El secretario de Estado dimitido en Portugal declara para salvar la reputación del Gobierno

B. SUárez OPORTO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Luís Montenegro, primer ministro de Portugal.
Luís Montenegro, primer ministro de Portugal. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Hernáni Dias no ve «ningún problema» en constituir dos empresas inmobiliarias pese a desarrollar una ley para recalificar suelo rústico.

05 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Siempre actué de buena fe, con rectitud y transparencia», dijo este martes el ya ex secretario de Estado de Ordenación Territorial portugués, Hernáni Dias, en una audición parlamentaria convocada tras su dimisión la semana pasada. Dias protagoniza el primer gran escándalo político del Gobierno de Luís Montenegro, que se hartó de condenar los fallos de conducta del Ejecutivo precedente, pero que no ha podido librarse de un sorprendente episodio de, en el mejor de los casos, enorme ingenuidad.

Dias se vio obligado a dimitir el pasado martes, justo cuando entraba en vigor una polémica reforma a la Ley del Suelo que permite recalificar terrenos rústicos en urbanos. Un texto en cuya elaboración Dias había estado implicado desde hacía meses como miembro del Ministerio de Ordenación Territorial, y que era susceptible de generar un «calentamiento» del sector inmobiliario, como indicó la líder del Bloco de Esquerda, Joana Mortágua. Algo que, asimismo, podría beneficiar directamente a dos empresas inmobiliarias que Dias había fundado con su familia cuando ya estaba en el Gobierno.

Ahora, el exsecretario de Estado asegura que «tuve toda la preocupación en el cumplimiento estricto de la legalidad y no vi ningún problema en la constitución de las empresas», y explica que «dimití porque no fui tan cuidadoso con la dimensión política […] que fue aprovechada por los partidos».

Es decir, Dias aún no logra entender el verdadero motivo por el que se pedía su dimisión, y argumenta su salida por el daño reputacional que podría causar al Ejecutivo, al que quiso defender. Argumentó que, al no ser un socio mayoritario ni gerente, no incurría en una ilegalidad, aunque esos cargos estaban ocupados por familiares directos, incluyendo una menor. Si no logró disipar las dudas sobre posibles malas prácticas, sí las planteó sobre si peca de ingenuo o de demasiado cínico.