El independentismo escocés se divide tras la dimisión de Nicola Sturgeon

Iñigo Gurruchaga LONDRES / COLPISA

INTERNACIONAL

Manifestación unionista en Glasgow tras la dimisión de Sturgeon.
Manifestación unionista en Glasgow tras la dimisión de Sturgeon. Robert Perry | EFE

Es improbable que el nuevo liderazgo del SNP pueda prolongar la estrategia actual para lograr un referendo de independencia

16 feb 2023 . Actualizado a las 21:46 h.

El Partido Nacional Escocés (SNP) busca un nuevo líder y posiblemente aplazará la conferencia sobre la independencia planeada para marzo, tras la dimisión el miércoles de la primera ministra Nicola Sturgeon. La dimisionaria mantendrá su escaño en el Parlamento autonómico, pero no se siente con la suficiente energía para los retos que tiene su partido en el final de su mandato.

El comité ejecutivo nacional tomará las decisiones y la primera, sobre quién tiene derecho a votar en la elección de nuevo líder, ya está siendo discutida. La secretaria general, Lorna Finn, anunció tras el anuncio de Sturgeon que votarán los miembros del SNP hasta su dimisión. Una exministra, Ash Regan, que abandonó el partido por oponerse a la ley trans, ha pedido que se incluya a los disidentes.

La primera disputa viene del bloque feminista que rechaza la impopular reforma de la ley de cambio de género, que ha enturbiado los últimos meses del mandato de Sturgeon. En ese grupo está Joanna Cherry, diputada suspendida del SNP en Londres, abogada de alianzas en favor de la permanencia en casos significativos del brexit, y partidaria radical de la independencia escocesa. 

Es un contraste agudo con el momento de esplendor del 2014, el traspaso de poderes de Alex Salmond a Nicola Sturgeon, única candidata entonces. Llegó paradójicamente tras la más importante derrota del SNP, en el referendo de independencia. Un aluvión de nuevos miembros lo convirtió en el mayor partido de Escocia. Fue un evento eufórico, celebración del gran líder independentista y de su joven sucesora.

Dirigentes veteranos del SNP señalaban entonces una cualidad de su partido. Habían llegado a ese momento por la cohesión del grupo que había guiado a la formación desde el folklorismo minoritario al Gobierno autonómico y estaban a una distancia de diez puntos para lograr su gran objetivo. Sturgeon se convirtió en los siguientes años en la líder que ganaba todas las elecciones, pero a costa de la apertura de una grieta. 

Pragmáticos y radicales

La abogada que ejerció su oficio en un despacho de ayuda legal a gente de baja renta en Glasgow, es percibida como más social que su predecesor, Salmond, economista del petróleo en la banca. El partido de centroizquierda y socialdemócrata se cuarteaba entre pragmáticos aparentemente satisfechos con gobernar y radicales de la independencia.

El brutal choque entre Sturgeon y Salmond por el procesamiento judicial del exlíder, en el 2020, con cargos de acoso sexual que el tribunal rechazó, provocó una escisión. Salmond creó un nuevo partido, Alba, identificado desde entonces como la voz radical de la independencia. Pero la división es más amplia y existe dentro del SNP. Ha perdido unos 25.000 miembros desde los 125.000 del tiempo de esplendor.

Sturgeon ha centrado su estrategia desde el brexit en que Londres le otorgue un nuevo referendo. Los disidentes le acusan de haber debilitado por ello la causa de la independencia. La decisión del Tribunal Supremo confirmando que el Parlamento de Edimburgo no tiene derecho a convocar una consulta sin el permiso de Londres ha cegado la senda propuesta por la líder, que propone una extraña alternativa. 

La conferencia sobre la independencia iba a decidir, bajo la batuta de Sturgeon, si el SNP afronta las próximas elecciones generales con un programa de un solo punto- reivindicar un referendo —o si lo hace en las autonómicas. Quería convertirlas en un referendo sobre el referendo, que legitimase otra petición a Londres. Es más que probable que el partido debata qué hacer. Esa búsqueda mostrará la dimensión de las divergencias.