Un error del jefe de estación provocó la peor tragedia ferroviaria de Grecia

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

En la peor tragedia ferroviaria en la historia de Grecia, al menos 40 personas fallecieron y más de un centenar han resultado heridas al chocar a última hora de la noche del martes un tren de pasajeros con 350 personas con un convoy de mercancías.
En la peor tragedia ferroviaria en la historia de Grecia, al menos 40 personas fallecieron y más de un centenar han resultado heridas al chocar a última hora de la noche del martes un tren de pasajeros con 350 personas con un convoy de mercancías. ACHILLEAS CHIRAS | EFE

Los muertos ascienden ya a 43, pero se temen que sobrepasen los 50. A la dimisión del ministro de Transporte, «como mínima muestra de respeto a las víctimas», se unen la de los jefes de la Organización Helénica de Ferrocarriles y Ergose, su filial especializada en proyectos de infraestructura

02 mar 2023 . Actualizado a las 16:42 h.

La peor tragedia ferroviaria ocurrida en Europa desde el accidente de Angrois y la peor en la historia de Grecia. La nación helena vive tres días de luto tras el choque de dos trenes —uno de pasajeros, con 354 personas a bordo, y uno de mercancías—, cerca de la medianoche del martes, que deja un saldo oficial de 43 muertos y 57 heridos hospitalizados.

La cifra final de víctimas se teme que supere los 50 cuando finalicen las tareas de rescate en los dos primeros vagones de pasajeros, destrozados por el impacto frontal —a una velocidad de 160 km/h— y devorados por las llamas. «Tendremos al menos otros 15 muertos», declaraba este miércoles el portavoz de la Policía, Vassilis Lambropoulos, al programa Live News de la cadena griega Mega. Otros medios hablan de hasta 50 desaparecidos. La causa apunta a un error humano del jefe de la estación de Larissa, la más cercana a Tempe, el lugar de la colisión, que ya ha sido detenido. 

El siniestro ya se ha cobrado una víctima política, algo que no ocurrió en el accidente del Alvia en el 2013, que dejó 80 muertos. Kostas A. Karamanlis presentó su renuncia como ministro de Infraestructura y Transporte al jefe de Gobierno, el conservador Kyriakos Mitsotakis. «Es lo que siento que tengo el deber de hacer como una mínima muestra de respeto a la memoria de las personas que se fueron tan injustamente».

Karamanlis denunció el mal estado de la infraestructura ferroviaria, que «no corresponde al siglo XXI», y asumió «la responsabilidad de los errores eternos del Estado y el sistema político griego». Horas después, Mitsotakis anunció otras dos dimisiones, la de los jefes de la Organización Helénica de Ferrocarriles (OSE) y Ergose, su filial especializada en proyectos de infraestructura. 

Amasijo de hierros

«Sobre las 12.00 horas [una menos en España] recibimos el aviso y en siete minutos llegaron las primeras ambulancias y rápidamente trasladamos a los heridos graves», declaró Giorgos Mathiopoulos, presidente del servicio sanitario de emergencia (EKAV) al diario Ta Néa.

Unos 150 bomberos y unas decenas de sanitarios trabajaron sin descanso durante todo este miércoles para retirar el amasijo de hierros en que quedaron reducidos los dos primeros vagones y recuperar así los cuerpos de las víctimas. «Estamos hablando de una masa amorfa de hierro», declaró Sotiris Papamarkakis, director del equipo de rescate, al diario Kathimerini. El fuego hizo que en esos vagones se alcanzasen temperaturas de hasta 1.500 grados centígrados. 

Los medios locales describen escenas dantescas. «Cuando llegamos había vagones en llamas y personas ensangrentadas cayendo de las ventanillas», describió Mathiopoulos.

Lo que más ha impactado es que la mayoría de los cuerpos recuperados pertenecen a jóvenes. «Sentíamos que estábamos sacando a nuestros hijos», dijo en estado de shock Yiannis Xanthopoulos, miembro del equipo de rescate de Larissa.  En el Intercity 62, que hacía la ruta nocturna Atenas-Tesalónica, viajaban universitarios que regresaban a sus lugares de residencia para disfrutar de un puente festivo con motivo del inicio de la Cuaresma ortodoxa.

Se vivieron momentos de tensión cuando familiares de las víctimas llegaron al lugar, después de comprobar que ninguno de los suyos estaba en la lista de heridos de los hospitales. Pavlos Aslanidis, padre de un joven de 26 años, se quejaba ante los medios de la poca información recibida.

El proceso de identificación será difícil y se necesitarán pruebas de ADN. Dos hospitales de Larissa fueron puestos en estado de alarma para acoger a 49 heridos, seis de ellos en cuidados intensivos. El resto de heridos fueron llevados a otros tres centros. Numerosos ciudadanos se apuntaron a donar sangre.

El jefe de estación admite su error al dar paso en una vía a los dos trenes 

«Cometí un error». Son las palabras pronunciadas por el jefe de la estación de Larissa en su primera declaración ante la policía, según los medios griegos. Este hombre de 59 años, responsable de la gestión de los trenes que circulaban en el tramo en el que se produjo el accidente, admitió que fue error suyo al dar paso incorrectamente al tren de pasajeros a la misma vía en que transitaba el convoy de mercancías, y lo atribuyó a un «mal momento». Sin embargo, algunos medios apuntan a que al percatarse del error dio la orden para que el Intercity cambiara de vía, pero el sistema de señalización electrónica no obedeció.

El jefe de la estación ha sido detenido en el marco de la investigación abierta por la Fiscalía de Larissa, que lo acusa de delitos de homicidio involuntario e interferencia peligrosa con el tráfico. También fueron interrogados dos funcionarios y el responsable de la empresa Hellenic Train.

El presidente del gremio de conductores de trenes de Grecia, Kostas Geridunias, denunció en el canal ERT el estado de deterioro en el que se encuentra la infraestructura ferroviaria del país. «Nada funciona, todo se hace manualmente, estamos en modo manual en todo el eje Atenas-Tesalónica. Los semáforos tampoco funcionan. Si lo hicieran, los conductores verían los semáforos en rojo y se detendrían a tiempo», señaló. Por estas razones, los conductores dependen casi por completo de las informaciones que reciben de los jefes de las estaciones pertinentes, recalcó.

A esto se unen las quejas de los sindicatos por la falta de personal. «El propio Estado dijo que debía haber 2.100 empleados, pero hoy solo hay 750 trabajando en toda Grecia», dijo el presidente del Sindicato de Trabajadores Ferroviarios, Nikos Tsikalakis.

El primer ministro Mitsotakis pasó por alto las deficiencias en las infraestructuras y apuntó a que la tragedia se debe a un error humano. Así prometió depurar responsabilidades y formar una comisión especial de expertos para investigar los hechos. «El ‘nunca más' que escuché de los familiares de las víctimas en Larissa no se quedará en palabras vacías», concluyó.