Un exceso de actividades extraescolares perjudica el rendimiento escolar, la capacidad de atención y el bienestar emocional
07 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Quiero ir a la piscina, pero sin monitor», le anunció Lola a su madre después de su primer día de clase en el curso de iniciación a la natación. «Prefiero seguir dibujando yo solo en casa, a mi manera», le comentó Adrián a su padre después de unos meses de asistir a clase de dibujo. «Claro que me chifla la música, pero en esa clase no me dejan tocar la guitarra como a mí me gusta», explica Noelia después de avisar en casa de que no piensa volver a esa actividad extraescolar. «A mí me encantaría jugar al fútbol en una cancha pero sin entrenador», le confesó un niño de 7 años al pedagogo Francesco Tonucci.
Y es que estamos en la era de la llamada infancia hiperinstitucionalizada, un concepto de Jaume Trilla, autor de la La educación fuera de la escuela, con el que se hace referencia al exceso de actividades extraescolares que sufren los niños de hoy en día: la mayor parte de su tiempo libre está institucionalizado, con actividades estructuradas, dirigidas y supervisadas por adultos. Apenas tienen tiempo libre para jugar a su aire, para poner en marcha su imaginación, para relacionarse con sus iguales sin supervisión o para solucionar conflictos sin la mediación constante de los adultos. Y esto es un problema para el rendimiento escolar (¡están agotados!), para su capacidad de atención (¡están dispersos mentalmente!) y su bienestar emocional (¿qué niño puede sentirse a gusto sin tiempo para jugar?). También para el aprendizaje de habilidades sociales: si cuando se mete un compañero contigo interviene directamente el monitor, sin darte tiempo a poner en marcha ninguna estrategia de defensa, no se produce el aprendizaje para futuras situaciones en las que el adulto no vaya a estar presente.
En parte este abuso de las actividades extraescolares se debe a una creencia que se nos ha transmitido a los padres, para nada demostrada ni generalizable a todas las situaciones, de que cuanto antes, mejor: cuanto antes aprendan a leer, a escribir, a sumar, a nadar, a hablar inglés, a tocar el violín… mejor. No se puede negar que el aprendizaje de un idioma, la práctica de un instrumento o el dominio de un deporte exigen constancia, esfuerzo y horas de dedicación. Pero comenzar el día, como tantos niños españoles, en el servicio de madrugadores, continuar después con las cinco horas lectivas, asistir al comedor escolar y participar en un par de actividades extraescolares supone estar 10 horas al día fuera de casa y sin tiempo de ocio real.
En todo caso, las actividades extraescolares hoy en día son un comodín necesario para compatibilizar el horario de los padres con el de los hijos. Bien escogidas y evitando los abusos, pueden ayudar a complementar el desarrollo integral de niños y adolescentes. Pero hay que seguir algunas pautas que no dejan de ser de sentido común.
Escoger actividades con sentido
Valora su opinión. Si odia la clase de manualidades o no se encuentra a gusto en la actividad de teatro, no merece la pena que insistas: acabará por dejarlo.
Una vez escogida la actividad, no le permitas que la abandone. Al menos, hasta que acabe el trimestre. Tiene que darle una oportunidad.
No lo sobrecargues. Es importante que las clases extraescolares no superen las 6-8 horas semanales, dependiendo de su edad y madurez. Si sobrepasa su límite, disminuirá el rendimiento en otras áreas.
Pero tampoco le dejes perder el tiempo. Si el tiempo libre se lo pasa delante de la televisión o jugando con el ordenador, corta con la situación y prueba a que haga algo interesante que lo motive. No hace falta apuntarlo a una clase.
Intenta romper con la rutina. Ya se pasa muchas horas semanales con los mismos niños de la clase; si además comparte con ellos las actividades extraescolares e incluso los campamentos de verano, su mundo de relaciones sociales se verá muy limitado.
No lo castigues amenazándolo con sacarlo de la actividad. Forma parte de su desarrollo y, si está bien escogida, le ayuda a conseguir su equilibrio personal. Si a un niño nervioso, por portarse mal, se le quita de los entrenamientos de fútbol, es más que probable que su conducta caiga en picado.
Evita el sexismo. A las niñas les viene muy bien el yudo o el futbito, y a los niños el patinaje o el ballet.
Intenta equilibrar su formación. Que las actividades deportivas se combinen con las artísticas o académicas.
Evítale las actividades extraescolares los fines de semana y en vacaciones. Esos son tiempos para relajarse, estar con la familia y hacer otro tipo de cosas de forma libre.
Asegúrate de que en su horario semanal hay suficientes huecos sin actividades programadas de ningún tipo. Su desarrollo intelectual y su bienestar emocional lo agradecerán.
escuela de padres
? TEMA DEL MES: Claves para empezar bien el curso.
? ETAPA: Educación obligatoria.
? LA FRASE: «Los pequeños pasan sus días frente a adultos instructores, les es difícil hacer cosas raras. Así se va alimentando una necesidad de riesgo acumulada que expresará con su primera moto y en las salidas nocturnas» (Francesco Tonucci).
? COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Sobrecargarlos con actividades extraescolares.
? ALGUNAS CLAVES: Tener en cuenta la edad, la capacidad individual y el carácter de nuestro hijo (los criterios son distintos de un niño a otro).
? PARA SABER MÁS: «El bienestar de un niño exige tener suficiente tiempo libre», entrevista a Jaume Trilla, catedrático de Pedagogía de la Universidad de Barcelona. Este es el enlace: https://goo.gl/cAUJJL