El carácter popular de los refranes los impregna de pragmatismo
14 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.os refranes dan para todo. Como todo el mundo sabe, no han de tomarse al pie de la letra, y donde dice cebada podría decir otro tipo de paja, alfalfa, heno, hierba, y en general hojas verdes o secas, e incluso pétalos de rosa. No sé cuál será la comida preferida de los asnos, pero es igual, los burros muertos no comen. Y de ahí viene la metáfora que permite dedicar ese refrán a quienes intentan poner remedio a algo que ya no lo tiene, dicho sea en estos días que hemos sido testigos de muy diferentes formas de despedir a un difunto. Poco importa ahora hacer homenajes públicos -silenciosos o ruidosos, de un minuto o de nueve días- ante el fallecimiento del caudillo, el colega, el líder o la lideresa. Se acabó. Muerto el perro yo no sé si se habrá acabado la rabia, pero sí se acabó el perro. Descanse en paz. Nótese que los refranes están impregnados, quizás por su raíz popular, de un hondo pragmatismo, como queda claro también en aquella sentencia de el muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo, idea que Cervantes usa para que Sancho inaugure su repertorio de refranes con las palabras «váyase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza». Es ley de vida; así fue, es y será. Al fin y al cabo, tiene razón el de Hipona en su frase sobre las pompas fúnebres. Todo lo que sucede es cosa de los vivos y se hace para los vivos. Los muertos no tienen necesidades.
Pompas fúnebres, flores, esquelas… Recuerdo haber leído que hace años era frecuente en Bolivia que en la esquela de un difunto, en lugar de utilizar la expresión «descansó en el Señor» o cualquier otra similar ahora al uso, se escribiese «se quedó indiferente». Quizás sea menos poético, pero es descriptivo e irrefutable. No hay mayor indiferencia que la de un cadáver, y es de todos sabido cuán dolorosa resulta esa ausencia de respuestas donde antes las habíamos encontrado, sobre todo si sabemos que la cosa es irreversible. Pero ya vale. Por culpa de los refranes, y de su tremendo potencial alegórico, hemos terminado pensando más en difuntos que en muertos. Y son dos adjetivos distintos, el primero es más poético y más exclusivo de la especie humana, quizás eufemístico, porque el segundo no nos gusta tanto.
Una visión más poética del calificativo que nos ocupa la encontramos en la canción. El poeta surrealista Jacques Prévert fue el autor de la letra de la entrañable balada Las hojas muertas, un tema que Yves Montand llevó a la popularidad, y que luego ha tenido muchas grandes versiones. En el mundo anglosajón la rebautizaron como Autumn leaves, lo que no resulta extraño, pues es ahora en otoño cuando nos resulta más fácil contemplar imágenes como las que evoca la primera de las citas, que se corresponde con el triste estribillo de la canción. Aunque no ha de ser para tanto; «nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio», nos dijo sinceramente Serrat, y quizás es verdad que los recuerdos y los lamentos propios de cualquier ausencia no tienen otro destino que el de las hojas muertas. Pero hemos de comprender el duelo de lo irreversible.
Alguna vez me he preguntado en qué momento se mueren las hojas. Es decir, si mueren porque se separan del árbol, o si lo abandonan porque ya están muertas. Habrá que consultar a un amigo botánico, pero me temo que me contará que la abscisión era inevitable, una vez que las hojas ya no eran útiles. La botánica siempre da una visión arboricéntrica. Sea como quieran, una vez que las hojas toman conciencia de su estado de senescencia, y acaban por romper su vínculo con la rama del árbol con el que compartieron la vida, comienzan una danza única e irrepetible hasta llegar al suelo. No hay dos hojas que tengan la misma trayectoria en ese último viaje, el que las lleva al reposo húmedo y del que no tienen capacidad de levantarse. Como en la cita del Nobel indiferente, también ellas están sujetas al polvo y a las telarañas. Son las hojas muertas.
Palabras con historia
Las hojas muertas se recogen con la pala, también los recuerdos y los lamentos.
Jacques Prévert (1900-1977)
Las pompas fúnebres son un consuelo para los vivos más que un tributo para los muertos.
Agustín de Hipona (354-430)
Muerto, hombre muerto / ¿Cuándo te levantarás? / Telarañas sobre tu mente / Polvo sobre tus ojos.
Robert Allen Zimmerman, «Bob Dylan» (1941-¿?)
Temer al amor es temer a la vida, y los que temen a la vida ya están medio muertos.
Bertrand Russell (1872-1970)
No arranques la cabellera de un león muerto.
Marco Valerio Marcial (40-104)
Nada es más fácil que censurar a quienes están muertos.
Cayo Julio César (100-44 antes de Cristo)
La guerra terminaría si los soldados muertos pudiesen regresar.
James Baldwin (1924-1987)
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1. La única novela que se ha podido encontrar de la época grecolatina es «El asno de oro» de Apuleyo (siglo II). Su protagonista, Lucio, que había sido convertido en asno por un hechizo, vuelve a su condición humana tras comer pétalos de rosa y así recupera el don de la palabra. Haz una relación de las características que crees más importantes para diferenciar un ser humano de un asno.
2. Según el Diccionario de la Academia, una mosca muerta es aquella «persona, al parecer, de ánimo o genio apagado, pero que no pierde la ocasión de su provecho». Redacta un cuento breve que se titule «Mosquita muerta», y que sirva para poder calificar así a su protagonista.
3. La canción «Les feuilles mortes», una hermosa balada de amor, fue interpretada, entre otros, en francés por Edith Piaf, Juliette Gréco y Charles Aznavour, y en inglés por Frank Sinatra, Nat King Cole y Eric Clapton, y también en múltiples versiones de jazz, como la de Miles Davis y la de Chet Baker con Paul Desmond. Escoge la que más te guste, y no te pierdas la de Yves Montand, con subtítulos (goo.gl/gl0RmO).
4. En esta época del año podrás observar la caída de hojas. Prepárate para hacer una descripción detallada de la próxima que observes. Trata de describir su trayectoria, y de representarla en un dibujo. Incluye también observaciones cuantitativas: ¿Cuánto tiempo duró la caída? ¿Cuántas vueltas dio la hoja alrededor de sí misma?
5. En pintura se llama naturaleza muerta a aquel cuadro que representa animales muertos y objetos inanimados. Busca en Internet y haz una presentación fotográfica de naturalezas muertas, clasificándolas según el tipo de organismos muertos que aparezcan en ellas. ¿Conseguiste alguna donde no aparezcan frutas?
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