Un mes de guerra: 10.000 palestinos muertos y la Franja partida en dos
INTERNACIONAL
Blinken consigue calmar las aguas en Turquía y evita una posible escalada
06 nov 2023 . Actualizado a las 22:40 h.El número 7 está grabado para siempre en el alma de los israelíes, pero también en la de los palestinos. Porque el 7 de octubre los milicianos islamistas de Hamás salieron de su cobijo en la Franja de Gaza, barrieron 1.400 vidas inocentes de un escobazo salvaje, secuestraron a más de 240 rehenes... Y porque el 7 de octubre Israel juró una venganza que ahora recae sobre los civiles palestinos, atrapados en una ratonera que parece estrecharse infinitamente.
Ha pasado un mes y 10.000 gazatíes están muertos (casi la mitad son niños). Ziad, de 35 años, toma notas diarias en una libreta desde que empezó la guerra. «Creo que quiero que me maten suavemente con bondad, alegría y amor. No quiero que me maten agresivamente con armas y bombas», escribe, ya entrada la noche, desde un sofá que no es el suyo. «Quiero morir en paz, a una edad muy avanzada, después de haber pasado una vida hermosa y haber logrado todos los sueños que quería hacer realidad. Y lo más importante: quiero vivir».
Circunferencia completa
El Ejército israelí anunció el domingo por la noche que sus fuerzas habían rodeado completamente la Ciudad de Gaza y estaban llevando a cabo «una operación significativa» en la Franja. Al mismo tiempo, todo el enclave se sumía de nuevo en un apagón generalizado de las comunicaciones, como el que lo aisló del mundo durante la primera invasión terrestre israelí, hace diez días.
«Estamos llevando a cabo un ataque de gran envergadura contra la infraestructura terrorista, tanto bajo tierra como en la superficie», dijo Daniel Hagari, portavoz principal de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Describió la Ciudad de Gaza como el centro de operaciones militares de Hamás, y la suerte de circunferencia que las tropas habían dibujado a su alrededor parecía destinada a aislarla del resto de la Franja. «En esencia, hoy existe una Gaza septentrional y una Gaza meridional», declaró Hagari.
De nuevo, los hospitales
Uno de los reporteros de la BBC consiguió transmitir que la noche había traído «los ataques aéreos más intensos desde el comienzo de la guerra», que se centraron en el noroeste de Gaza. Wafa —la agencia de noticias oficial palestina— añadió que las explosiones provenían de aviones y buques de guerra, que tenían como objetivo las inmediaciones de varios hospitales y que mataron a decenas de personas.
A la mañana siguiente (ayer), Israel volvió a acusar a Hamás de usar dos hospitales al norte de Gaza, el de Sheik Hamad y el Indonesio, como escondites para sus centros operativos. Lo mismo había dicho del de Al Shifa, y el viernes bombardeó junto a él un convoy de ambulancias que llevaban heridos al sur, hacia el paso de Rafah. Según las FDI, esos heridos eran milicianos camuflados. Ninguna de las dos acusaciones se ha podido verificar.
Mientras tanto, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, intentaba calmar las aguas en Turquía. «Conocemos la profunda preocupación que se tiene aquí por el terrible precio que están pagando los palestinos y la compartimos», dijo después de su reunión con el ministro de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan. «Hemos convencido a los israelíes de que pueden dar pasos que minimicen las muertes de civiles».
La visita ayudó a impedir una escalada regional del conflicto, pero no logró muchos más avances. Incluso el número de camiones de ayuda humanitaria que entran cada día en la Franja ha disminuido.
Con todos estos movimientos sobre el tablero, sigue creciendo la indignación internacional. Sudáfrica es el último país en retirar a su embajador de Tel Aviv y, paralelamente, el Reino Unido ha retirado al suyo del Líbano por temor a una escalada.
«Es un cementerio de niños», comentó el secretario general de la ONU, António Guterres. El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Eli Cohen, le respondió en que «debería darle vergüenza» y que el problema es Hamás porque «más de 30 menores —entre ellos bebés y niños que vieron cómo asesinaban a sus padres a sangre fría— están retenidos contra su voluntad en la Franja».
Inanición
En la madrugada de ayer, Jordania se coordinó con el Ejército israelí y lanzó ayuda desde el aire. Sin embargo, al norte, con casi medio millón de personas todavía atrapadas, la situación es cada vez más desesperada. «Los casos de deshidratación y desnutrición están aumentando rápidamente. Los hospitales, que han estado por encima de su capacidad durante semanas, no pueden ofrecer consuelo a quienes están al borde de la inanición mientras los suministros se agotan», advierten desde ActionAid, una oenegé que opera en la zona.
«Siempre me pregunto qué le deparará el futuro a la próxima generación», escribía Ziad en su diario, mientras se quitaba su ropa para abrigar a un niño. «Se acerca el frío y cuando evacuamos solo llevábamos ropa ligera. Nadie pensó que la situación duraría tanto».