La Francia Insumisa presentará una moción de censura contra el primer ministro
07 sep 2024 . Actualizado a las 21:58 h.Francia no es Venezuela, pero el 74 % de los galos consideran que su presidente no ha respetado el resultado de las elecciones legislativas del 9 de julio, según una encuesta de la cadena BFMTV. Pese a que ganó la izquierda, agrupada en el Nuevo Frente Popular (NFP), Emmanuel Macron nombró como primer ministro al conservador Michel Barnier, cuyo partido, Los Republicanos, apenas logró el 6,5 % de votos. Miles de ciudadanos —más de 160.000 solo en París, según los organizadores— se manifestaron ayer por la tarde en toda Francia en las 150 marchas convocadas en la capital, Estrasburgo, Lyon, Nantes, Burdeos y otras localidades, para defender la democracia. «¡Macron, destitución o revolución!», rezaban las pancartas en la plaza de la Bastilla, desde donde arrancó la multitudinaria protesta parisina, en la que participó la cabeza visible del NFP y líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quien anunció que presentará una moción de censura contra Barnier, retó a la extrema derecha a hacer lo mismo e hizo una advertencia: «Será una batalla y una lucha que durará tiempo».
Las marchas fueron convocadas por la Unión de Estudiantes y la Unión de Escuelas Secundarias, con el apoyo de La Francia Insumisa, ecologistas, el Partido Comunista, el Nuevo Partido Anticapitalista y Génération·s, es decir, todo el NFP salvo el Partido Socialista. También se sumaron varios sindicatos y organizaciones civiles como Attac.
«Pase lo que pase, votaremos a favor de la censura de tal gobierno en la Asamblea Nacional [...]. No hay nada por encima del pueblo soberano, ni monarca, ni más ley que la que emana del pueblo», apuntó Mélenchon para denunciar el «golpe antidemocrático» de Macron. «El nombramiento de Michel Barnier es una doble negación del resultado de las elecciones [...]. Esta negación de la democracia es insoportable. Censuremos a este gobierno», instó el coordinador de La Francia Insumisa, Manuel Bompard.
El conservador Barnier, que eludió hablar sobre la legitimidad de su nombramiento y que su continuidad esté en manos de la extrema derecha de RN, dijo que no va a «perder tiempo en polémicas».