Kaili confiesa que ordenó a su padre ocultar el dinero de sobornos cataríes

Olatz Hernández BRUSELAS / COLPISA

INTERNACIONAL

Eva Kaili, el pasado 22 de noviembre en la sede de la Eurocámara en Estrasburgo
Eva Kaili, el pasado 22 de noviembre en la sede de la Eurocámara en Estrasburgo REUTERS

Sabía de la actividad de su pareja y que había «maletas de dinero» en casa

21 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A medida que pasan los días los investigadores van cerrando el círculo en torno al Catargate y también en torno a la imputada de mayor rango en la trama, la exvicepresidenta del Parlamento Europeo Eva Kaili. Según el diario belga Le Soir, la eurodiputada griega habría confesado ante el juez que sabía de la existencia de grandes cantidades de dinero en efectivo en el apartamento que compartía con su pareja, el asistente europarlamentario Francesco Giorgi, también imputado por su implicación en el escándalo. Kaili habría admitido además que pidió a su padre que escondiera parte del dinero de su domicilio y que la policía encontró más tarde en un hotel del barrio europeo de Bruselas.

A falta de que comparezca ante el tribunal de primera instancia de la capital belga, cada vez son más los indicios que apuntan a la exvicepresidenta de la Eurocámara. Los 150.000 euros que se encontraron en bolsas en su casa y los 600.000 incautados a su padre sirvieron para que la policía pudiera detenerla hace dos semanas pese a su inmunidad parlamentaria, por haber sido apresada cometiendo un «delito flagrante». Según reconstruye Le Soir, tras la detención de Giorgi, Kaili «entró en pánico».

El juez de instrucción Michael Claise apuntó en la orden de arresto que «la acusada afirma que conocía la actividad de su marido con el señor Panzeri, y que por su apartamento pasaban maletas con billetes». Kaili se enfrenta, al igual que los otros tres imputados, a cargos de pertenencia a organización criminal, corrupción y blanqueo de capitales.

Con todo, la eurodiputada socialista aún no ha confesado su participación activa en la trama de sobornos de Catar y Marruecos para influir en las decisiones políticas y económicas del Parlamento Europeo, cosa que sí ha hecho su pareja. En su comparecencia ante el juez, Giorgi asumió su implicación y exculpó a Kaili. «Lo hice todo por un dinero que no necesitaba. Pero ahora liberen a mi pareja, debe estar con nuestra hija», suplicó al juez.

El líder de la trama

La versión del asistente europarlamentario y las pesquisas policiales apuntan al exeurodiputado Pier-Antonio Panzeri como cerebro de la trama. El italiano, al que se le incautaron 600.000 euros en efectivo, se habría servido de su oenegé Fight Impunity —fundada junto a Giorgi— para extender sus redes y llegar a más eurodiputados. Esta organización también contaba con algunos «miembros honorarios» como el excomisario de Migración griego Dimitris Avrammopulos y la exjefa de la diplomacia europea Federica Mogherini.

La mujer y la hija de Panzeri fueron detenidas la semana pasada en Italia por su implicación en el Catargate. El semanario alemán Der Spiegel, que tuvo acceso a varios documentos de la investigación, aseguró que ambas conocían los negocios ilícitos del exeurodiputado y que le habrían ayudado a transportar los «regalos» que recibía del embajador de Marruecos en Polonia, Abderrahim Atmun.

La Justicia italiana dio ayer luz verde a la extradición de la mujer de Panzeri a Bélgica. Sin embargo, su defensa ya ha asegurado que recurrirá esta decisión. En el caso de su hija, Silvia Panzeri, un tribunal de apelación italiano ha retrasado su entrega hasta enero por las «malas condiciones» de las cárceles belgas debido al gran número de encarcelados, que las tienen «saturadas».

Mientras, los investigadores tratan de averiguar si hay más implicados en el que ya es el mayor escándalo de la Eurocámara en los últimos tiempos. Giorgi y Panzeri señalaron durante los interrogatorios al eurodiputado socialista Marc Tarabella, quien ha alabado públicamente los avances en materia de derechos laborales de Catar. La policía registró su domicilio en una de las veinte redadas que llevó a cabo en Bruselas, pero por el momento sigue en libertad.