Putin refuerza su seguridad por miedo a ser asesinado por el fracaso de la guerra

anje ribera, D. MARTÍNEZ MADRID / COLPISA

INTERNACIONAL

El presidente ruso, Vladimir Putin
El presidente ruso, Vladimir Putin SPUTNIK | REUTERS

El líder ruso tiene probadores de comida y duerme en búnkeres bajo tierra

26 nov 2022 . Actualizado a las 12:33 h.

Los delirios imperialistas de Vladimir Putin le llevaron a invadir Ucrania y a involucrar a Rusia en una guerra fratricida. Era febrero y se sentía invencible de moral y borracho de sangre. Ahora, nueve meses y muchas derrotas después, comienza a descubrir el significado del miedo al verse atrapado en una espiral sin retorno y, según parece, condenada al fracaso.

Según fuentes de su entorno a las que han tenido acceso los servicios de inteligencia británicos, el presidente sospecha que ha perdido el dominio de la situación y que su liderazgo ya no es absoluto. Comienzan a surgir críticas a su política y su doctrina ya no es incuestionable. Ha quedado patente en varias reuniones del Estado Mayor del Kremlin e incluso en público.

La derrota no es una opción para ningún líder incuestionable. Quien lleva a su pueblo a la guerra luego perdida no tiene derecho al perdón en la historia de Rusia, y Putin lo sabe. Según las fuentes británicas, el líder ruso teme por su vida. Si la invasión se salda con derrota, significará su final. Una vía para derrocarlo sería un golpe militar por parte de la élite del Ejército, descontenta tras la destitución de ocho generales por no lograr en Ucrania los objetivos deseados tan rápido como se esperaba inicialmente.

El exagente del extinto KGB, de 70 años, tiene cada noche la misma pesadilla: no llegar a cumplir 71. Por ello en los últimos meses ha adoptado una dinámica de seguridad personal sin precedentes en el Kremlin por temor a una traición de uno de los suyos, aquellos de su entorno más cercano. Desde personal para degustar los alimentos antes de que él los pruebe a dormir cada noche en un búnker distinto. El pánico a ser envenenado atenaza a Putin. Quizá porque esta técnica de eliminación es una de las que dominaba con mayor destreza el KGB, como lo pudieron comprobar algunos de sus opositores. El personal de cocina es constantemente investigado y controlado por el servicio de seguridad y Putin incluso viaja con su propios salero, servilleta, cubiertos y vasos.

La obsesión por su propia seguridad y la gran desconfianza que tiene por los que lo rodean le lleva también a usar dobles ante el temor que tiene a ser asesinado.

Cinco refugios subterráneos

A la hora de dormir las precauciones incluso son mayores. Según la inteligencia de Londres, casi desde los primeros días de la invasión a gran escala de Ucrania, el líder de la Federación Rusa utiliza hasta cinco búnkeres subterráneos para descansar. El principal está situado debajo del Kremlin de Moscú. Fue construido durante la Guerra Fría y descubierto por el espionaje estadounidense hace varias décadas. Desde entonces su infraestructura ha mejorado constantemente y se ha fortalecido la protección antinuclear.

Además, según Washington, existe otra fortificación de similar resistencia en la capital, ubicada cerca de la Universidad Estatal Mikhail Lomonosov. Ambas contarían con suministro de alimentos, agua y medicamentos para meses. El funcionamiento autónomo de los sistemas de soporte vital también está garantizado. Las dos instalaciones están conectadas por un sistema de ferrocarril subterráneo con diferentes ramificaciones.

Otro refugio subterráneo de seguridad se ubicaría en la residencia estatal Novo-Ogaryovo, donde Putin ha vivido la mayor parte del tiempo durante los 22 años que lleva en el poder.

La ONU alerta de que millones de ucranianos se encuentran en condiciones de vida «extremas»

Apagón en Kiev. Dos días después de la lluvia de misiles que cayeron en la capital ucraniana y en otras regiones, la población aún sufre graves problemas de luz y agua a las puertas de un mes de diciembre que se espera más frío de lo habitual y con el peso de nueve meses de guerra. 15 de las 24 provincias del país continúan con severas dificultades, y la peor situación se encuentra en Kiev, donde aproximadamente el 50 % de los residentes siguen a oscuras. La tormenta de bombardeos rusos que desde principios de octubre se ha cebado con las infraestructuras eléctricas ha afectado sobremanera a los más débiles, los civiles.

«Millones de personas se ven sumergidas en condiciones de vida extremas y terribles» a causa de esta ofensiva rusa, afirmó este viernes el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, quien cifró en al menos 77 los civiles muertos desde el mes pasado en los ataques del Kremlin contra infraestructura crítica. «Tomado en su conjunto, esto plantea serios problemas según el derecho internacional humanitario, que requiere una ventaja militar concreta y directa para cada objeto atacado», agregó.

Moscú, aunque reconoce haber arremetido contra este tipo de instalaciones de gran importancia, niega que sus misiles tengan como objetivo a los civiles; su fin, asegura, es reducir la capacidad de Ucrania para luchar y empujar a su Gobierno, presidido por Volodímir Zelenski, a negociar la rendición y aceptar las condiciones de Vladimir Putin. Pero la realidad difiere de la versión rusa.

Millones de ciudadanos permanecen sin calefacción, electricidad ni agua a un grado centígrado, según marcaban este viernes los termómetros de Kiev, una tesitura que podría agravarse, ya que se prevé que este invierno las temperaturas caigan en picado hasta los veinte grados negativos en algunas regiones del país.

El conflicto armado no cesa y el Gobierno de Zelenski ya ha advertido a sus ciudadanos que se preparen para nuevos ataques del Kremlin y se abastezcan de agua y comida. Ucrania está sumida en la oscuridad, pero la población mantiene la esperanza. «La luz siempre vence a la oscuridad, y la verdad siempre vence a la mentira», declaró Zelenski en el vídeo diario en Telegram.