La labor literaria de la escritora barcelonesa fue una cruzada para despertar el deseo de leer en los niños
08 oct 2014 . Actualizado a las 11:45 h.Al poco de finalizar el pasado curso murió Ana María Matute Ausejo, el 25 de junio. La escritora, que repartió su tarea literaria en obras para adultos, pero sobre todo para niños y jóvenes, había nacido en Barcelona el 26 de julio de 1925 en el seno de una familia acomodada. La Voz de la Escuela ofrece unos retazos de su biografía para explicar el influjo que tuvo en su obra.
Matute escuchó los primeros cuentos que le despertaron el amor por la lectura de la niñera Anastasia y de la cocinera Isabel, en los veranos que pasaba con sus abuelos en Mansilla de la Sierra (La Rioja). En sus libros Historias de la Artámila, Fiesta al noroeste o El río recoge los recuerdos de su estancia en este pueblo. Su primera novela, Pequeño teatro, la escribe con 17 años, aunque no se publicó hasta 11 años después.
De niña era tartamuda, defecto que la llevó a refugiarse en la soledad y que desapareció años más tarde, durante el primer bombardeo en la Guerra Civil. El problema se vio agudizado por la falta de afecto de su madre («Era una mujer contradictoria, víctima de su tiempo y su educación. En toda mi vida solo me dio dos besos»), lo que se evidencia en la ausencia de la figura materna en sus libros, como en los protagonistas huérfanos de Carnavalito y El polizón del Ulises.
Los niños de sus libros son niños poco corrientes: un niño al que le han robado la infancia en Caballito loco; un niño sin voz en El saltamontes verde; un niño ciego en Paulina; una niña que pierde un zapato en Solo un pie descalzo. Como dice José María Quinto, «son niños predestinados, proyectados, brutalmente lanzados… hacia un fin trágico y vacío».
Para Amelia Valcárcel, «la Guerra Civil y la desolada posguerra, la incomunicación, la infancia y un ser humano desprotegido son temas vertebrales de su obra»,
En 1952 se casó con el escritor Eugenio de Goicoechea y tuvo un hijo en 1954. Se separaron en 1963. Matute perdió la custodia y fue desahuciada y Camilo José Cela la acogió en su casa. Volvió a casarse años más tarde con el francés Julio Brocard, el gran amor de su vida, fallecido en 1990.
A finales de septiembre llegó a las librerías Demonios familiares, obra póstuma que, según su hijo, Juan Pablo, es «Matute en estado puro».
PREMIOS
Entre la gran cantidad de distinciones que recibió a lo largo de su vida Ana María Matute podrían destacarse el Premio Nadal en 1959 por Primera memoria, el Nacional de las Letras en el 2007, el Cervantes en el 2010 y el Príncipe de Asturias en el 2010.
La escritora estuvo nominada además para el Nobel en 1976, en 1989 (cuando lo ganó Cela) y en 1993.
En el ámbito de la literatura infantil y juvenil Matute fue galardonada con el Premio Lazarillo en 1965 por la obra El polizón del Ulises y con el Nacional en 1984 por Solo un pie descalzo. Fue finalista en 1970 y en 1984 del internacional Premio Andersen, hasta la fecha solo recibido por un español: José María Sánchez–Silva, por su libro Marcelino Pan y Vino.
Los niños y la lectura en palabras de la autora
Ana María Matute pensaba en el público infantil y juvenil no solo al escribir las obras dedicadas a estos lectores, sino que también vertió sus opiniones sobre los beneficios de la literatura en ellos. A lo largo de su vida, la escritora insistió en lo importante de fomentar la lectura desde las aulas: «Considero que la literatura infantil, como género, tendría que ser muy importante; es la que debe acercar la literatura a los posibles lectores futuros. Y hay que tener cuidado, pues puede pasarles una de las dos cosas: convertirse en adictos fervientes u odiarla para siempre».
- «La reina de las nieves, de Andersen, es la historia de mi vida. Ese niño que de repente encuentra la palabra eternidad… Ese sentimiento que hoy día es tan difícil de encontrar en los niños que es la curiosidad. Los niños de hoy no quieren saber nada. Son como el personaje de La reina de las nieves, están helados».
- «La extraña literatura infantil no puede ser dirigida, desinfectada. Historias donde no exista la duda, la zozobra, el ácido regusto del misterio nunca desvelado jamás serán literatura aceptada por los niños».
- «Mis libros para niños no siempre acaban bien. Me gusta dejar un respiro, una esperanza. No quiero engañar a los niños, no quiero que crean que todo en la vida acaba bien y que el mundo es siempre bonito».
- «A los profesores les doy un consejo: no crean que porque de un libro digan que tiene contenido didáctico es mejor».
- «Peter Pan es uno de mis libros icono, pero también todo Andersen, los hermanos Grimm, Perrault y, sobre todo, Alicia. Esos los leí antes de la guerra, debía tener yo unos 10 años, pero tiempo después, y hablando de libros para niños, hasta cierto punto Huckleberry Finn me parece que es uno de los mejores libros que se han escrito en el mundo».
- «Me parece que a los jóvenes les distancia de la lectura la mala educación literaria que reciben en la escuela, los malos profesores de literatura que tienen. Y los malos padres, que no leen. Cuando les cae un buen profesor, se hacen lectores a montones. Pero si dan con uno que les obliga a leer El Buscón a los 10 años, huyen de la lectura».
- «En el pupitre del colegio guardaba lecturas que hacía de tapadillo. Una vez una monja me quitó un libro y lo tiró a la papelera. Yo fui a casa como un trueno, se lo conté a mi padre y dijo que de ninguna manera lo iba a consentir. Llamó a la monja y al día siguiente esta mujer, con los labios cerrados, me devolvió mi libro. Eran los cuentos de Andersen, que yo leía una y otra vez».
ACTIVIDADES
Lecturalia. En esta web, aparte de una condensada biografía de Ana María Matute y una relación de todos los premios que se le otorgaron, se listan todas sus obras, incluyendo los póstumos «Demonios familiares». Pinchando en los títulos se accede a una reseña breve de las obras. También se pueden ver algunos vídeos de entrevistas a la autora. http://goo.gl/527av