La guía sobre dermatitis atópica Atopia, del Grupo de Dermatología Pedro Jaén, señala en este sentido que «la corticofobia es un factor importante que juega en contra de la mejora del paciente y que intensifica y agrava la enfermedad». La corticofobia es causada, en muchos casos, por una confusión de los efectos secundarios que producen los corticoides sistémicos. «La mala comprensión de los tratamientos por parte del paciente o de sus familiares, o las indicaciones incompletas por parte del médico que repercuten en no dar confianza ni seguridad para utilizarlos» también contribuyen al problema, según la guía.

En rigor, los corticoides son una solución efectiva para muchos problemas de salud. Al igual que ocurre con todo, la clave para un uso responsable de los corticoides está en tomarlos con supervisión médica y no caer en excesos. Para eso, respondemos hoy a todas tus dudas sobre estos medicamentos.

¿Qué son los corticoides?

«La cortisona como tal es una hormona que el propio cuerpo de las personas segrega y utiliza. Es una hormona que tiene múltiples efectos dentro del cuerpo. Existen fármacos que son la propia cortisona o derivados de ella que han sido modificados para hacerla más potente o para que dure más», explica Daniel Sevilla, farmacéutico coordinador del Grupo de trabajo de Atención Integral al Paciente Crónico Cronos, de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).

Los corticoides son compuestos similares a las hormonas producidas por las glándulas suprarrenales para contrarrestar algunas respuestas del cuerpo a distintas lesiones y enfermedades. Son sustancias que disminuyen la inflamación y actúan como neuromoduladores. Es decir, modifican el funcionamiento del sistema inmunitario.

¿Para qué sirven los corticoides?

«Básicamente, la cortisona se utiliza para dos cosas. Es un antiinflamatorio muy potente, y también es un inmunosupresor. Deprime un poco la respuesta inmunitaria en las personas. Esto se puede utilizar para tratar muchas patologías. Por ejemplo, puede ser para el asma, puede ser para enfermedades reumáticas como la artritis, o enfermedades autoinmunes como puede ser el lupus. También puede usarse para enfermedades inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn o enfermedades inflamatorias de los riñones como el síndrome nefrótico, o también, por ejemplo, se puede utilizar para la psoriasis, para enfermedades hematológicas, enfermedades de las plaquetas. Se puede utilizar para muchas cosas, incluso también, por ejemplo, los pacientes trasplantados llevan muchas veces cortisona o un derivado de la cortisona», apunta Sevilla.

Los corticoides son medicamentos potentes que tienen efectos secundarios, por lo que se los suele indicar para períodos lo más cortos posibles. Sin embargo, insiste Sevilla, «son una familia de fármacos que se conocen desde hace muchos, muchos años. Décadas, incluso. Y, como hay múltiples patologías que cursan con inflamación o con inmunosupresión, su uso es muy amplio. La verdad es que son unos fármacos que tienen sus efectos adversos, pero que en la vida real se utilizan muchísimo».

¿Qué efectos adversos me pueden dar los corticoides?

«Los efectos adversos básicamente vienen de su propio mecanismo de acción. Como es antiinflamatorio e inmunosupresor, puede ser que te pases y que hagas una inmunosupresión excesiva o que desinflames más de lo debido. Estos fármacos tienen dos grandes efectos a largo plazo: uno es que pueden producir pérdida de masa ósea, o sea que a largo plazo pueden producir osteoporosis, y también alteran el metabolismo de los hidratos de carbono, de la glucosa, entonces, pueden producir un tipo de diabetes. Luego, por ejemplo, si bien es un inmunosupresor que se puede utilizar en los trasplantes, es posible que, si se utilizan dosis altas o no tan ajustadas, haya problemas de infecciones. Esto también puede pasar. Y hay otros problemas varios. Pueden darse, por ejemplo, alteraciones psiquiátricas, pueden empeorar algunos tipos de glaucoma. Son muy útiles en muchas situaciones, pero son fármacos que hay que manejarlos con cuidado y tenerlos en cuenta, porque pueden producir efectos adversos», advierte Sevilla.

Aunque la cortisona y los corticoides en general se asocian a efectos negativos en el imaginario popular, esto no tiene por qué ocurrir. Los efectos secundarios o adversos de estos medicamentos dependerán, al igual que sucede con todos los medicamentos, de una serie de factores. «Los efectos adversos dependerán de tres cosas. Por un lado, la dosis: si utilizas dosis altas, los efectos adversos serán más probables y más altos. Por otro, la duración del tratamiento, ya que los tratamientos cortos normalmente no suelen dar problemas o los problemas son muy poco importantes, en cambio, los tratamientos largos o crónicos sí que suelen dar más problemas. Y, en tercer lugar, dependen también de la vía de administración. Un corticoide tópico puede no dar problemas. En cambio, una cortisona o un derivado de la cortisona que se utiliza vía intravenosa dará más problemas. Esto también dependerá del paciente. En pacientes mayores que tienen la piel más frágil o en bebés o pequeños que también tienen la piel más frágil, las cremas van a ser más problemáticas que en un adulto sano joven», detalla Sevilla.

Vías de administración

Los corticosteroides pueden admitir diversas presentaciones, según la patología para la que se usen:

  • Vía oral. Las tabletas, las cápsulas o los jarabes ayudan a tratar la inflamación y el dolor asociados con ciertas afecciones crónicas, como la artritis reumatoide y el lupus.
  • Inhalador y espray intranasal. Estas presentaciones ayudan a controlar la inflamación asociada con el asma y las alergias nasales.
  • Gotas oculares. Esta forma ayuda a tratar la hinchazón después de una cirugía de ojo.
  • Uso tópico. Las cremas y los ungüentos pueden ayudar a curar muchas enfermedades de la piel, como la dermatitis.
  • Intravenoso. Las inyecciones de corticoides se utilizan a menudo para tratar los signos y síntomas musculares y articulares, como el dolor y la inflamación propias de la tendinitis.

La duración del tratamiento es sin dudas el aspecto que debe ser más vigilado cuando se utilizan corticoides: lo más aconsejable es que se los administre a corto plazo, salvo en casos de enfermedades crónicas. «A partir de los tres meses de tratamiento, seguro que esto nos va a dar problemas. En tratamientos más cortos, dependerá de la dosis. Dosis altas en tratamientos cortos pueden ser problemáticas, pero tratamientos cortos en dosis bajas seguramente no nos van a dar tantos problemas. No hay una regla específica que nos diga un punto de corte a partir del cual esto es problemático o no. Pero con la duración y las dosis, cuanto mayor sea cada una de ellas, más problemas vamos a tener», explica Sevilla.

Efectos adversos según la vía de administración

Corticosteroides orales:

  • Según la Clínica Mayo, dado que los corticosteroides orales afectan a todo el cuerpo en lugar de un área en particular, esta vía de administración es la que más causa efectos secundarios significativos. Estos efectos secundarios dependen de la dosis del fármaco aplicado y pueden incluir:
  • Retención de líquidos, que causa hinchazón en la parte inferior de las piernas
  • Presión arterial alta
  • Problemas con los cambios de humor, la memoria, el comportamiento y otros efectos psicológicos, como confusión o delirio
  • Malestar estomacal
  • Aumento de peso, con depósitos de grasa en el abdomen, la cara y la parte posterior del cuello

A largo plazo, los efectos incluyen:

  • Presión elevada en los ojos (glaucoma)
  • Cataratas
  • Una cara más redondeada (cara de luna llena)
  • Hiperglucemia, que puede desencadenar o empeorar la diabetes
  • Aumento del riesgo de contraer infecciones, en especial con microorganismos bacterianos, virales y fúngicos comunes
  • Osteoporosis y fracturas
  • Supresión de la producción de hormonas de las glándulas suprarrenales, que puede derivar en una variedad de signos y síntomas, entre ellos fatiga intensa, pérdida del apetito, náuseas y debilidad muscular
  • Piel delgada, hematomas y cicatrización más lenta de las heridas

Corticosteroides inhalados

Cuando se usa un corticosteroide inhalado, explica la Clínica Mayo, una cantidad del fármaco puede depositarse en la boca y la garganta en lugar de llegar a los pulmones. Esto puede causar una infección micótica en la boca (candidiasis bucal) o también puede ocasionar ronquera.

Corticosteroides tópicos

Los corticosteroides tópicos pueden provocar piel delgada, lesiones rojas en la piel y acné.

Corticosteroides inyectables

Los corticosteroides inyectables pueden causar efectos secundarios temporales cerca del sitio de la inyección, entre ellos adelgazamiento de la piel, pérdida de color en la piel y dolor intenso. Otros signos y síntomas pueden incluir enrojecimiento facial, insomnio e hiperglucemia. Los médicos suelen limitar las inyecciones de corticosteroides a tres o cuatro al año, dependiendo de la situación de cada paciente.

¿Qué se hace frente a estos efectos adversos?

Lógicamente, cuando es posible interrumpir el tratamiento, esto es lo primero que debemos hacer en cuanto nos encontramos con problemas. Y, en general, los efectos negativos derivados del uso de corticoides desaparecerán una vez suspendida la toma o aplicación del fármaco. Pero esto no siempre es una opción. «Hay situaciones en las que el tratamiento no se puede suspender, por el tipo de enfermedad que se tiene. Entonces, lo que vas a hacer es intentar manejar esos efectos adversos. Por ejemplo, si te da osteoporosis, intentaremos poner algo de tratamiento para la osteoporosis. Si te altera los hidratos de carbono de las glucemias, manejar estas glucosas que se están alterando. Esto, siempre y cuando no puedas quitar el tratamiento, que en algunas ocasiones, puede pasar. En cambio, si existen otras alternativas, se deberán valorar. Lo que pasa es que no siempre hay alternativas terapéuticas para todas las enfermedades», señala Sevilla.

¿Cuándo está contraindicada la cortisona?

Si bien los corticoides se suelen usar para tratar diversas patologías sin ocasionar mayores complicaciones, es cierto que hay ciertos casos en los que no conviene administrar este tipo de esteroides. «Existen algunas contraindicaciones de pacientes a los que no se les puede poner corticoides. Por ejemplo, pacientes que tengan una infección activa problemática, como una tuberculosis o una enfermedad vírica que sea problemática para la persona. Personas que tengan úlcera gástrica tampoco deberían usarlas, ni aquellos que tengan una alteración aguda de un problema psiquiátrico», detalla Sevilla.

Básicamente, se debe evitar el uso de los corticoides cuando su administración pueda provocar problemas graves al paciente. En este sentido, cabe señalar que la cortisona puede interactuar con ciertos medicamentos. «Puede interaccionar de muchas formas. Por ejemplo, si estás tomando otros antiinflamatorios de uso muy frecuente, como el ibuprofeno o parecidos, estos, si tomas las dos cosas, puede dar problemas estomacales o gástricos. O si un paciente es hipertenso, la cortisona y los derivados elevan la presión arterial, entonces, es probable que en personas hipertensas con tratamiento antihipertensivo, si van a hacer tratamientos con cortisonas, que elevan la tensión, de forma transitoria, estos tratamientos para la hipertensión dejen de ser efectivos.

¿Podemos hacernos resistentes a la cortisona?

Sevilla aclara que, aunque lo correcto no sería, en este caso, hablar de «resistencia», sí es posible que el organismo se acostumbre a este medicamento y, de esta forma, vaya perdiendo su efecto. «En enfermedades autoinmunitarias, por ejemplo, lupus o enfermedad de Crohn, estas enfermedades autoinmunes en las que el propio cuerpo se ataca a sí mismo, muchas veces el cuerpo se acostumbra a vivir con estos corticoides y por tanto dejan de ser efectivos y necesitas más dosis todavía», explica.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.