El presidente Said consagra su autoritarismo descabezando a la oposición tunecina

Laura Fernández Palomo TÚNEZ/LA VOZ

INTERNACIONAL

El presidente tunecino, Kais Saied
El presidente tunecino, Kais Saied TUNISIAN PRESIDENT'S OFFICE

La detención del líder del partido islamista Ennahda, Rachid Gannouchi, recrudece la situación política en el país

18 abr 2023 . Actualizado a las 20:40 h.

La detención anoche del líder del partido islamista Ennahda, Rachid Gannouchi, y la suspensión hoy de las reuniones de la formación alertaron aún más a la oposición tunecina que desde principios de febrero denuncia una campaña de detenciones contra los críticos del presidente, Kais Said.

La Unión Europea (UE) expresó este martes su «preocupación», que se «se suma a la serie de detenciones en curso de actores políticos de diferentes grupos de la oposición», e insistió en la necesidad de que las autoridades del país respeten el pluralismo político.

El recién nombrado ministro del Interior, Kamel Feki (apodado Stalin), prohibió hoy a través de una circular todas las reuniones en las sede nacionales de Ennahdha así como del Frente Nacional de Salvación, coalición opositora, «de conformidad con el estado de emergencia», que sigue vigente en Túnez.

Ahmed Nejib Chebbi, histórico opositor de izquierdas y dirigente del Frente que incluye grupos de todo el espectro político includo Ennahda, aseguró que Gannouchi, de 81 años, fue hospitalizado esta mañana tras el interrogatorio. Un dispositivo policial mantuvo hoy martes cercada la sede del partido islamista en la capital, según pudo comprobar Efe.

Ennahda, en el punto de mira

Fuerzas de seguridad tunecinas arrestaron anoche en su domicilio al líder de la principal fuerza opositora y expresidente del Parlamento, que Said disolvió después de hacerse con plenos poderes en julio del 2021, para iniciar su proyecto político en el que relegó el papel de los partidos con una Constitución y una nueva ley electoral.

Según fuentes de Interior, Gannouchi está acusado de «incitación» por unas declaraciones en las que expresó que «Túnez sin Ennahda, sin islam político, sin izquierda ni ningún otro componente, es un proyecto de guerra civil».

Otros tres dirigentes islamistas —Mohamed Goumani, Belgacem Hassen y Mohamed Cheniba, líder juvenil estudiantil— fueron detenidos también anoche, y la Policía realizó un primer registro en las dependencias de la sede en la capital. Desde que Said gobierna con plenos poderes, decenas de miembros de Ennahda, partido que ha gobernado de manera directa e indirecta en la última década, han sido detenidos o imputados en investigaciones.

El más significativo hasta ahora era el exministro del Interior y vicepresidente del partido islamista Ennahda, Ali Larayedh, en prisión provisional desde diciembre, acusado de reclutamiento de yihadistas, y sobre el que Human Rights Watch (HRW) pidió la semana pasada su inmediata liberación por la ausencia de «evidencias creíbles de delitos».

Riada de detenciones

Gannouchi tiene hasta nueve causas abiertas, incluido el envío de yihadistas a zonas de conflicto, y ha sido convocado por Tribunales militares para interrogatorio de manera regular, sin embargo la detención de ayer no está vinculada a ninguno de estos expedientes, sino a unas declaraciones realizadas en los días previos junto a activistas opositores.

Desde el pasado mes de febrero, las detenciones han aumentado y se han extendido por todo el espectro ideológico y una veintena de destacados jueces, políticos, periodistas y empresarios están en prisión provisional por supuesto delito de «complot contra la seguridad del Estado». Varios de la veintena de detenidos son líderes del Frente de Salvación Nacional que acusa a Said de haber perpetrado un golpe de Estado en julio del 2021.

Said se hizo con plenos poderes entonces para, dijo, «rectificar el curso de la transición democrática» que Túnez inició en el 2011, y señaló a los formaciones políticas, especialmente la islamista, como responsables de la inestabilidad política en el país.

La exclusión de los partidos en el nuevo Parlamento, formado el pasado mes de marzo tras unas elecciones legislativas con casi un 90 % de abstención, hacen temer que las medidas de hoy apunten hacia un camino de ilegalización. Ennahda estuvo prohibido durante décadas y Gannouchi en el exilio hasta su regreso a Túnez tras la revolución del 2011.