Sunak destituye al presidente de los «tories» tras el escándalo por un caso de fraude fiscal

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El presidente del Partido Conservador y ministro sin cartera, Nadhim Zahawi
El presidente del Partido Conservador y ministro sin cartera, Nadhim Zahawi HENRY NICHOLLS | REUTERS

«Está claro que hubo una violación grave del código ministerial», señala el Gobierno británico sobre Nadhim Zahawi, que era ministro sin cartera en el Gabinete conservador

29 ene 2023 . Actualizado a las 18:04 h.

Integridad, profesionalidad y rendición de cuentas. Así prometió Rishi Sunak que sería su Gobierno nada más llegar a Downing Street en octubre y este domingo quiso dejar claro que esas promesas no se las llevó el viento al despedir, de manera fulminante, al presidente del Partido Conservador, Nadhim Zahawi, por sus problemas con el fisco británico.

La decisión la tomó el premier tan pronto como su asesor de asuntos éticos, Laurie Magnus, le entregó las conclusiones sobre el caso de Zahawi, que era ministro sin cartera en el Gabinete. La investigación determinó que Zahawi cometió una «violación grave» del código que rige la conducta de los miembros del Ejecutivo, porque no informó a Boris Johnson de que estaba siendo investigado por la agencia tributaria británica (HMRC) cuando este lo nombró titular de Economía el verano pasado, ni tampoco notificó a los siguientes mandatarios, Liz Truss y el propio Rishi Sunak, que había llegado a un acuerdo millonario con la hacienda británica para zanjar el asunto.

La revelación, por parte de la prensa, del acuerdo entre Zahawi y el HMRC, por el cual aceptó desembolsar 5 millones de libras (5,7 millones de euros) en impuestos pendientes por la venta de su participación en la empresa demoscópica YouGov, provocó una nueva tormenta política que no solo ha causado su despido, sino que también ha reforzado la tesis de que Sunak es un mandatario débil.

«Errores no intencionados»

La negativa de Zahawi a dimitir, pese a que admitió sus problemas fiscales, provocó malestar no solo en la oposición, sino entre sectores tories, que temían una reedición de los peores momentos de la gestión de Johnson, cuando el partido salía de un escándalo para entrar en otro. El ministro destituido aseguró que todo el asunto fue producto de «errores no intencionados».

La actitud de Sunak tampoco sentó bien entre los suyos. En un primer momento, el primer ministro defendió la designación de Zahawi, un acaudalado político de origen iraquí, muy popular entre los conservadores, porque fue el responsable de poner en marcha el exitoso plan de vacunación contra el covid-19, alegando que no había nada contra él. No obstante, a medida que las revelaciones se sucedieron, Sunak comenzó a marcar distancias. Sin embargo, el hecho de que no lo despidiera antes ha servido a la oposición para reafirmar su tesis de que el premier tiene demasiados compromisos dentro de su partido como para decisiones contundentes.

«Esto ha estado en los titulares durante días y ha estado causando un daño terrible al Gobierno, a él [Sunak] y al partido. Tuvo la oportunidad de deshacerse antes de Zahawi y no lo hizo, así que creo que se enfrentará a críticas internas por haber tardado tanto», vaticinó el popular Michael Portillo, quien fue ministro en los gobiernos del conservador John Major (1990-1997).

Las primeras encuestas del año revelan que la imagen de Sunak viene deteriorándose y que la brecha en la intención de voto entre los tories y los laboristas vuelve a ser de más de 20 puntos de ventaja.