Scholz cede a la presión y pacta con Merz adelantar a febrero las elecciones

Juan Carlos Barrena BERLÍN / COLPISA

INTERNACIONAL

Friedrich Merz, líder de la CDU, este martes en el Bundestag.
Friedrich Merz, líder de la CDU, este martes en el Bundestag. Lisi Niesner | REUTERS

La fecha da margen a los conservadores y a los socialistas para organizar la campaña

12 nov 2024 . Actualizado a las 19:47 h.

Tras jornadas de incertidumbre después de la ruptura de la coalición de gobierno del canciller federal, Olaf Scholz, los alemanes ya saben cuándo serán convocados a las urnas para elegir a quienes formarán el nuevo Ejecutivo. El gubernamental Partido Socialdemócrata (SPD) y los conservadores de la Unión Cristianodemócrata (CDU), en la oposición, acordaron que las anunciadas elecciones anticipadas tengan lugar el próximo 23 de febrero. Para que ese adelanto de los comicios pueda celebrarse, Scholz presentará el 16 de diciembre una moción de confianza en el Bundestag (Parlamento), que previsiblemente perderá al carecer del respaldo del que hasta hace poco era su socio liberal (FDP).

La fecha, anunciada este martes, deberá ser confirmada aún por el presidente federal, Frank Walter Steinmeier, quien decide en última instancia sobre la disolución de la Cámara Baja. Steinmeier recibió a última hora de la tarde a los jefes de los grupos parlamentarios del SPD y la CDU, Rolf Mützenich y Friedrich Merz, este último líder de los conservadores y probablemente el próximo canciller federal. El acuerdo acaba con varias jornadas de debates sobre la fecha de los comicios anticipados, que Scholz pretendía celebrar inicialmente a finales de marzo, mientras los conservadores exigían que tuvieran lugar antes de acabar enero. El jefe del Gobierno federal quería retrasar lo máximo posible un cambio para que el Bundestag tuviese tiempo de debatir y aprobar aún varios proyectos de ley pendientes con el apoyo de otros partidos de la oposición, después de que su Ejecutivo, en el que solo permanecen Los Verdes como aliados, perdiera la mayoría parlamentaria con la marcha de los liberales. Estos últimos y los conservadores habían amenazado con un bloqueo parlamentario hasta que hubiese un acuerdo sobre la fecha de los comicios. Ahora, con el acuerdo alcanzado, todos los partidos se han zambullido en la campaña y arrancado sus aparatos electorales.

Apoyo a algunas leyes

Tras el acuerdo de la fecha electoral, la Unión expresó su decisión de respaldar algunos de los proyectos de ley que Scholz desea ver aprobados en el Bundestag antes del fin de la legislatura, como el destinado a reforzar la independencia del Tribunal Constitucional y los que prolongan misiones del Ejército en el extranjero. Los conservadores rechazan, por el contrario, dar su aprobación a la ley de reforma de las pensiones elaborada por el Gobierno saliente, que piensan reescribir, y una reforma fiscal cuya redacción tampoco los satisface.

Entretanto, el semanario Der Spiegel ha revelado que Scholz pensó ya en verano en presentar la moción de confianza este mismo noviembre ante las divisiones en el seno de su coalición. Entonces se encontraban estancadas ya las negociaciones para los presupuestos del 2025 y comenzaba el desacuerdo que finalmente ha conducido a la salida de los liberales del Gobierno. No se espera que esos presupuestos se aprueben antes de las elecciones generales, lo que dificultará y podría llegar a paralizar temporalmente la financiación y ejecución de varios proyectos de infraestructuras en el país como la modernización de los ferrocarriles.

Resuelta la duda sobre la cita en las urnas, los partidos políticos alemanes se encuentran ya metidos en campaña y con sus aparatos organizadores de la misma a toda marcha. Sin embargo, para el recientemente cesado ministro federal de Finanzas y presidente del FDP, Christian Lindner, el resultado ya está cantado. «Creo que la carrera por la Cancillería Federal se puede dar por ganada», afirmó Lindner en Berlín, donde comentó que Merz será «con una probabilidad rayana en la certeza» el próximo jefe del Gobierno germano. Algo que confirman todas las encuestas sin excepción.

Aunque recién expulsado del Ejecutivo, el líder de los liberales aspira a formar parte del futuro gabinete de Merz, en el que quiere repetir como titular de Finanzas, aunque los números no parecen cuadrar. Los sondeos sitúan al FDP rondando el 5 % de votos, el mínimo necesario para lograr escaños y la mitad de lo que necesitaría para que los conservadores contemplaran la posibilidad de una alianza. Markus Söder, presidente de la CSU (división bávara de la CDU), es quien lo tiene más claro. Tras rechazar toda coalición con Los Verdes, «a los que no queremos en el Gobierno» por carecer de suficiente competencia, Söder ha desestimado también a los liberales por su parte de culpa en el fin de la coalición.

Es más, el líder bávaro aconseja a Scholz, Lindner y Robert Habeck, ministro federal de Economía y dirigente de Los Verdes, que abandonen sus respectivas carreras políticas. «No es serio que un entrenador lleve a su equipo al descenso y siga entrenando», afirmó el presidente de la CSU, para el que «la única posibilidad realista» para una coalición dirigida por los conservadores «es una con el SPD sin Scholz».