Leves ajustes en las pruebas escritas favorecen el rendimiento de todos
31 may 2019 . Actualizado a las 23:46 h.Sus familias aseguran que no les rinden las horas que han dedicado a estudiar las distintas materias. Que en casa se lo sabían, que algo les pasa en los exámenes que no son capaces de demostrar todo lo aprendido. A la hora de ponerse a estudiar muchos tienen problemas para planificarse, para priorizar tareas y para distinguir la información relevante de la secundaria. Suelen pasarse horas delante de los libros, intentando memorizar con los cuernos, pero sin éxito. A veces llegan tan nerviosos al examen que se bloquean y no son capaces de responder. Puede que lean demasiado rápido el enunciado y no contesten a la pregunta o lo hagan de forma incompleta. Es frecuente que cometan errores de cálculo tontos, que redacten mal o de forma demasiado esquemática o bien que cometan tantísimas faltas de ortografía, y tan gordas, que den ganas de dejar de corregir el examen.
En definitiva, son alumnos que en los exámenes no son capaces de reflejar todo el esfuerzo realizado. Y eso acaba por desmotivarlos. ¿Hablamos de estudiantes vagos? Pues no, aunque sin duda esos también existen. Hablamos del alumnado con necesidades educativas especiales que no precisan una adaptación curricular significativa (lo que obligaría a modificar los objetivos de referencia), pero sí un cambio en la metodología. Son aquellos estudiantes diagnosticados de trastorno específico del aprendizaje, dislexia, déficit de atención con o sin hiperactividad o síndrome de Asperger, por poner solo algunos ejemplos, que pueden mostrar dificultades de rendimiento en los exámenes tradicionales a pesar del esfuerzo invertido en prepararlos.
Algunas de las razones son estas:
1 Errores por falta de atención: confundir el nombre de un país (Suecia por Suiza), olvidarse de las que te llevas en una suma o no ver que el examen continuaba por detrás son algunos errores típicos.
2 Dificultad para plasmar lo que se sabe de forma organizada y con una buena expresión escrita.
3 Falta de tiempo para terminar el examen por tratarse de alumnos de procesamiento o ejecución lenta.
4 Una mala caligrafía (debido a la torpeza con la motricidad fina) y las faltas de ortografía pueden llegar a convertir en casi ilegible el examen.
5 Problemas de gestión emocional: la ansiedad, los pensamientos negativos asociados al miedo al fracaso, la baja autoestima y la presión del entorno para aprobar pueden interferir negativamente.
Como conclusión: el alumnado con necesidades educativas no solo debe estudiar los contenidos, sino que además precisa entrenarse en la propia realización de exámenes escritos. Con la ayuda de sus padres, y la flexibilidad metodológica de los docentes, podrán aumentar su rendimiento y sacar provecho a todo el esfuerzo invertido.
Adaptaciones metodológicas
Es muy frustrante para el alumnado con necesidades educativas prepararse muy bien los exámenes, dominar la materia… y acabar suspendiendo por escasez de tiempo, por las faltas de ortografía o por olvidarse de responder la parte de atrás del examen. Para este tipo de alumnado la ley contempla, dentro de las medidas ordinarias, la posibilidad de adaptar los tiempos y procedimientos de evaluación (Decreto 229/2011, que regula la atención a la diversidad en la comunidad autónoma de Galicia). Traducidas a la práctica, estas son algunas posibilidades que en la medida de lo posible pueden aplicarse dependiendo de la materia de la que se trate y de los contenidos:
Ofrecer más tiempo para acabar el examen o incluso hacerlo en dos sesiones diferentes.
En cuanto al formato del examen:
- Ofrecer la posibilidad de evaluar de forma oral o con ayuda del ordenador todo o parte del examen.
- Resaltar la palabra clave de cada pregunta.
- Hacer preguntas cortas o tipo test.
- Reducir el número de preguntas por hoja.
- Poner tantos guiones como elementos tengan que enumerar.
- Escribir al final de la prueba «Repasa el examen y asegúrate de que respondiste a todas las preguntas» o «Revisa las faltas de ortografía».
Durante el examen:
- Aclarar de forma oral lo que hay que responder en cada pregunta y asegurarse de que se entiende.
- Aclarar las dudas y tranquilizar al que está muy ansioso.
- Cuando entreguen el examen, asegurarse de que han respondido a todas las preguntas que saben.
A la hora de corregir el examen:
- No tener tanto en cuenta la presentación o las faltas de ortografía como los contenidos expuestos. Ante un caso de dislexia, por ejemplo, esto es fundamental.
- Valorar también las intervenciones realizadas sobre ese tema a nivel oral, en clase…
A la hora de devolver el examen corregido.
- Mejor presentarle las correcciones realizadas en bolígrafo verde que en rojo: facilitará asimilar los errores y proponerse superarlos sin dañar la autoestima.
- Permitir, siguiendo los trámites necesarios para su autorización, que el alumno se lleve una copia del examen para estudiar los fallos en casa y hacerlo mejor la siguiente vez.
- En el boletín de notas estas adaptaciones deben constar como RE (refuerzo educativo).
escuela de familias
- TEMA DEL MES: Exámenes finales.
- ETAPA: Primaria y secundaria.
- LA FRASE: «Pretender una educación igual, al mismo ritmo, para todos los alumnos es como pretender calzar a todos los niños de la misma edad con zapatos del mismo número» (Camilla Benbow).
- ALGUNAS CLAVES: Algunos docentes optan por elaborar un examen adaptado metodológicamente (preguntas cortas, guiones marcados, palabras clave resaltadas…) para todos, aclaran de forma verbal las dudas y dejan más tiempo al alumnado que lo precisa.
- PARA SABER MÁS: Página web sobre diversidad y orientación de la Consellería de Educación en la que se recogen los diferentes protocolos para la atención educativa de alumnado con discapacidad auditiva, trastornos del espectro autista, TDAH…
- https://www.edu.xunta.gal/portal/diversidadeorientacion/1764