El líder socialista luso dejará gobernar a la derecha si gana para que no pacte con Chega
INTERNACIONAL
Ante la propuesta de Nuno Santos, el conservador Montenegro evitó prometer que actuará de forma recíproca si el PS gana las elecciones del 10 de marzo
20 feb 2024 . Actualizado a las 22:25 h.El candidato socialista portugués, Pedro Nuno Santos, no necesitó ser acorralado con preguntas para responder a aquello que su principal rival, el conservador Luís Montenegro (Alianza Democrática), rehuyó durante el debate electoral que mantuvieron en la noche del lunes: «El Partido Socialista no presentará una moción de rechazo si hubiera una victoria de la AD, que esperamos sinceramente que no ocurra».
Esto significa que la AD podría gobernar en minoría sin pactar con la extrema derecha, una coalición que el propio Montenegro ha descartado en muchas ocasiones. «Sabemos que es difícil lograr la mayoría absoluta», reconoció el conservador, que aspira a formar gobierno con una Iniciativa Liberal en claro retroceso.
Pero de alguna manera, la afirmación de Santos también mostró la convicción del PS de que ganará en las urnas el próximo 10 de marzo, y con esta bomba presionó a Montenegro para que prometiera actuar de forma recíproca. El conservador no se atrevió a afirmar nada con rotundidad, como ninguno de los dos fue capaz de asegurar si permitirán unos presupuestos del rival.
Casi tres de cada diez portugueses (2,8 millones) siguieron este último debate electoral, que puso fin a una ronda de treinta enfrentamientos televisados en que todos los candidatos se vieron las caras. Montenegro y Santos llegan parejos en las encuestas y tratan de hacerse con votos del centro, sin mencionar ni una sola vez a la ultraderechista Chega.
De la misma manera que lo venía haciendo en declaraciones previas, Santos logró imponer su programa, reforzar su imagen de persona decidida y hacer hincapié en la débil imagen de un Montenegro incapaz de llevar la iniciativa. De hecho, Santos llegó a ejercer de moderador, echando en cara a Montenegro lo que era obvio para el espectador: «Lleva el discurso preparado y no responde a las preguntas». Además, el socialista también reivindicó la eficiencia de la izquierda para pactar, frente a la incapacidad de Montenegro para liderar cualquier coalición.
Los últimos ocho años de Gobierno socialista fueron una ventaja y un inconveniente para ambas partes: mientras Montenegro preguntaba por qué no se avanzó antes en las propuestas de Santos y le afeaba determinados momentos de su carrera, este hizo valer su recorrido en órganos de gobierno (frente al a inexperiencia de los demás candidatos) y presumió de resultados incontestables como la reducción de deuda y el crecimiento. Pesa, también, el expediente de ambos partidos, con el ex primer ministro socialista José Sócrates a punto de ser juzgado por corrupción y con el vivo recuerdo de los recortes aplicados por el conservador Pedro Passos Coelho durante la época de la troika.
El juez tacha de vagas y contradictorias las pruebas del caso que acabaron con el Gobierno de António Costa
En el debate no se aludió a los escándalos de corrupción que acabaron en noviembre con el Gobierno socialista de António Costa y hace un mes con el Ejecutivo regional conservador de Madeira. Resulta evidente que ambas formaciones prefieren pasar de puntillas sobre estos casos, de los que bebe Chega.
Sin embargo, solo unas horas antes del encuentro, el diario Expresso publicaba en exclusiva que el juez de instrucción de la operación Influencer, como se conoce la investigación que tumbó al Gobierno de António Costa, considera las pruebas «vagas» e incluso «contradictorias». Así se expresó en una atípica respuesta, punto por punto, al recurso que la Fiscalía presentó ante las medidas cautelares aplicadas a los imputados detenidos, mucho más leves de lo que la acusación solicitaba.
En el documento, el juez Nuno Dias Costa hace una pormenorizada apreciación de los indicios recogidos en el caso y establece que la «descripción factual» que remite la Fiscalía es «contradictoria», por asegurar que los imputados tratan de presionar a un órgano sin capacidad de decisión. Además, Dias Costa duda de que el exministro de Infraestructuras João Galamba sea el cerebro de la trama, como apunta la acusación.