Todos somos algo catalanes

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Don Quijote de la Mancha culmina su aventura en la playa de Barcelona
Don Quijote de la Mancha culmina su aventura en la playa de Barcelona

24 oct 2012 . Actualizado a las 13:17 h.

La identidad total se compone de muchas capas superpuestas, cuyo núcleo se constituye en la casa en la que uno ha nacido, en el seno de una familia determinada, para ir después superponiendo capas concéntricas, el pueblo, la comarca, la región, etcétera, etcétera, cada vez más amplias.

Por este motivo, en la identidad de la mayor parte de los españoles está el sentirnos parte de España y, por lo mismo también de Cataluña. No podemos sentir extranjeros a los hermanos Gasol, ni a Serrat o a Lluís Llac, ni al Barça, ni a Marsé, ni a Ruiz Zafón, ni a Eduardo Mendoza, ni a Montserrat Caballé. Estamos orgullosos de ser compatriotas de Dalí. Nos enorgullecemos de la Sagrada Familia de Barcelona. Vamos a aprender a la Ciudad Condal modos de organizarnos y formas de actuar? Y esperamos que esos sentimientos sean mutuos y los catalanes se enorgullezcan de la Giralda o del Guggenheim, y no sientan extranjeros a Casillas, ni a Joaquín Sabina, ni al Atlético de Madrid, ni a Delibes o Torrente Ballester, ni a Plácido Domingo.

La realidad de España se puede percibir bien en la persona de Picasso: nació en Málaga, aprendió a pintar en La Coruña; perfeccionó su arte en Barcelona y desarrolló gran parte de su carrera en Francia. Nuestra identidad comienza por arriba en Europa y termina en la casa de cada uno. La de los catalanes también. Otra cosa es lo que cada uno pueda sentir en su interior, pero los sentimientos son subjetivos, obedecen a estímulos y a circunstancias y, como estas, son cambiantes.

El camino que se abre por delante no es fácil. La tentación para muchos ahora será la de estigmatizar a Cataluña; habrá quien predique el boicot a los productos catalanes, quien escriba duras y agresivas diatribas en los periódicos, pero eso será un error que enconará más la percepción de los catalanes. El único camino es el de la comprensión, el respeto y la serenidad. Pedir que los problemas se debatan con calma, sentido común y profundidad. No dejarse llevar por las algaradas. Reflexionar, exponer y escuchar, disculpar los errores, pedir perdón si es preciso, inventar fórmulas, mostrar con claridad los límites, las reglas y respetarlas?