Cerebro y educación

Ana T. Jack

LA VOZ DE LA ESCUELA

El primer peldaño para asegurar el desarrollo del niño es satisfacer sus necesidades básicas
El primer peldaño para asegurar el desarrollo del niño es satisfacer sus necesidades básicas CESAR QUIAN

Claves para desarrollar todo el potencial intelectual y emocional de los hijos

02 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué necesitan los niños para crecer sanos, felices y equilibrados? ¿Padres perfectos, jamón de jabugo, ropa de marca y fiestas de cumpleaños de ensueño? ¿O quizá los tiros van por otro lado?

El psicólogo estadounidense Abraham Maslow desarrolló, hace ya más de medio siglo, una jerarquía de necesidades en forma de pirámide en cuya cúspide, el quinto nivel, se alcanza el máximo desarrollo intelectual y emocional. Es esta:

 1.º nivel: necesidades vitales. El primer paso es asegurar el alimento, el descanso y la higiene.

 2.º nivel: seguridad. Los niños necesitan crecer en entornos protegidos, sentirse seguros y libres de amenazas o malos tratos.

 3.º nivel: amor y pertenencia. Los padres deben nutrir emocionalmente a los hijos, demostrándoles afecto y facilitando sus relaciones sociales con el entorno.

 4.º nivel: estima. El niño necesita tener cierta libertad, responsabilidad y autonomía para explorar el mundo que lo rodea, desarrollar su autoconfianza, sentirse capaz y formarse así una buena autoestima.

 5.º nivel: autorrealización. Una vez cubiertos los cuatro niveles anteriores, el cerebro del niño alcanza una madurez que le permitirá perseguir sus metas y desarrollar poco a poco todo su potencial.

 Este mismo planteamiento de Maslow lo retoma en la actualidad el neuropsicólogo Álvaro Bilbao para conectarlo con los últimos descubrimientos sobre el cerebro. Cree que hay tres ideas sencillas que todo padre debe conocer:

1. Conexiones neuronales. Un bebé, al nacer, cuenta con casi la totalidad de los cien mil millones de neuronas que tendrá cuando sea mayor. La diferencia entre su cerebro y el del adulto es que en su caso aún están por desarrollar trillones de conexiones (sinapsis) entre sí. Cada una de estas conexiones es un aprendizaje. Cuando un padre o una madre habla, besa o simplemente observa a su pequeño, su cerebro realiza conexiones que le condicionarán la forma de enfrentarse a la vida como adulto. Todo queda grabado, nada se olvida.

 2. Dos hemisferios: el derecho y el izquierdo. La parte más externa del cerebro, llamada corteza cerebral, está dividida en dos hemisferios. El izquierdo controla los movimientos de la mano derecha y es el dominante en la mayoría de las personas. Las funciones propias de esta parte del cerebro son el habla, la lectura y la escritura, el autocontrol y la capacidad de ser optimista ante la vida, entre otras. El hemisferio derecho lleva el control de la mano izquierda y es responsable de un carácter más intuitivo, artístico y emocional. Representa el lenguaje no verbal, la visión de conjunto y la capacidad de detectar pequeños errores y corregirlos sobre la marcha. Esto no significa que los diestros sean más lógicos y los zurdos más intuitivos: todas las personas necesitan el funcionamiento de ambos hemisferios para un desarrollo cerebral pleno.

 3. Tres cerebros en uno. El cerebro ha ido evolucionando a lo largo de millones de años hasta convertirse en un órgano sofisticado que conserva antiguas estructuras. A nivel metafórico se habla del cerebro reptiliano, que es el más primitivo y que se encuentra en la parte inferior. Es el que compartimos con los reptiles y nos lleva a luchar por nuestra supervivencia: hace latir nuestro corazón, nos permite respirar y regula los estados de alerta (vigilia y sueño). El cerebro emocional, desarrollado por los primeros mamíferos, nos permite distinguir entre emociones agradables (busca el alimento, el cariño?) y desagradables (nos lleva a huir de peligros y amenazas). El cerebro racional o superior es el más evolucionado. Es el que nos permite tener conciencia de nosotros mismos, comunicarnos, razonar, ser empáticos o tomar decisiones lógicas.

 ¡Ojo! En la infancia, los cerebros reptiliano y emocional llevan la voz cantante?

Si tiene hambre? no intentes razonar

La traducción a aspectos prácticos de los descubrimientos de la neuropsicología nos recuerda que, por encima de la estimulación cognitiva o de los aprendizajes precoces, lo que necesitan los niños pequeños es, sobre todo, tiempo para interactuar con sus padres. Esa es la mejor manera para conseguir que ese cerebro se vaya desarrollando y alcance toda su madurez.

ETAPA DEL DESARROLLO

De 0 a 1 años

CEREBRO DOMINANTE 

Los padres deben interaccionar con el cerebro reptiliano del niño.

ESTRATEGIA FALLIDA

Intentar calmar a un bebé que tiene hambre, frío o sueño.

ESTRATEGIA ADECUADA

 Satisfacer sus necesidades físicas y afectivas.

 A partir de 1 año

CEREBRO DOMINANTE

La parte emocional del cerebro convive con la reptiliana.

ESTRATEGIA FALLIDA

Intentar razonar con el niño en plena rabieta.

ESTRATEGIA ADECUADA

Los límites, la empatía y, sobre todo, el afecto.

A partir de los 3 años

CEREBRO DOMINANTE

El cerebro racional cobra protagonismo: es capaz de controlar sus instintos básicos y dejarse guiar por su razón, intuición y voluntad.

ESTRATEGIA FALLIDA

 Olvidarse de que su cerebro reptiliano aún puede tomar el control de su comportamiento, sobre todo cuando hay sueño, hambre?

ESTRATEGIA ADECUADA 

 Ayudarlo a razonar, a concentrarse y a observar las consecuencias de su conducta. Comprensión y afecto.

Escuela de padres 

? TEMA DEL MES: ¿Cómo se desarrolla el cerebro?

? ETAPA: Infantil.

? LA FRASE: «El periodo más importante de la vida no es el de la universidad, sino el primero de todos: desde el nacimiento hasta los seis años» (María Montessori).

? ERRORES QUE CONVIENE EVITAR: Intentar convertir a los hijos en pequeños genios con el ansia de aprovechar de forma precoz todo su potencial.

? ALGUNAS CLAVES: Respetar el ritmo natural de cada niño, ofrecer seguridad afectiva y oportunidades para el juego libre y la experimentación en compañía de otros niños.

? PARA SABER MÁS: «El cerebro del niño explicado a los padres». Álvaro Bilbao. Plataforma Editorial.