Adolescentes y redes sociales

Ana T. Jack

LA VOZ DE LA ESCUELA

Ramón Leiro

Cinco aspectos positivos y otros tantos peligros que conviene evitar

09 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nos obsesionamos con la cantidad de Me gusta que tienen nuestras fotos en Instagram en vez de mirar hacia dónde vamos caminando o con quién estamos hablando. No podemos evitar revisar nuestras redes sociales de forma compulsiva: están diseñadas hasta el último detalle para engancharnos y para que siempre regresemos a ellas». El psicólogo social Adam Alter reflexiona sobre cómo niños, adolescentes y adultos somos cada vez más adictos a los productos digitales en su último libro: Irresistible: ¿quién nos ha convertido en yonquis tecnológicos?

Sin embargo, hay a quien le parece desafortunado y exagerado hablar de adicción a las pantallas cuando en realidad es un problema de educación y evolución de las normas sociales más que de dependencia de una droga.

Quizá el enfoque lógico ante este tema sea el mixto. Hay que reconocer que el enganche a las redes sociales funciona de manera similar a otro tipo de dependencias: su consumo produce bienestar, pero se precisa ir aumentando la dosis para conseguir el mismo placer (o al menos disminuir la ansiedad que provoca su ausencia); y este ciclo se repite de manera compulsiva, por lo que puede llegar a interferir negativamente en la vida del consumidor.

Pero no es menos cierto que el uso correcto o incorrecto de las redes sociales depende en gran medida del cumplimiento de hábitos y normas de educación. Como resume Enrique Dans, periodista y experto en innovación tecnológica: «Si nuestros hijos llegan a casa de los abuelos, se cuelgan de la pantalla del smartphone y se van unas horas más tarde sin haber siquiera hablado con ellos, no tienen un problema de adicción: tienen un problema de educación (o de falta de ella)».

Un tercer experto, Guillermo Cánovas, autor de Cariño, he conectado a los niños, habla de cinco razones que llevan a los adolescentes a engancharse a las redes sociales (y todas son positivas):

  • Les ayuda a aclarar, explicar y aceptar lo que sienten y piensan. Cuando un adolescente escribe algo que le ha sucedido o que se le ha ocurrido, realiza un ejercicio de introspección que le ayuda a madurar y a formar su propia identidad, como si escribiera un diario.
  • Se sienten aceptados socialmente y fortalecen su autoestima. Así consiguen provocar una respuesta en los demás y sentir que forman parte de un grupo social.
  • Interiorizan normas sociales y de relación. Los adolescentes tienen sus propios códigos de conducta en cuanto a pautas de relación con el sexo opuesto, de vestimenta o de formas de expresarse. Este ecosistema digital es el entorno natural en el que, nos guste o no, deben aprender a relacionarse con los de su generación.
  • Adquieren autocontrol. Todas las formas de expresión escrita exigen mayor reflexión. Describirse en un perfil, comentar una foto o hacer una entrada de un blog requieren meditación y autocontrol.
  • Refuerzan y crean vínculos sociales. Muchos adolescentes encuentran en Internet el lugar para superar sentimientos de incomprensión y de soledad. A veces descubren que no son los únicos raritos a los que les gusta determinada tendencia o afición minoritaria… Y muchos de los nuevos vínculos virtuales acaban por traducirse en encuentros cara a cara.

Estas son algunas buenas razones para disfrutar las redes sociales… siempre y cuando se mantengan a raya los riesgos.

Cinco riesgos

Estos son cinco riesgos habituales que corren los menores en su manejo de redes virtuales:

1 Un exceso de sinceridad en las redes sociales te expone ante amigos, amigos de amigos, conocidos, desconocidos… Uno nunca sabe dónde va a acabar esa foto que publicas en la que creías haber salido favorecido. ¿Qué pasa si no recibe ningún Me gusta y sí un par de comentarios humillantes? Las posibilidades de hacer el ridículo o meter la pata son muchas. Estas valoraciones negativas, para un adolescente, golpean fuerte sobre su autoestima.

2 Sustitución de las relaciones sociales por ciberrelaciones. Esto ocurre cuando el uso de las nuevas tecnologías es tan excesivo que interfiere en aspectos básicos de la vida del adolescente.

3 En función de cómo se configure la privacidad, gente desconocida puede tener acceso a fotos e información personal. Pero al margen de esta circunstancia, que puede controlarse configurando un perfil cerrado, muchas veces son los propios amigos los que traicionan secretos, difunden fotos privadas o airean confesiones íntimas. Porque los que ahora son tus mejores amigos probablemente no lo eran hace un par de años o no lo sigan siendo el año que viene…

4 Incidencia en la salud física y psicológica. Cuando un exceso de enganche tecnológico obliga a disminuir la actividad física y el tiempo dedicado a los deportes, afecta a la cantidad y a la calidad del sueño, favorece el consumo de comida rápida delante de la pantalla, el aumento de peso…

5 Refuerzo del efecto caja de resonancia. Las plataformas virtuales están diseñadas para mostrar primero las ideas y puntos de vista que coinciden con las nuestras. Esta trampa fomenta la intransigencia, el dogmatismo y el pensamiento único.

 Todas estas consecuencias negativas se pueden evitar en gran medida si se forma y acompaña a los hijos, desde los primeros años de vida, para un uso seguro, responsable y con sentido crítico de las redes sociales.

escuela de padres 

? TEMA DEL MES: Uso y abuso de pantallas.

? ETAPA: Adolescencia.

? EL DATO: Todos los detalles de las redes sociales, incluido el botón de Me gusta, están cuidadosamente diseñados para crear el mayor enganche posible a la plataforma.

? ALGUNAS CLAVES: Formar y acompañar a los hijos en el manejo de Internet de forma progresiva.

? PARA SABER MÁS: «Todo va a cambiar. Tecnología y evolución: adaptarse o desaparecer», de Enrique Dans. La edición social del libro (acceso completo al texto y posibilidad de interactuar) está disponible en este enlace:

https://www.todovaacambiar.com/