España está vigilante ante los gestos de distensión entre Marruecos y Argelia en plena crisis energética

CRISTINA VALLEJO MADRID / COLPISA

INTERNACIONAL

Pedro Sánchez y el Rey Mohamed VI de Marruecos en el Palacio Real de Rabat, en una imagen de archivo.
Pedro Sánchez y el Rey Mohamed VI de Marruecos en el Palacio Real de Rabat, en una imagen de archivo. MARISCAL | EFE

El rey Mohamed VI no ha asistido a la cumbre de la Liga Árabe que se celebra en Argel, pero ha invitado al presidente de su país vecino para tratar de limar asperezas, mientras el gas argelino recupera el liderazgo de las importaciones españolas

03 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Marruecos y Argelia continúan con los tiras y aflojas en sus relaciones diplomáticas dirigidos a limar asperezas. Al menos eso es lo que tratan de mostrar en sus manifestaciones públicas. Y ello, no sin dificultades, altos en el camino y algún que otro desplante, lo que mantiene alerta a España por las consecuencias económicas en plena crisis energética.

Una situación que también está contaminada por el viraje que ha imprimido en política exterior el Gobierno de Pedro Sánchez, al ponerse del lado marroquí y de su propuesta como vía de solución del conflicto histórico sobre el Sáhara. No es menor este cambio de opinión del Ejecutivo español, puesto que ahora mismo Argelia y Marruecos se disputan la hegemonía en el Magreb y las actuaciones de España se entienden dentro de una lógica de suma cero, es decir, acciones de política exterior que se leen a favor de uno de los dos países se interpreta que perjudican al otro.

Argelia rompió relaciones diplomáticas con Marruecos en agosto del 2021 a cuenta, precisamente, del conflicto del Sáhara Occidental, tras la ruptura a finales del 2020 del alto al fuego entre Marruecos y el Frente Polisario, este último estrecho aliado de Argel. Y, ante el cambio de posición de España sobre la excolonia, amagó con acciones económicas contra el país.

Pero de vez en cuando se atisban esfuerzos, más en la dialéctica que en la práctica, por la recuperación de la buena vecindad entre los dos países, algo que tendría consecuencias también favorables para España. El pasado agosto, el rey Mohamed VI declaró su interés por restablecer relaciones con Argelia. Hace un mes, el ministro argelino de Justicia viajaba a Rabat para invitar a Mohamed VI a que acudiera a la cumbre de la Liga Árabe, que se celebra estos días en Argel.

El monarca alauita terminó declinando esa invitación por la vía de los hechos. No se desplazó a la capital de su país vecino, pero sí lo hizo el titular de Asuntos Exteriores de su Ejecutivo, que aprovechó, además, para lanzar, también a la comunidad internacional, la invitación de Mohamed VI al presidente argelino, Abdelmayid Tebún, para conversar en territorio marroquí.

Si ese encuentro entre el rey de Marruecos y el presidente de la república argelina no tuvo lugar en Argelia aprovechando la reunión de la Liga Árabe, argumentan desde Marruecos, es porque no había garantías de que se pudiera producir un encuentro bilateral al más alto nivel entre los dos países.

Pero los gestos dialécticos a veces no se compadecen bien con las acciones y Argelia puede apreciar que Marruecos sigue atentando contra su seguridad nacional y contra sus intereses estratégicos, por su posición sobre el Sáhara y también por su reconocimiento de Israel y las relaciones que se están profundizando con este último Estado en materia de defensa. Ello, sobre todo, a partir de que el Gobierno de Donald Trump reconociera la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, uno de cuyos precios a pagar por Rabat fueron unas nuevas relaciones amistosas con Israel.

Las relaciones internacionales y el gas La ruptura de las relaciones entre Argelia y Marruecos -o las dificultades en las negociaciones para renovar un contrato que vencía en el 2021- tuvo consecuencias económicas para España: el pasado noviembre Argelia confirmó el cierre del gasoducto del Magreb, lo que implicaba que ese país dejaba de enviar gas a la península ibérica.

Las importaciones de gas argelino se desplomaron en el peor de los momentos, en una crisis energética sin igual. Entre enero y agosto del 2021, las importaciones de gas procedentes de Argelia representaban el 47,3 % del total. En el mes de agosto de ese año, se importaron de ese país 12.432 GWh, frente a los 5.241 que provenían de Estados Unidos. Pero en el mes de diciembre, tras el cierre del gasoducto, la importación de gas argelino había caído hasta los 8.260 GWh, mientras que las compras a Estados Unidos iban camino a duplicarse frente a las cifras previas, al superar los 9.500 GWh.

En agosto del 2022 las importaciones de gas argelino apenas suponían el 24,4 % del total, prácticamente la mitad de lo que representaban un año antes. El gas argelino, por tanto, había cedido a Estados Unidos el primer puesto en volumen de importaciones de España. El pasado agosto, el combustible estadounidense pesaba más de un 31% del total de compras efectuadas por España.

España, por tanto, vigila las relaciones entre Argelia y Marruecos. Su complicación se anticipó al cambio total de la tradicional posición de España sobre el conflicto del Sáhara, un viraje que se conoció, además, de la mano, no del Ejecutivo español, sino por Marruecos, que publicó una carta que Pedro Sánchez le enviaba a Mohamed VI en la primavera del 2022.

En ella, el presidente español afirmaba que la propuesta de la autonomía para resolver el conflicto saharaui es la «base más seria, realista y creíble», frente a la anterior posición, que abogaba por una solución política justa y mutuamente aceptable por las partes en el marco de Naciones Unidas. La enemistad entre los dos países norteafricanos puede tener más consecuencias sobre la economía española, ya que Argelia ha amenazado a España con cortar todas sus ventas de gas en el caso de que parte de éstas se revendan a Marruecos.

El gas argelino vuelve a liderar las importaciones En todo caso, en este último mes de septiembre se han vuelto a cambiar las tornas en lo que a las importaciones de gas se refiere. Y es que el combustible argelino ha vuelto a ocupar el primer puesto dentro de los que se suministran a España: supuso el 25,4 % del total de las compras, frente al 17,1 % que representó el gas estadounidense. Aunque, en el conjunto del año, entre enero y septiembre, el gas argelino supone el 24,5 % del total de importaciones, por debajo todavía del 30,5 % que explican las procedentes de Estados Unidos.

Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica reiteran lo que ha venido diciendo el Gobierno español: Argelia es un «socio fiable y que cumple con sus compromisos». Achacan el incremento de las importaciones a un contrato de suministro con Naturgy. «Comparando los datos estadísticos de Enagás hasta el mes de septiembre, último publicado, el orden de magnitud del suministro argelino es similar al de otros años», valoran desde el departamento que dirige la vicepresidenta Teresa Ribera.

Los expertos consideran que sería importante que se revirtiera el proceso de desintegración regional que están protagonizando Argelia y Marruecos, al tiempo que señalan como también importante que se camine hacia un horizonte en el que no se imponga una solución a los conflictos sobre los intereses y los deseos de los demás actores.