Xi y Biden coinciden en rechazar el uso de armas nucleares en Ucrania

María Puerto PEKÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Xi y Biden se estrechan la mano en su encuentro en Bali, en la víspera de la cumbre del G20 en Bali.
Xi y Biden se estrechan la mano en su encuentro en Bali, en la víspera de la cumbre del G20 en Bali. KEVIN LAMARQUE | REUTERS

Su primer cara cara como presidentes sirvió para rebajas tensiones, pese a sus diferencias comerciales y sobre Taiwán

15 nov 2022 . Actualizado a las 06:01 h.

Sin mascarilla y con un firme apretón de manos Xi Jinping y Joe Biden se saludaron ante la prensa antes del inicio de su primer encuentro cara a cara desde que ambos son presidentes. Los líderes de China y Estados Unidos intentaban romper el hielo, conscientes de la necesidad de rebajar la escalada de tensión entre las dos potencias que pasan por el peor momento de sus relaciones en décadas.

Desde la Casa Blanca se ha asegurado que la reunión de más de tres horas fue sincera y trató una amplia gama de temas problemáticos, pero consiguieron alcanzar acuerdos para restablecer conversaciones sobre políticas macroeconómicas, comercio, seguridad alimentaria y lucha contra el cambio climático.

El presidente chino aseguró que las actuales relaciones entre Pekín y Washington no responden a los intereses fundamentales de los dos países y no es lo que espera la comunidad internacional.

Ambos líderes hicieron equilibrios para defender sus respectivas posiciones sobre el tema más espinoso: Taiwán. Biden confirmó a Xi que su posición hacía la isla no ha cambiado y no aceptará un cambio unilateral de su statu quo. También mostró sus objeciones por las «acciones coercitivas y cada vez más agresivas de China hacia Taiwán». Los medios de Pekín destacan que Xi Jinping advirtió a su homólogo estadounidense que Taiwán es parte de China y «una línea roja que no se debe cruzar», también declaró que espera que EE.UU. respete los acuerdos y no apoye la independencia de la isla. 

A pesar de que China sigue sin condenar la invasión de Ucrania, los dos líderes se mostraron de acuerdo en que nunca se debe librar una guerra nuclear. Ambos mostraron su oposición a las amenazas de usar armas atómicas en ese conflicto.

La larga reunión también ha permitido a Biden mostrar su preocupación por las violaciones de los derechos humanos en Xinjiang, Tíbet o Hong Kong.

Guerras comerciales y tecnológicas

Desde el lado chino se hizo énfasis en que las guerras comerciales o tecnológicas «no sirven a los intereses de nadie» y socavan los principios de la economía de mercado y las reglas del comercio internacional. Xi destacó que las dos economías se necesitan y están «profundamente integradas». Un resultado directo del éxito del encuentro es el anuncio de que el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, viajará a Pekín para continuar las conversaciones.

La entrevista se realizó en vísperas de la cumbre del G20 que se celebra este martes y miércoles en la isla indonesia de Bali y reúne los líderes de las principales economías desarrolladas y emergentes del planeta.

Xi Jinping llegó el lunes por la mañana a la paradisíaca isla acompañado de su mujer, Peng Liyuan, y su equipo. Es el primer viaje internacional que realiza tras ser elegido para un tercer mandato al frente del partido y del país.

Para el presidente estadounidense era el tercer día de su gira asiática. Viajó desde Nom Pen, la capital de Camboya, donde mantuvo encuentros con los miembros del ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) y les cortejó con inversiones. Washington intenta contrarrestar la influencia de China que ya es el primer socio comercial en la región.

«No es necesario que haya una nueva guerra fría» 

Bali fue este lunes el escenario de la primera reunión presencial entre los dos presidentes desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca a principios del 2021, aunque han mantenido cinco conversaciones por videoconferencia. Durante estos dos años las relaciones entre las dos potencias se han ido deteriorando y acumulando desencuentros. Además de la guerra comercial, los intereses geoestratégicos han abierto una importante brecha entre los dos países hasta normalizar la expresión de nueva Guerra Fría para definir las relaciones. Tras la reunión Biden insistió en defender en que «no es necesario que haya una nueva Guerra Fría».

Su Administración ha mantenido los aranceles impuestos por Trump a las exportaciones chinas y ha aumentado la presión contra sus tecnológicas aprobando nuevas restricciones al acceso de microchips avanzados. Pekín interpreta estas medidas como un intento de bloquear su desarrollo y evitar que su economía supere a la estadounidense en el liderazgo mundial.

La decisión de Washington de recuperar protagonismo en Asia-Pacífico y la emergencia de China han propiciado la confrontación. EE.UU. intenta contener a China con una serie de alianzas estrategias con otros países asiáticos como Japón, Corea del Sur, Australia y la India. Por su parte Pekín ha trenzado una sólida red de asociaciones con su proyecto de nueva Ruta de la Seda que ha regado con inversiones en infraestructuras el sudeste asiático y el Asia Central.

Sin embargo, es el tema de Taiwán el que está en el centro de las hostilidades. Ningún presidente hasta la llegada de Biden había hecho declaraciones tan contundentes de apoyo al status quo de Taiwán y se había comprometido en su defensa si era invadida. Por la parte china, Xi Jinping ha reiterado que no renunciaran al uso de las armas para reunificar Taiwán. En la rueda de prensa, Biden señaló que no cree «que haya ningún intento inminente de China de invadir Taiwán»,

La visita, a principios de verano, de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, marcó un punto de inflexión en las relaciones. El Gobierno chino contestó con un gran despliegue de ejercicios militares, incluido fuego real y el bloqueo por mar de la isla.