El accidente de tren mortal acorrala al Gobierno griego

María Rego MADRID/COLPISA

INTERNACIONAL

Manifestantes guardan un minuto de silencio por las víctimas del siniestro en Atenas.
Manifestantes guardan un minuto de silencio por las víctimas del siniestro en Atenas. ALEXANDROS BELTES | EFE

Los sindicatos volvieron a denunciar «la falta de respeto» de los diferentes gobiernos helenos hacia el servicio de ferrocarril

03 mar 2023 . Actualizado a las 20:34 h.

Las multitudinarias protestas tras el accidente ferroviario que el pasado martes por la noche dejó 57 víctimas mortales y más de un centenar de heridos cerca de la localidad de Tempo, a unos 380 kilómetros de Atenas, comienzan a acorralar al Gobierno griego.

La exigencia de «responsabilidades» por un siniestro que, a ojos de muchos era solo cuestión de tiempo debido al estado de la infraestructura, no para de crecer en las calles del país, que este viernes encadenó la tercera jornada de manifestaciones y el segundo día consecutivo de huelga en el servicio de tren.

Hubo concentraciones en Larisa, Patra, Tesalónica... y en la capital, donde salieron más de 5.000 personas, se llegaron a lanzar gritos de «asesinos» y a pintar esa palabra, con letras rojas, en la sede de la compañía de ferrocarriles Hellenic Train. La tensión va a más según pasan las horas mientras avanza la investigación sobre el choque entre un Intercity, con 350 pasajeros, y un convoy de mercancías que circulaban por la misma vía en sentido contrario.

La Policía recabó este viernes material en la parada de Larisa, la más cercana al lugar del siniestro, y el abogado del jefe de la estación, arrestado tras el suceso, admitió que su cliente ha asumido «su parte de responsabilidad», pero advirtió de que «no hay que concentrarse en un árbol cuando detrás hay un bosque». El acusado, según la televisión pública ERT, llevaba en el puesto cuarenta días y había recibido tres meses de formación.

Los sindicatos volvieron a denunciar «la falta de respeto» de los diferentes gobiernos helenos hacia el servicio de ferrocarril e insistieron en que sus deficiencias eran de sobra conocidas. La señalización de la línea donde tuvo lugar la tragedia, por ejemplo, «está hecha manualmente».

Hace sólo tres semanas representantes de los trabajadores de Hellenic Train —la empresa fue vendida al grupo italiano Ferrovie dello Stato Italiano en plena crisis económica del país— habían lanzado un premonitorio mensaje: «No vamos a esperar al accidente que va a llegar para ver a los responsables soltar lágrimas de cocodrilo». El Ejecutivo heleno ha entonado un tímido mea culpa por los fallos «crónicos» de la infraestructura y los «retrasos» en su modernización.

Giorgios Gerapetritis, que heredó el Ministerio de Transportes tras la renuncia de su antecesor a raíz del siniestro, pidió perdón a las familias de las víctimas —aún hay sesenta desaparecidos— y realizó «una autocrítica completa del sistema político y del Estado».