El Parlamento luso deja caer al primer ministro a causa de su negocio familiar

Brais Suárez
Brais Suárez OPORTO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Luís Montenegro se dirige a los medios de comunicación tras la sesión parlamentaria en Lisboa
Luís Montenegro se dirige a los medios de comunicación tras la sesión parlamentaria en Lisboa JOSE SENA GOULAO | EFE

Luís Montenegro pierde la moción de confianza y aboca al país a las urnas

11 mar 2025 . Actualizado a las 22:24 h.

En menos de un mes, el Gobierno de Luís Montenegro se precipitó hacia unas elecciones que nadie preveía, las terceras legislativas en tres años. Las dudas en torno a la actividad profesional del primer ministro, personificadas en la empresa Spinumviva, han conducido a dos mociones de censura, a la apertura de una comisión de investigación parlamentaria y a la moción de confianza planteada por el Gobierno y rechazada este martes.

Como habían prometido tras las elecciones, hace un año, los socialistas se abstuvieron en los votos de censura, pero se opusieron a la «provocación» de la moción de confianza, como la tachó el líder socialista, Pedro Nuno Santos. «Es una dimisión cobarde [de Montenegro, dijo Santos la víspera en una entrevista a SIC Notícias. «Comprendo que la oposición quiera esclarecimientos, pero nunca serán suficientes», se quejaba por enésima vez Montenegro ante TVI/CNN, a la misma hora.

Fue así, en dos entrevistas televisivas en paralelo, como empezaba informalmente el debate de este martes y, en realidad, como también se daba el pistoletazo de salida a lo que ya huele a campaña electoral desde hace una semana. Aunque el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, aún deba entrevistarse con los partidos y el Consejo de Estado para decidir si convoca elecciones o nombra a otro primer ministro, ya no caben dudas, porque Montenegro prometió seguir liderando la conservadora Alianza Democrática «incluso aunque sea imputado» por la Fiscalía, que estudia una denuncia anónima sobre su actividad.

La posición de Montenegro consistió en atacar al PS: «Veremos si los socialistas se alían con la extrema derecha para derrumbar a un gobierno democrático», empezó. Fue la primera apuesta de una partida de póker que nadie sintetizó mejor que Mariana Mortágua, del Bloco de Esquerda: «El primer ministro decidió una moción de confianza que nadie le pidió. Está aquí por iniciativa propia. Pero hay una pregunta que muchos se hacen: si no quiere elecciones, ¿por qué presenta una moción de confianza? Si pudiera continuar siendo primer ministro, lo haría, pero como no puede, presenta esta moción y lleva al país a elecciones». El liberal Rui Rocha dijo que «entre dar explicaciones e ir a elecciones, el Gobierno opta por ir a elecciones, a una crisis política profunda».

El momento cumbre llegó antes de la votación, con una teatral contrapropuesta de los conservadores para retirar su moción si los socialistas accedían a reducir la comisión de investigación a 15 días, algo inédito. El PS no lo consideró y toda la oposición votó en contra, excepto Iniciativa Liberal. «Lo intentamos todo», dijo Montenegro al término.

Escasas explicaciones

Sin embargo, el hasta ahora jefe de Gobierno sigue sin identificar a los clientes no regulares de Spinumviva, las cuantías de sus contratos, sus colaboradores y si había esclarecido este tipo de cuestiones ante la entidad de transparencia. «Un primer ministro no puede recibir pagos de una empresa que no funciona sin el primer ministro», dijo Mortágua.

Lo que empezó como una sospecha «absurda», según Montenegro, escaló a una larga lista de conexiones económicas y contratos difícilmente justificables, si no desde un punto de vista jurídico, sí desde el altar ético que Montenegro exigió a sus ministros cuando el Gobierno tomó posesión.

Aunque, vistos los últimos resultados electorales y las recientes encuestas, no queda claro qué gana cada partido yendo a elecciones, parece que los conservadores apuestan por apagar en las urnas todo el magma de sospechas. No será fácil, porque ni siquiera una victoria detendrá los procesos judiciales, las investigaciones de la prensa ni la comisión de investigación parlamentaria que los socialistas prometen volver a impulsar tras unas posibles elecciones.