Españoles en Turquía y Siria: «Todos con los que jugué hace tres semanas están desaparecidos»

Johana Gil MADRID/COLPISA

INTERNACIONAL

Los supervivientes del siniestro recuerdan el suceso: «Pensamos que había llegado el apocalipsis»

06 feb 2023 . Actualizado a las 21:13 h.

«No sabes cómo reaccionar. Hace solo tres semanas estuvimos jugando en la ciudad y ahora los compañeros están desaparecidos», lamentó el futbolista vasco, Borja Sainz, que juega como delantero en el Giresunspor de la Superliga de Turquía. En el momento del terremoto, que ya ha cobrado la vida de un millar de personas, Sainz estaba en el norte, donde actualmente reside desde agosto del año anterior.

Pese a que se encuentra en Giresun, a casi 600 kilómetros del epicentro —Kahramanmaras—, ha sido testigo del caos que se vive en el país. El temor se ha difundido a lo largo del territorio y todos están pendientes de sus conocidos o con quienes en algún momento se han cruzado.

«Nos hemos despertado con los mensajes de nuestros compañeros de equipo que sintieron cómo se movían las camas y los televisores», indicó a este medio en un estado de shock. «Es impresionante saber que hace muy poco estuviste en ese lugar y ahora solo quedan escombros», recalcó.

Este lunes a mediodía se dirigían al entrenamiento y percibieron leves seísmos como resultado de las réplicas que se viven en la región afectada, lo que asustó al personal y el equipo. El partido fue suspendido. Justo en ese momento se percataron de la crueldad del siniestro que asolaba al sur. Sin embargo, les brindaron un parte de tranquilidad y solicitaron que mantuvieran la calma. En caso de sentir un nuevo movimiento telúrico, no sería de la misma magnitud. «Estamos atentos. Nos han pedido ayuda para conseguir alimentos y mantas y que no estemos asustados», mencionó.

El jugador, que creció en las inferiores del Alavés y fue fichado por el Athletic de Bilbao, ha estado en el equipo turco desde el verano pasado. Por ahora todos los partidos de la Superliga turca han sido cancelados hasta nueva orden. «Un chico, que justo lo recuerdo porque metió un gol en el pasado encuentro, estaba en uno de los edificios que se derrumbaron; ahora todos estamos atentos a que aparezca con vida», indicó.

Igualmente, Sainz estuvo enviando mensajes y tratando de comunicarse con algunos jugadores de los clubes que sabía que estaban en ese momento en Kahramanmaras.

«No sentí algo así en 40 años»

La consternación de los ciudadanos en Turquía ha sido tal que aún no salen de su sorpresa. No es para menos. «Nunca había sentido algo así en mis 40 años de vida», aseguró Erdem, residente de Gaziantep, cerca del epicentro del terremoto. «Nos sacudieron al menos tres veces con mucha fuerza, como un bebé en una cuna», relató. Médicos del Mundo anunció que los equipos presentes en el sureste de Turquía y el norte de Siria atendían a las víctimas.

«Este terremoto no viene sino a sumarse a una crisis que ya sufrían millones de personas», declararon en un comunicado. Los 14 centros de salud y clínicas móviles que cubren la zona recibieron muchos muertos y heridos, expresaron. «Afortunadamente, nuestros equipos y familias se encuentran bien y estamos en contacto permanente con todos ellos», añadió el coordinador de MSF en Siria, Sebastien Gay.

Asimismo, la tragedia fue lamentada por el misionero salesiano Alejandro León: «El terremoto se ha sentido muy fuerte y durante mucho tiempo». El religioso vive en Kafroun, cerca de la frontera con Líbano, en donde están brindando ayuda a los damnificados. «Cuando se sintió el temblor algunas familias se refugiaron en nuestra casa de Alepo.

Llegaron con lo puesto y las atendimos con ropa de abrigo y comida», explicó. La oenegé Bomberos Unidos Sin Fronteras (Busf) se unió al clamor de Turquía y envió una docena de efectivos para ayudar en labores humanitarias y de rescate. Ayer emprendieron el viaje desde Murcia hacia Madrid, en donde tomaron el vuelo hasta la región afectada. En el momento que se conoció la catástrofe, la entidad convocó a los voluntarios disponibles para volar inmediatamente.

«Pensamos que había llegado el apocalipsis»

«Ya no tengo fuerzas». Fueron las palabras de los pocos supervivientes que se escuchaban bajo los escombros cuando los rescatistas intentaban abrirse paso para llegar a las víctimas, relató un estudiante de periodismo Muhammet Fatih Yavus. La catástrofe ha perdonado la vida de varias personas que la vivieron en primera persona.

«Se escuchaban gritos por todas partes», relató un hombre de 30 años. «Empecé a sacar rocas con las manos. Sacamos a los heridos con amigos, pero los gritos no paraban. Entonces llegaron los equipos de rescate». De extremo a extremo, los ciudadanos pudieron sentir el temblor que a pocos metros acababa con la vida de más de mil personas.

El estruendo de los edificios derrumbándose en medio de la lluvia y la nieve despertaron a casi todo el país. Sako explicó que él y su familia estaban durmiendo y «de repente ha empezado a temblar toda la casa. Vivimos en un tercer piso y tenía la sensación de que se estaba agrietando. He salido corriendo de la cama y hemos salido corriendo hacia el coche».

El asombro ha superado por mucho cualquier experiencia pasada de quienes estaban en Kahramanmaras. «Nunca había visto algo así en mi vida. Nos balanceamos durante casi un minuto», señaló Nilüfer Aslan. Tras reunirse en un mismo lugar todos los que residían en la vivienda «solo aspiramos a morir juntos. Fue lo único que se me pasó por la cabeza», narró. La preocupación aumentaba cuando se continuaba percibiendo las replicas.

«Todos están en las calles, la gente está confundida sobre qué hacer. Justo ante nuestros ojos, las ventanas de un edificio explotaron», indicó Özgül Konakçi, de 25 años, residente en Malatya. A la hora del terremoto en la madrugada, la mujer y su hermano sintieron el temblor y alcanzaron a huir. «Miré la lámpara, parecía que se iba a derrumbar. Tan pronto como cogimos a mi sobrino de tres años, escapamos», puntualizó.

Otros que llevan toda su vida en la región, son conscientes de vivir en una zona de alto riesgo de seísmos, pero la de ayer fue una situación nunca antes vista. Melisa Salman vive en Kahramanmaras, y dijo que estaba acostumbrada a «ser sacudida», pero lo ocurrido este lunes era «la primera vez que experimentamos algo así». «Pensamos que había llegado el apocalipsis», destacó.

Algunos regresaron a sus casas para recoger algo de ropa para abrigarse y resguardarse del frío. Pero, unos minutos más tarde, los continuos temblores vetaron el regreso a sus casas. «No sabemos a dónde ir, hemos perdido todo. Nos hemos quedado sin hogar», lamentó una mujer de 50 años. Las personas que estaban por suerte lejos del epicentro, se llevaron la sorpresa en la mañana.

«La noche anterior todos se fueron a dormir con el frío de las nevadas y la noticia del cierre temporal de las escuelas para evitar tragedias. Pero al despertar nos hemos enterado del terremoto», aseguró Ayaz. «Durante varias horas después del terremoto se sentían las réplicas y todos estábamos muy asustados de que llegará a nosotros. Nos sentimos en peligro todo el tiempo», añadió. Decenas de deportistas han fallecido en el siniestro.