Trump moviliza al Ejército para cerrar el paso a los migrantes en la frontera
INTERNACIONAL

El presidente ordena presentar cargos contra los funcionarios que bloqueen las deportaciones
23 ene 2025 . Actualizado a las 08:28 h.Donald Trump ordenó el miércoles el despliegue de tropas en la frontera sur de Estados Unidos para cumplir su promesa de cerrar el paso a los inmigrantes. La orden del presidente llega a pesar de que el uso del Ejército regular dentro de territorio estadounidense está prohibido en base a una ley de 1878. Las órdenes ejecutivas de Trump están poniendo patas arriba el sistema migratorio y provocando la oposición de demócratas y de grupos de lucha por los derechos civiles.
El Departamento de Defensa ordenó el miércoles el desplazamiento de al menos 1.500 efectivos del Ejército a la línea divisoria con México. El envío podría ser el primero de un contingente mucho más numeroso. Según declaraba una fuente del Pentágono a The Washington Post, el número total de soldados que estarían preparándose rodarían los 10.000. El despliegue de tropas llega en un momento en el que la frontera está relativamente tranquila y las entradas han caído en picado como consecuencia de las medidas adoptadas por la anterior Administración.
Los soldados se sumarán a los 2.500 reservistas y miembros de la Guardia Nacional que fueron enviados a la frontera en los últimos meses por orden de Joe Biden. No está claro cuál será el papel de los militares en el control fronterizo, aunque las órdenes dadas por Trump al Pentágono son las de «sellar las fronteras y mantener la soberanía, la integridad territorial y la seguridad de Estados Unidos». Durante la campaña, el republicano ha repetido en numerosas ocasiones que el país sufre «una invasión».
Contra los que no cooperen
Además, con el fin de garantizar el éxito de su agenda migratoria, el mandatario también ordenó al nuevo Departamento de Justicia emprender acciones legales contra los funcionarios y cargos que bloqueen su política de deportaciones. Una orden que anticipa conflictos entre la Casa Blanca y los gobernadores y alcaldes demócratas.
La orden partió de Emil Bove, adjunto al fiscal general en funciones. En ella, Bove afirma que la ley prohíbe a los funcionarios y cargos estatales y locales «resistirse, obstruir, y en general fallar en cumplir con las iniciativas de control migratorio de la rama ejecutiva».
La orden del Departamento de Justicia anticipa los desafíos legales que los demócratas plantearán ante los planes migratorios de Trump desde los estados y ciudades en los que gobiernan. De momento, desde Chicago, profundamente demócrata, ya señalaron que se opondrán a las órdenes de la Administración. Esta ciudad de Illinois, una de las consideradas santuario para los migrantes, limita la cooperación que exige de los agentes de las fuerzas del orden de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE). Mientras, legisladores republicanos de Arizona preparan una iniciativa para facilitar las deportaciones masivas.
Escuelas, iglesias y hospitales
El nuevo Gobierno también dio luz verde a las redadas en lugares que, hasta ahora, estaban protegidos bajo una directriz emitida por la Administración Biden en el 2021. Así, Trump autoriza a las fuerzas del orden federales a arrestar a inmigrantes ilegales en iglesias, hospitales o colegios, lugares vetados durante los últimos cuatro años.
En el primer día completo bajo el mandato de Trump, han sido detenidos 308 inmigrantes considerados «graves criminales», según aseguró Tom Homan, zar de la frontera. «Algunos de ellos eran violadores, otros asesinos, algunos habían abusado de niños. ICE está haciendo su trabajo», declaró en la cadena Fox News.
El presidente carga contra la obispa que le pidió que fuera piadoso con migrantes y homosexuales
M. P.
La virulencia de Donald Trump en las medidas tomadas en sus primeros días de Gobierno motivó el martes a la obispa de la Catedral Nacional de Washington, Mariann Edgar Budde, a pedir al nuevo presidente que se apiade de migrantes y homosexuales. Una petición a la que el republicano respondió cargando contra Budde —dijo que era un antitrumpista radical— y exigiéndole que se disculpe.
Budde, la primera mujer en servir como líder espiritual de la Diócesis Episcopal de Washington, se dirigió al nuevo presidente durante la tradicional oración del día siguiente de la toma de posesión, a la que asistió Trump y el vicepresidente J.D. Vance en compañía de sus familias. «Como le dijo a la nación, usted ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En nombre de nuestro señor, le pido que tenga misericordia con la gente de nuestro país que tiene miedo», afirmó. Una categoría en la que englobó a «gais, lesbianas y niños transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes».
Según la líder religiosa, la mayoría de migrantes «no son criminales» y no solo eso sino que «pagan sus impuestos y son buenos vecinos». Además, quiso romper una lanza en favor de los miembros de la comunidad LGTBI un día después de la orden ejecutiva en la que se afirma que «las mujeres son biológicamente distintas de los hombres».
No es la primera vez que la obispa critica al magnate. Budde se hizo conocida en el 2020 cuando afirmó que «todo lo que ha hecho y dicho [Trump] es para alimentar la violencia». En aquel momento también le acusó de «dividir» a la población de Estados Unidos en vez de liderarla y de apropiarse de la Biblia para usarla «con fines políticos» cuando el país lidiaba con las consecuencias de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía.
Trump, que durante la campaña afirmó que los extranjeros «envenenan la sangre de EE.UU.», respondió con críticas a la petición de la obispa. La acusó de ser «una resentida de izquierda radical» y de ser mala como líder de la Diócesis Episcopal de Washington. De acuerdo con lo que afirmó el magnate a través de Truth Social, el servicio de Budde fue «aburrido y poco inspirador» además de darlo en un tono «asqueroso y no atractivo o inteligente». «Ha metido a su iglesia en el mundo de la política de una forma poco agraciada», sentenció.